Por Rodrigo Ottonello. Conversamos con el pianista porteño Rodrigo Núñez, respecto al jazz en Buenos Aires, y su primer y notable disco Vértigo seguro.
Rodrigo Núñez comenzó su formación como pianista estudiando música clásica, transitó por el rock, a inicios de la década pasada, y ahora se luce como uno de los músicos de jazz más imaginativos e impactantes de la nueva y talentosa generación que en gran parte ha emergido a través del Conservatorio Superior Manuel de Falla desde que, en 2006, habilitó un plan de estudios dedicado al jazz. Tras varios años de circulación por el circuito de jazz porteño, como invitado de figuras notables como Enrique Norris o Pepi Taveira, como parte de diversas agrupaciones de jóvenes músicos o encabezando su propia formación, Núñez, en 2013, ha editado su primer disco, Vértigo seguro, acompañado por Ada Rave en saxo tenor, Ivan Viaggio en contrabajo y Pablo Díaz en batería. De este disco poderoso, melódico y lleno de libertad, hablamos a continuación.
– La instrumentación de tu música y el circuito en el que tocás se asocian a la tradición que se denomina “jazz”, ¿Te conforma esa definición para la música que hacés? ¿De qué manera la describirías, teniendo en cuenta tus exploraciones y lo que buscás generar en quienes la escuchan?
La tradición jazzistica es muy abarcativa, es más de un siglo de historia y globalización. Es comparable a la denominación “música clásica”, con la insalvable diferencia de que esta última es una “lengua muerta”, como el idioma latín. El Jazz, en cambio, denomina a música actual que sucede en muchas ciudades del mundo. En Buenos Aires podemos escuchar a grandes músicos, vivenciar sus exploraciones, evoluciones y, por supuesto — ya que es definitorio en el género—, sus improvisaciones. La interacción entre los músicos de un grupo (o sea, improvisaciones entre dos o más integrantes) deja una enseñanza muy enriquecedora. En mi caso soy un apasionado de propuestas que connoten influencias de todas las épocas del Jazz, destacando las raíces afroamericanas, el blues, el gospel y la danza. No considero vanguardista a aquella propuesta que reniegue de esas tradiciones. La música de Ornette Coleman, quien visitó Buenos Aires en 2009, sería un ejemplo contundente de esa integración. Los grupos de Pepi Taveira o Enrique Norris son ejemplos contundentes de nuestra actualidad. Y, humildemente, mis exploraciones y lo que busco generar en quienes asisten a mis presentaciones circulan alrededor de estos conceptos. Es entonces el Jazz una denominación adecuada para mi búsqueda, la cual se caracteriza por una protagónica impronta rítmica impregnada en las melodías y armonías, así como también por el espacio para el humor, los contrastes y sorpresas.
– Tu música, aunque con lugar para las improvisaciones, tiene una fuerte marca de la composición, fundamentalmente en la medida en que se trata de canciones, ¿Quiénes son tus influencias a la hora de componer?
Las canciones de Fats Waller, además de ser muchísimas (muchas más de las que se sabe ya que ha vendido la firma de autoría de numerosas canciones para conseguir efectivo en mano), influyeron a grandes músicos y compositores como Duke Ellington, Louis Armstrong, Thelonious Monk, Charles Mingus y Roland Kirk, entre otros. Es una tradición minimalista que busca la simpleza, el mensaje directo y contundente, que invita a la vivencia corporal, y evita, en lo posible, sofisticaciones intelectuales innecesarias. El desparpajo y espontaneidad de estos músicos a la hora de hacer música es signo inequívoco del compromiso y la pasión en su trabajo, y es el mejor vehículo para emplear la destreza desarrollada con admirable disciplina.
– Editaste Vértigo seguro de manera autogestiva a través de la Unión de Músicos Independientes (UMI) y tocás en un circuito de lugares que es compartido por buena parte de la escena local del jazz: ¿Cómo describirías la escena musical actual, en término de sus dificultades, sus virtudes y lo que implica intentar hacer de la música un trabajo?
El circuito de lugares en los que nos presentamos tiene la gran virtud de brindar a los músicos el espacio para hacer lo que queramos. En Buenos Aires cada vez hay más músicos de muy buen nivel, y de a poco se generan nuevos espacios. La oferta es muy rica y es muy grande la necesidad nuestra de presentarnos. El oyente juega un rol muy activo en este momento porque la difusión es una pata floja de nuestra actualidad. La devolución que encontramos en cada presentación es lo que me permite ser optimista con respecto a revertir esa carencia.
– Por último, te dedicás tanto a dar clases de música en instituciones y de modo particular, y también clases de matemática (en la UBA): ¿encontrás alguna relación entre estas actividades, o al menos en el modo en que abordás su enseñanza?
Considero a la pedagogía una disciplina en sí misma, y eso abarca cualquier experiencia docente. Aclarado esto me interesa contar que no siento ninguna afinidad por la música “hecha” desde las matemáticas o computadoras, que no considero al arte como a una ciencia exacta, y que no se qué es la inspiración pero es condición necesaria para una obra artística.
Núñez Cuarteto presentará Vértigo Seguro el Viernes 13 de Septiembre en la trasnoche (00hs) de Onyx Club (Av. Pueyrredón 2476, C.A.B.A). Más información y música en https://soundcloud.com/rodrenunez y https://www.facebook.com/rodrigo.nunez.39