En 2011, dos jóvenes consiguieron escaparse del hotel Caribe II, en la Ruta Nacional 14, donde intentaban someterlas a la explotación sexual en contra de su voluntad.
Por Kike Ferrari. Los dos imputados que quedaban por el caso de trata de dos chicas correntinas –una menor– en Paraná, Entre Ríos, recibieron condenas de tres y cinco años. Ambos quedaron en libertad.
El pasado 11 de julio, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Paraná –Noemí Berros, Roberto López Arango y David Chaulet– condenó a Sergio Raúl Tito Cardozo, de 29 años, por “trata de una persona mayor de 18 años y trata de una menor, en concurso real con el suministro gratuito de estupefacientes para el consumo, agravado por ser en perjuicio de una menor de 18 años” y a Antonio Gabriel Tony Nonino a tres años de prisión condicional y una multa de 100 pesos por ser “partícipe secundario del delito de trata de persona mayor de 18 años, en concurso real con tenencia simple de estupefacientes”. En el juicio declararon 25 testigos, incluyendo a policías y los propios imputados.
Lo llamativo es que, pese a la gravedad de los cargos, las condenas fueron de cinco y tres años. Y que los dos quedaron en libertad. En el caso de Cardozo porque no le fue revocada la excarcelación -sólo quedaría detenido si la condena quedara firme- y en el de Nonino porque una las condenas de tres años o menos son de cumplimiento condicional. La tercera imputada, María Emilia Altamirano, quien fuera pareja de Cardozo, ya había quedado libre cumpliendo una probation.
Más llamativo aún es que el fiscal José Candioti, quien sostuvo y probó ante el tribunal, que se llevaron a cabo la captación -entendido como primer momento en la trata– como el acogimiento y el delito de tenencia simple y suministro de estupefacientes, en la etapa del ablandamiento, relacionando la droga con la trata de personas a la que calificó como “la moderna esclavitud”, haya pedido apenas seis años de prisión para Cardozo, por ambos delitos, y cuatro años y seis meses para Nonino, por trata, además de la prisión preventiva para ambos más una multa de 500 pesos.
Florencia Alcaraz, periodista policial especializada en temas de género, dijo en diálogo con Marcha que le llamó la atención que la condena sea “tan poco”.
Los hechos
La noche del 12 al 13 de abril de 2011 dos jóvenes –Daniela, de 18 años, y Laura, de sólo 17– llegaron a la terminal de ómnibus Chajarí, Entre Ríos, desde Paso dela Laguna, Corrientes, por un trabajo a envasando cítricos que Cardozo le había ofrecido a Laura. De ahí fueron hasta la casa de Nonino (que oficiaba de remisero) en donde tomaron cocaína y alcohol. A la tarde llegó Nonino y se fue Cardozo. Entonces las chicas quisieron salir y Nonino no se los permitió.
“Me pidieron ir a dar una vuelta, pero les respondí que Tito me había dicho ‘que no salgan’”, declaró Nonino durante el juicio, aunque intentó atajarse: “En ningún momento las obligué”.
Más tarde Cardozo volvió y las chicas y él se fueron (una vez más los llevó Nonino en su remís) al bar Viejo Bueno.
Durante su alegato Cardozo señaló: “Pasé a buscar a las chicas y fuimos al pub El viejo bueno, donde estaba el comisario Noya. Si yo tuviera dos chicas secuestradas, no estaría donde está el comisario”.
Lo cierto es que fue ahí donde Cardozo les dijo a las chicas que tendrían que prostituirse. Y, según declaró una de ellas, les aclaró que “si se quedaban tranquilas iban a estar bien”.
De ahí las llevó a otro bar, el Comas.
Uno de los testigos, Hugo Orlando Alarcón (“yo quiero ayudar a mi amigo (Cardozo) para que quede libre”, dijo) señaló que en el Comas “ellas iban al baño con total libertad”. Aunque –pese a las repetidas preguntas de la jueza Berros– no supo explicar qué quiso decir con eso. Otro de los testigos amigos de Cardozo reforzó la idea de trata: “se la podía sacar para pasar una noche”, dijo refiriéndose a Laura.
Más tarde Cardozo llamó nuevamente a la agencia de remises en la que trabajaba Nonino para llevar a las muchachas al hotel Caribe II, en la Ruta Nacional 14 de las afueras de Chajarí.
Aunque en un primer momento lo negó, finalmente Matías Galleguillo, el operador de radio de la empresa de remises, reconoció que sabía que iban al hotel.
Una vez en la habitación 303 del Caribe II, Cardozo encerró a las chicas y salió a buscar un cliente.
Este resultó ser el camionero Emanuel Isaac, a quien Cardozo conocía hacía apenas quince días, pero decía haberle prestado 200 pesos, para justificar la transacción comercial.
“Fui al hotel porque me llamó la atención que me ofrezca dos mujeres (…) entré para ver qué había, qué tenía”, reconoció Isaac, aunque trató de despegarse argumentando que todo parecía ser una broma porque “el mensaje decía ja ja ja”.
Fue mientras Cardozo se encontraba afuera que las chicas pudieron pedir ayuda y así la policía –al mando del comisario Fabio Ariel Noya– rescató a las jóvenes y detuvo a los imputados.
Ahora, poco más de dos años después, una exigua condena los volvió a dejar en la calle.