Por Dafne Melo. El Tribunal Russel, que juzga los crímenes aplicados sistemáticmente contra distinos pueblos del mundo, condenó a Israel por someter al pueblo palestino a apartheid
“El Tribunal concluye que Israel somete al pueblo palestino a un régimen de dominación institucionalizado que corresponde a un apartheid, conforme a lo definido por las leyes internacionales”. Esta fue una de las conclusiones de la tercera sección del Tribunal Russell sobre Palestina, realizado entre los días 5 y 7 de noviembre, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
La sesión fue abierta por uno de los íconos de la lucha en contra el apartheid en Sudáfrica, el reverendo Desmond Tutu. “Para nosotros ha sido siniestro y agonizante ver de nuevo lo que pasaba acá”, dijo en la apertura del evento. Durante dos días expusieron decenas de especialistas y activistas de distintas nacionalidades. Entre los nueve jurados se encontraban el irlandés y ganador del Nobel de la Paz Mairead Corrigan Maguire, el activista y escritor sudafricano Ronnie Kasrils, el juez de la suprema corte española Jose Antonio Martin Pallín, la ex congresista estadounidense Cynthia McKinney el ex ministro de Cultura de Mali Aminata Traore, entre otros.
El Tribunal Russel fue concebido y creado en 1966 por el filósofo británico Bertrand Russell, con apoyo del escritor francés Jean-Paul Sartre. En esa época el objetivo era juzgar los crímenes de guerra cometidos en la Guerra de Vietnam.
Entre 1973 y 1976 una nueva edición del tribunal popular fue realizada sobre el tema de las dictaduras latinoamericanas, en especial la chilena y la brasileña. El evento fue retomado, décadas después, en 2004, para discutir la guerra en Irak.
Desde 2010 están siendo realizadas sesiones sobre Palestina. La primera, en Barcelona, tuvo como eje las complicidades y omisiones de la Unión Europea. La segunda, en Londres, se dedicó a develar la complicidad de las transnacionales en los crímenes de guerra y en las violaciones de derechos humanos y de las leyes internacionales humanitarias por parte de Israel.
La iniciativa cuenta con el apoyo de una extensa lista de personalidades de todo el mundo: el Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel, el activista paquistaní Tarik Ali, el profesor estadounidense Noam Chomsky, la canadiense Naomi Klein, el escritor Eduardo Galeano, los cineastas ingleses Mike Leigh y Ken Loach y el futbolista francés Eric Cantona, son algunas de las personalidades destacadas de una lista de patrocinadores que cuenta con cerca de cien nombres.
Mucho más que opresión
Para Frank Barat, uno de los organizadores del Tribunal, es esencial avanzar en la caracterización del régimen israelí . Ya no basta solamente con decir “Israel es culpable de violar leyes internacionales”, “la ocupación debe detenerse” o “las negociaciones quedaron en nada para los palestinos”. “Nuestro objetivo es avanzar en el debate y entender la cuestión de fondo y la raíz del problema que ocurre en Palestina. No se puede esperar que la gente se involucre y entienda mejor la cuestión si no hacemos nosotros el trabajo duro”.
El foco debe ponerse en el concepto de apartheid, continúa Barat, porque esto permite abarcar las inumerables manifestaciones de la opresión a la que son sometidos los palestinos. Barat entiende el problema no como un conjunto de opresiones aisladas sino como parte de un sistema global de discriminación y opresión.
Una de las primeras tareas del Tribunal fue explorar el concepto de apartheid conforme a la legislación internacional, después identificar la forma en que esto se manifiesta en la realidad los palestinos, no solamente de los que están en la Franja de Gaza o Cisjordania sino también de los que viven en Jerusalén, en Israel y de los que se encuentran refugiados en otras partes del mundo.
Según la activista Ingrid Jaradat Gassner, una de las expositoras en el Tribunal y codirectora de la organización Badil, que se dedica al tema de los refugiados, el concepto “fue definido en dos convenciones internacionales: la Convención Contra el Apartheid de 1973 y en el Estatuto de Roma de la Corte Criminal Internacional”. En ambos el apartheid se define como “un sistema de discriminación y opresión institucionalizado impuesto por un grupo a otro, con objetivo de ejercer dominación”.
Durante las exposiciones del Tribunal, entre los días 5 y 7 de noviembre, se relataron múltiples casos e historias de violaciones, segregación y abusos por parte de Israel.
Numerosos judíos e israelíes críticos del sionismo estuvieron presentes. El gobierno israelí fue invitado pero decidió ignorar al Tribunal. “Mandamos cartas, correos electrónicos y faxes a la oficina de Shimon Peres, presidente israelí, pero nunca obtuvimos ninguna respuesta. Eso demuestra, en mi opnión, que Israel y sus aliados perdieron la moral, legal e histórica. Ellos no tienen más argumentos para defenderse. Lo único que tienen es el apoyo de los EEUU y el uso de la violencia. Pero eso va a cambiar un día”, evaluó Frank Barat.
Opresión cotidiana
El uso del término apartheid para describir el régimen al que son sometidos los palestinos es combatido y evitado no solamente por Israel sino también por cancilleres y funcionarios de las Naciones Unidas. Ingrid Jaradat Gassner explica: “El apartheid constituye un crimen internacional y los países de las Naciones Unidas estarían legalmente obligados a actuar para suprimir el régimen y castigar a los responsables”.
Sin embargo, una mirada a la realidad de los palestinos demuestra que el concepto tiene respaldo en la realidad y que sobran ejemplos de cómo se presenta la segregación. Uno de los símbolos de esta política es el muro que Israel comenzó a construir en 2004, aislando a Cisjordania. El muro es vigilado en toda su extensión y las entradas y salidas controladas por el ejército israelí, por medio de bloqueos militares conocidos como “chekpoints”.
La detención ilegal de palestinos en territorio israelí, el control de las rutas y del acceso a agua, los desalojos forzados y las demoliciones de casas palestinas, la imposibilidad de los refugiados (5 millones 700 mil en todo el mundo, lo que equivale al 67% del total de palestinos en el globo) de ejercer su derecho de retorno, el bloqueo y los bombardeos a la Franja de Gaza, son algunos de los ejemplos de cómo opera en la práctica la política de apartheid.
Para Frank Barat, la edición del Tribunal permitió abordar detalladamente cada una de esas cuestiones. “Tuvimos la oportunidad de que los palestinos contaran su historia a un público global”, comenta Barat, quien considera a la sesión sudafricana como la mejor de las realizadas hasta el momento. Mientras que en Bracelona y Londres se discutieron cuestiones más puntuales, en Ciudad del Cabo fue posible visibilizar la cuestión de manera más integral. “El hecho de que se realizara en Sudáfrica tuvo mucho que ver con el éxito y con el éxito del evento. Muchos activistas anti apartheid, conocidos y con mucha experiencia, participaron y nos ayudaron mucho”.
Los resultados del Tribunal y la cobertura están disponibles en la página de internet www.russelltribunalonpalestine.com, que fue atacada por hackers días antes del inicio del evento pero que ya se encuentra online nuevamente.