"Por un fútbol mejor para todos", reza la bandera que sostienen jugadores de Vasco y Gremio.
Los jugadores de la primera división de Brasil organizaron una protesta simultánea en siete partidos, pasándose la pelota sin atacarse, en protesta por las condiciones laborales. El reclamo se refiere en particular al exceso de partidos.
“Estamos diciendo claramente: la dictadura se acabó”. La dictadura de la televisión y los sponsors, y del Mundial 2014, es la que el mediocampista del Flamengo, Elías, da por terminada. Los jugadores de la Serie A del Brasileirao, la primera división del fútbol de aquel país, se organizaron en un movimiento denominado Bom Senso FC (Buen Sentido, o Sentido Común, en portugués), y protestaron de manera conjunta en pleno campo de juego, durante la jornada del pasado miércoles.
En el partido más destacado de la fecha, Sao Paulo – Flamengo, comenzaron el juego abrazados en el centro de la cancha y se pasaron la pelota sin atacarse, ante un Morumbí repleto. Rogerio Ceni, el histórico arquero del equipo paulista, es otro de los líderes de Bom Senso: “No estamos reivindicando salarios”, dice, ante los ataques que hablan de una “huelga de ricos”, “lo que queremos es mejor el fútbol, como un todo. Somos comprensivos de cara al 2014, año del Mundial. Pero no queremos un 2015 solo de palabras”.
El fútbol brasileño tiene una organización que recuerda lejanamente a la que se utilizó en la Argentina entre 1967 y 1985, época de los antiguos Nacionales. Entre enero y mayo se disputan los llamados “estaduales”, torneos por estado, que permiten que gran cantidad de equipos chicos se crucen con los grandes de su estado. Y en la segunda mitad del año, entre mayo y diciembre, se juega el Brasileirao, con 38 partidos –los mismos que en Europa o en Argentina se producen en el doble de tiempo-.
Es por esta razón que el pedido de Bom Senso hace importante énfasis en los jugadores de los equipos chicos, que disputan los estaduales y luego no tienen competencia durante medio año: “Hay una necesidad de hacer un calendario mucho mejor. Con más futbolistas empleados, que jueguen todo el año”, explica Ceni. Este pedido, a la vez, se cruza con el de los integrantes de los equipos más importantes, que si juegan competencias internacionales pueden llegar a participar en unos setenta partidos en un año.
“Queremos vacaciones y más tiempo de pretemporada, pero no es lo único que pedimos. Una mayor participación de los clubes chicos haría un mejor Brasileirao para todos”, finaliza el arquero goleador del Sao Paulo, de 40 años, que conoce las dos caras de la moneda, ya que debutó como futbolista jugando el Campeonato Matogrossense con el débil Sinop Futebol Clube.
Es lógico y a veces inevitable olvidar que los jugadores de fútbol son, antes que nada, trabajadores. Ver los números rimbombantes que se mueven en las grandes ligas de Europa, los millones que reúne Messi o los megaeventos que son las Copas del Mundo, es difícil notar, que detrás del brillo y las grandes estrellas, hay una serie de “hormigas”, que ganan un salario que apenas alcanzar para vivir, utilizando la pelotita como medio. Ellos no salen en las publicidades de Adidas.