Por Carlos González*
Frente al ajuste sobre las y los trabajadores que profundizó el gobierno de Macri, el panorama del sector metalúrgico luego de las paritarias insuficientes que cerró la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
Es sabido a eta altura, que la devaluación, los tarifazos y la suba de precios internos provocados en estos seis mees del gobierno de Cambiemos acentúan la incidencia de la pobreza y el hambre. En tanto, la pérdida salarial provoca una caída en el consumo popular (4,8% en el primer trimestre) y en la producción de bienes de consumo masivo.
En este marco la UOM, como la mayoría de los sindicatos, cerró paritarias a la baja. El sector metalúrgico cerró su acuerdo el 10 de mayo, en un 33% (en tres cómodas cuotas), y que se hará efectivo plenamente recién en marzo de 2017. Así, este acuerdo queda lejos de la inflación interanual que de mayo a mayo supera el 40%.
Rama 21
Este acuerdo fue homologado por el Ministerio de Trabajo de la Nación el 17 de mayo, menos la denominada Rama 21 “Siderurgia” (Acindar, Siderca y Siderar), agrupadas en la CAA (Cámara Argentina del Acero). Por esta negativa, los trabajadores siderúrgicos tienen congelados sus salarios desde julio de 2015.
Esta estrategia empresarial de los grandes grupos económicos (hecho que la UOM viene cediendo hace años) termina dividiendo en la negociación salarial a los trabajadores metalúrgicos. El conflicto que obligó a la UOM a iniciar un plan de lucha se relaciona con que, pasados dos meses, los grandes grupos se niegan a reconocer el aumento salarial en los básicos de convenio y luego trasladar los mismos porcentajes al salario conformado, lo que venía ocurriendo desde que se reabrió la paritaria en 2004. Así, este acuerdo se trasladaba a las diferentes Plantas para la discusión, dado que en general las voces son diferentes. Demás está decir que sin negociación del conformado, hay un impacto negativo en los salarios de los trabajadores.
Lágrimas de cocodrilo
En este contexto, los grandes grupos que componen la CAA argumentan la situación de baja producción, crisis, apertura de importaciones, etc., y señalan que Siderca opera en alrededor de un 30% de su capacidad y afronta 2.300 suspensiones rotativas hasta el año venidero; mientras que Acindar lo hace al 50% de su capacidad, con suspensiones rotativas hasta marzo de 2017. En tanto que Siderar ronda alrededor del 80-85% de su capacidad.
El sector siderúrgico está controlado por dos grandes corporaciones Acindar: por el grupo Arcelor Mittal (principal productor de acero del mundo) y el grupo Techint (Tenaris y Ternium) principal Holding industrial del país. El grupo Techint se orientó a través de TenarisSiderca como proveedor de materiales de infraestructura para la industria petrolera (fundamentalmente tubos sin costura), y desarrolló una fuerte estrategia de inserción internacional que hoy, efectivamente, redujo la producción producto de la caída del precio del barril del petróleo. Por otro lado, TerniumSiderar se especializó en la fabricación de laminados en frío y caliente. También en productos de alto valor agregado como aceros recubiertos, galvanizados, pintados y estañados. En tanto, Acindar se orientó a la producción de materiales para la construcción y para el sector agropecuario.
Pero en este desarrollo lo que ocultan es que en los últimos años vienen presentando tasas de ganancia extraordinarias, muy superiores a otras acerías en el mundo. Durante este último período, la productividad sectorial creció alrededor de un 20 por ciento de la mano de una intensificación y precarización del uso del trabajo (reducción de personal, tercerización de distintas áreas de producción y servicios, etc.).
Techint es claramente quien marca el paso. Este grupo, que siempre dependió del Estado, que se expandió fuertemente con la privatización de Somisa (fábrica que prácticamente regalaron), que se endeudó durante la dictadura y fue una de las más favorecidas cuando los militares –con Cavallo en el Banco Central– estatizaron la deuda de las grandes empresas, desaparecía delegados y trabajadores luchadores; en la década de 1980 se benefició con la “promoción industrial” y recibió distintos tipos de prebendas; y hasta con el gobierno de Kirchner fue el grupo que más aprovechó los proyectos de inversión que estaban destinados, supuestamente, para las pequeñas industria (en sólo dos proyectos recibió 137 millones a bajo interés para invertir). De esta forma, se fue transformando en una multinacional con fuertes inversiones en todo el mundo.
Pero este avance del monopolio tiene otra cara: la precarización laboral. En Somisa eran necesarias 12 horas hombres para producir una tonelada de acero líquido, y hoy lo realizan con solo 3 horas hombres. Pero, además, antes esas horas hombres eran de personal de planta permanente con todos los beneficios, hoy en las siete plantas de Ternium Siderar trabajan 10.000 trabajadores de los cuales 5.000 son de planta permanente con todos los beneficios y mejores salarios, y la otra mitad son tercerizados, divididos en más de 20 empresas, con salarios que promedian la mitad de un efectivo, en peores condiciones de seguridad e higiene (de los últimos 10 accidentes fatales, el 80% eran tercerizados), etc.
Sindicatos y negocios
La vieja dirigencia de la UOM cedió, desde hace tiempo, a los planteos de los grandes grupos siderúrgicos. Un ejemplo es que aceptó la negociación por Rama como un primer paso de un nuevo convenio colectivo del sector, que es un viejo anhelo de las patronales.
Hace años que los dirigentes están más preocupados por los negocios que por las condiciones de trabajo y el salario de las bases metalúrgicas; o por los fondos de las obras sociales y –como se los viene investigando desde la justicia– el reparto de los fondos del seguro de sepelio. Esos mismos dirigentes son los que en la última paritaria acordaron un monto para “capacitación” de $ 532 por cada trabajador, esté o no afiliado al sindicato. De esto se deduce que sus desvelos pasan por otro lado, en todas las seccionales del conficto: Campana, La Plata, Quilmes, Morón, La Matanza, San Nicolás y Villa Constitución. Esta situación alcanza también a los nuevos referentes del gremio, como el caso de Abel Furlán de la seccional Campana, que en lugar de reclamar por los despidos y suspensiones de efectivos y tercerizados, se ocupó de defender la entrada de acero desde China.
Plan de Lucha
Ante la presencia de dirigentes más preocupados por sus negocios que por la situación de los trabajadores, y la negativa patronal, se dio comienzo a un plan de lucha. Comenzó con una movilización de delegados e instalación de una carpa frente al edificio de Techint en Retiro los pasados 15 y 16 de unio; y continúa esta semana, con bloqueos en la puerta de Siderar, Siderca y Acindar y un paro de 24 horas y movilización al edificio Catalinas en Retiro el martes de la próxima semana.
Queda claro que no quieren el protagonismo a las bases. Pero el cerco que los dirigentes quieren imponer, se empieza a romper: se realizan asambleas y los trabajadores exigen tomar medidas más contundentes. Así se impulsan acciones más democráticas y organizadas por los propios trabajadores, involucrados en el desarrollo de la lucha y del trabajo cotidiano.
*Obrero metalúrgico