Por Iván Barrera / Opinión Gráfica por Malen Di Santo
Cambiemos dio por terminada la corrida cambiaria más importante de su mandato. Festeja el establishment mientras los medios hegemónicos enaltecen el heroico accionar del gobierno. Una vez más, el costo de la bicicleta y la especulación financiera la pagará el pueblo. Una vez más el gobierno busca salir del pozo cavando.
El gobierno superó una prueba más. Logró esquivar el día más complicado de su mandato dando la mejor señal para el mercado. Quedo a las claras que el gobierno va a hacer todo lo que el establishment solicite al costo que sea. El dólar se planchó en 25 y se logró contener la fuga de LEBAC. ¿Cuáles fueron las claves?
El gobierno ofreció 5 mil millones de dólares a USD 25 para sostener ese tipo de cambio. De ese monto total, 1,5 mil millones se fugaron solamente entre lunes y martes. En total, se suman 9 mil millones de dólares de reservas fugados entre marzo y mayo con el único objetivo de sostener la fuga de capitales y estabilizar el precio de la divisa.
Por otro lado, durante el fin de semana se dieron negociaciones entre banqueros y el BCRA acordando condiciones favorables al sector financiero para que este no le suelte la mano al gobierno. Se redujo el encaje bancario -es decir, la cantidad de dinero que deben mantener los bancos inmovilizados para poder responder ante distintas necesidades-, para que estas entidades puedan renovar sus tenencias en LEBAC. A su vez, se negoció con privados y los organismos públicos hicieron su aporte.
Pero lo más curioso de esta nueva jornada de endeudamiento y fuga de capitales fue la nueva emisión de deuda del tesoro nacional. Se emitieron alrededor de 3 mil millones de dólares de deuda en Bonos del Tesoro a pagar en 2023 y 2026, cuyo particular nombre es BOTE. El gobierno se regocijó en estos botes salvavidas y lo consideraron como un voto de confianza.
El gobierno cambiemita ya se quiere mostrar como el mejor alumno ante la directora del FMI y salió a hacerle frente a la crisis para que establishment financiero no se lleve ni un rasguño, de todos modos siempre hay un pueblo que puede soportar un poco más.
El resultado de la fecha fue la renovación total de las LEBAC, con una toma adicional de 5 mil millones de dólares por parte de este bono y los 3 mil millones en forma de BOTE. Claro que nada es gratis en la vida y las nuevas colocaciones en LEBAC, cuya emisión ya supera ampliamente la base monetaria, contarán con un jugoso interés del 40% anual. Es decir, en el transcurso de un año la crisis será la misma que hoy, solo que un 40% mayor. El mejor equipo en 50 años apaga el fuego con nafta: de la lluvia de inversiones a la lluvia de especuladores. Una bicicleteada donde no todos ni todas estamos invitadas.
De pizzas, jardines y bonos
Todavía resuenan las palabras del ex ministro Alfonso Prat-Gay minimizando los primeros tarifazos, comparando una factura de luz con la compra de dos pizzas. Un poco más atrás queda Mauricio Macri en campaña que, con una mezcla de ternura e indignación, se quejaba de que la plata de Futbol Para Todos eran jardines de infantes que no se estaban construyendo.
Futbol para Todos se fue, las facturas de luz se pagaron, los comercios minoristas vendieron menos que dos pizzas menos, pero los jardines nunca aparecieron. Por suerte, el observatorio de políticas públicas de la Universidad de Avellaneda realizó algunos cálculos para ayudar a estos políticos de la economía fácil y simplificada. Según sus cálculos, basados en base al BCRA y el ministerio de Hacienda, solo con los intereses de la deuda tomada en forma de LEBAC se podrían haber construido 9513 escuelas, 438 hospitales o se podrían haber entregado 293 millones de asignaciones por hijo o 57 millones de jubilaciones mínimas. El pago de intereses de la deuda proyectado para 2018 es el 3,3% de nuestro PBI, alcanzando ya al 3,8% que se destina a inversión social.
Para el pueblo lo que es del pueblo
Porque el pueblo se lo ganó. Entre devaluaciones del 30%, inflación mensual de 2,7%, tasas de interés del 40%, tarifazos, ofertas millonarias de reservas a los fugadores de capitales, hay unos cuantos millones de trabajadores y trabajadoras que nos venimos preguntando ¿Y nosotras cuándo?
Entre tantos números, el 15% de aumento que ofrece el gobierno hace sentir que los trabajadores y las trabajadoras somos el billete de dos pesos de la economía. Las asignaciones empiezan a quedar cortas y el recorte de jubilaciones vía reforma previsional es solo el peldaño anterior a la reforma laboral que se debatirá en pleno auge mundialista.
Lejos queda la meta de inflación, que lleva un acumulado del 10% en los primeros cuatro meses del año, sin contemplar aún el efecto de la devaluación de las últimas semanas. El encarecimiento del combustible es inminente, así como también el de todos los artículos en cuya matriz productiva se encuentren componentes importados. Al tarifazo ya confirmado para los próximos meses, hay que sumarle que mientras sigamos comprando gas importado a los socios del ministro Aranguren, éste también se encarecerá con el encarecimiento del dólar.
El pueblo no solo cumple el rol de cargar en sus espaldas las ganancias de los especuladores financieros, las ganancias millonarias de los empresarios y banqueros, la bicicleta financiera y la insaciable toma de deuda, sino que debe ser siempre el perdedor de este juego. Ni las migajas le tocan. Para peor, el ministro Caputo salió a declarar la semana pasada que el FMI posará sus alas en nuestro país para “garantizar el pago de asignaciones y planes sociales”. Resulta que también es culpa del pueblo la llegada del FMI y su horda de medidas en favor de los empresarios.
Premios para el especulador, castigo para el y la trabajadora. El gobierno de la meritocracia hace de la timba un merito y del trabajo un castigo.