Por Redacción Marcha / Foto: Midia Ninja
Se aprobó en Brasil un Proyecto de Enmienda Constitucional que reduce aún más las posibilidades de acceder a los abortos legales ya previstos en el Código Penal desde 1940. Ante el avance conservador, las mujeres en las calles decimos “nosotras decidimos”.
Sería difícil cuestionar las imágenes y dichos que señalan que Brasil atraviesa un proceso de retorno al pasado medieval, si no fuese por la activa reacción de las mujeres que no deja dudas de que nos encontramos en el siglo veintiuno: tiempos en que el feminismo carga con nuevos sentidos y ritmos las luchas populares en gran parte de la región.
A días de los escandalosos escraches que recibió en la ciudad de São Paulo la reconocida filósofa feminista estadounidense Judith Butler, Brasil vuelve a alertarnos tras la aprobación, de un Proyecto de Enmienda Constitucional (PEC) 181/2015 que reduce aún más las posibilidad del aborto legal ya previsto en el Código Penal desde 1940: riesgo de vida de la mujer, violación o anencefalia del feto.
Apodado irónicamente como PEC “Caballo de Troya” (haciendo referencia al juego de apariencias y a las tentativas de engaño), el proyecto fue discutido el pasado miércoles (8), en una comisión especial de la Cámara de Diputados creada para analizar la ampliación de licencia de maternidad en caso de nacimientos prematuro. Sin embargo, lo que parecía una ampliación de garantías contenía una maniobra de atropello a los derechos constitucionales. Aprobado por el voto de 18 diputados (todos hombres y blancos) y 1 en contra, el texto agregaba la “protección de la vida desde su concepción”, lo que impacta en las leyes que amparan los restrictos servicios de aborto legal en Brasil.
Bajo el lema “Todas Contra 18” (o en las redes #TodasContra18), miles de mujeres articularon actos en diversas ciudades de Brasil, para manifestar el repudio a la docena y media de hombres que pretenden legislar sobre los derechos de millones mujeres. Convocadas el lunes (13) por la Marcha Mundial de Mujeres, el Frente Pueblo Sin Miedo, el Frente Feminista de Izquierda y diversos colectivos feministas en los que se sumaron Católicas por el Derecho a Decidir, Feministas Cristianas y Evangélicas por la Igualdad de Género, ciudades como São Paulo, Belo Horizonte, Florianópolis, Recife, Manaos, Campinas, Goiâna, Uberlândia, Campo Grande, Juiz de Fora, Maceió, Vitoria, Rio de Janeiro (acto que fue cerrado tras la represión de la Policía Militar) entre otras, volvieron a ser escenario de unidad de las mujeres que ocuparon las calles contra la acción que se tramita en legislativo. Con intervenciones, cantos y carteles se hicieron presentes con frases como “Yo no nací para tener hijo del violador”, “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, “Somos mujeres, no incubadoras”, “Mi útero es laico”, “Violador no es padre”.
Según los datos lanzados a finales de octubre por el Fórum Brasilero de Seguridad Publica, en 2016 el país registró 135 violaciones por día, lo que significa 49.497 casos en total. En este sentido, critican la mayoría de las manifestantes en las calles, la PEC no hace más que reforzar la violencia sobre las mujeres ya violentadas. Si, por un lado, el PEC 181 deja en evidencia un nuevo intento de los sectores conservadores de borrar los derechos conquistados y la ausencia de garantías democráticas en un país de poderes sin representación; por el otro, reafirma el potencial de unidad feminista en torno a las reivindicaciones históricas de las mujeres por el derecho a decidir sobre sus cuerpos.
Aunque el proyecto aguarda para volver a ser discuto a finales del mes de noviembre, tras los actos de repudio varios legisladores ya se manifestaron contrarios o en duda en relación al texto de la propuesta de enmienda constitucional.