Por Florencia Puente
El pasado lunes 11, en el anexo del Congreso nacional, se realizó una Audiencia Pública con el objetivo de discutir la reciente adhesión de la Argentina al bloque de la Alianza del Pacífico, acción enmarcada en la intención del gobierno de sumar a la Argentina a diferentes negociaciones de Tratados de Libre Comercio (TLC).
Desde la asunción de Mauricio Macri al Poder Ejecutivo, la política exterior atraviesa una serie de transformaciones de largo alcance. El nuevo perfil externo se evidenció desde inicio de la gestión con las visitas de los primeros ministros de Francia e Italia y del presidente de los Estados Unidos, y posteriormente con la nutrida agenda que el mandatario argentino tuvo en Francia, Bélgica y Alemania (que incluyó un paso por Estados Unidos), donde fueron manifiestos los planes de aumentar la cooperación económica a partir de la firma de acuerdos comerciales y tratados de “libre comercio” con diversos países y bloques regionales.
Diferentes voceros del macrismo, incluida su canciller Susana Malcorra, han hecho hincapié en que la apertura económica y el diálogo político de Argentina iba a contemplar un amplio marco de relaciones. Desde el inicio, se impulsaron tratativas con Estados Unidos –que abarcan los temas de inversiones, energías renovables, cambio climático y seguridad– y China, a la par que se abrieron negociaciones hacia la firma de un “acuerdo de asociación” entre el Mercosur y la Unión Europea. Por el eje del pacífico las negociaciones no se quedan atrás: la Argentina se integró como país observador a la Alianza del Pacífico, a pedido del presidente Macri, con el fin de sumarse también al Tratado Transpacífico de Libre Comercio (TPP por sus sigla en inglés).
Pioneras en las resistencias del “NO al ALCA” y el libre comercio en el continente durante los últimos veinte años, las organizaciones en Argentina no demoraron en impulsar una nueva coordinadora que, de a poco, va tomando fuerza y representación multisectorial: la Asamblea “Argentina Mejor sin TLC”. Marcha conversó con Luciana Ghiotto, participante de la asamblea y coordinadora de la Audiencia Pública, que explicó “La Asamblea está conformada por organizaciones sindicales, políticas, socioambientales, empresariales de la pequeña y mediana empresa, que estamos interesados en dar a conocer la nueva agenda de negociación comercial del gobierno de Macri y plantear cuales son los escenarios de TLC a los cuales el gobierno está proponiendo sumarse. El objetivo de la asamblea es, en primer lugar, visibilizar la temática ya que no hay una comprensión muy acabada sobre que implican los tratados, y sostener una articulación de organizaciones para generar acciones y formación sobre el tema del libre comercio y el poder corporativo”.
La principal demanda es la información, la falta de un debate abierto que dimensione los impactos de las negociaciones de los TLC constituye uno de los elementos que aglutinan en una declaración común a diversos sectores y espacios políticos, sociales y académicos en un mismo reclamo: “No al TPP y a todos los Tratados de Libre Comercio”.
Audiencia Pública Tratados de Libre Comercio
Convocada por la diputada Alcira Argumedo, en la Audiencia se hicieron presentes diversas organizaciones sociales, organismos de derechos humanos, sindicatos y diputados de diferentes espacios políticos (FIT, FPV, Libres del Sur). El debate se organizó para que los distintos oradores puedan dar cuenta de los temas centrales de los tratados, que lejos están de restringirse solo a las relaciones comerciales sino que abordan temas como propiedad intelectual (patentes de medicamentos, semillas, software, etc.), los servicios, las telecomunicaciones, la agricultura, las inversiones y refuerzan –por sobre la legislación nacional– la posibilidad de los inversores extranjeros de demandar al país en centros arbitrales internacionales.
Así, Julio Gambina explicó la estrategia de liberalización de los capitales a escala mundial, y en ese marco señaló que los TLC no son un tema novedoso: desde inicios de los noventa se buscó imponer primero la iniciativa para las Américas, luego el ALCA, y en escala mundial la Organización Mundial del Comercio. Argentina fue, con el gobierno de Menem, punta de lanza de este proceso, al firmar 58 TLC avalados por el parlamento entre 1990 y 2001, convirtiéndose en país de la región que más tratados suscribió en ese período.
Actualmente, “los que intentan recuperar la posición en que estaba Argentina en la negociación del ALCA son las clases dominantes de la Argentina claramente expresadas en el gobierno de Macri”, sostuvo Gambina. También explicó que la forma que asumen en esta coyuntura los tratados bilaterales de inversión y los TLC es a partir de las alianzas público-privados.
Por otra parte, se señaló el problema con el Sistema Internacional de Arbitraje de Inversiones que incluyen los TLC, como espacio de resolución de conflictos –el más conocido es el CIADI que depende del Banco Mundial, donde Argentina es el país con más demandas. Estos tribunales vulneran la soberanía y generan una asimetría política y jurídica de los estados nacionales respecto de las transnacionales; hasta ahora el 62% de los casos resueltos son a favor de las transnacionales, sin contar los costosos procesos jurídicos en los que los estados se ven envueltos.
Por su parte, Carlos Vicente remarcó el impacto de los TLC en la agricultura y la alimentación, y sentenció “los TLC son una apertura de puertas para las corporaciones, para que éstas tengan más poder que los poderes del estado y los intereses del pueblo” y explicó que hoy en el mundo son 6 corporaciones las que controlan las semillas, la biotecnología y el comercio de los agrotóxicos, y muchas de ellas son las mismas que controlan la industria farmacéutica. En este marco, los acuerdos sobre patentes que sostienen los TLC desatan a nivel global un crecimiento aún mayor del poder corporativo, que llega a cuestionar la factibilidad de la democracia en los estados nacionales. En términos de la propiedad intelectual, los TLC implican el traslado de las patentes vulnerando la soberanía nacional.
Las resistencias también se hicieron escuchar en la Audiencia, Pablo Michelli señaló que el rechazo a los TLC “es una de las batallas más importantes a librar” en el contexto actual, y que el desafío más importante es construir unidad en la acción para avanzar en la lucha conjunta. Se sumaron a esta expresión solidaridades desde Colombia y México, ambos países que vienen atravesando experiencias de TLC que resultaron en la pérdida de soberanía y el empeoramiento de las condiciones de vida, pero desde donde también se están gestando ejemplares resistencias.
Con más de 15 intervenciones y una lista de oradores extensa –que tuvo que suspenderse luego de tres horas de debate–, desde la Asamblea convocaron a sumarse a las actividades que incluyen la organización local de la jornada de acción continental contra el “libre comercio” el 4 de noviembre, fecha clave en la consolidación del rechazo a los TLC a nivel regional y global.