Por Gabriel Casas
Con el océano de por medio, el periodista y el ex entrenador de fútbol reanudan sus charlas. La sucesión de Jorge Sampaoli en la Selección Argentina y el tema de un proyecto para intentar refundar el fútbol argentino de selecciones se cruzan en estas líneas desde Buenos Aires y Madrid.
“Hola Ángel. ¿Cómo estás después de tanto tiempo?
Como estabas muy ocupado con el mundial, preferí evitar distraerte con este cruce de emails que solemos tener para los y las lectoras de Marcha. Una vez finalizado este torneo bastante mediocre para mi gusto, me gustaría retomar nuestro diálogo virtual. Y como lo que más interesa por estas pampas es todo lo referido a la Selección Argentina, prefiero empezar por ella.
Ahora que se terminó el mundial y que le dieron una millonaria salida a Sampaoli por la puerta de atrás de la Selección, acá empieza la novela por la sucesión. Escuchar los nombres de Guardiola, Simeone, Gallardo, Pochettino y Gareca, entre los posibles candidatos, hace que los que manejan la AFA (Tapia y Angelici, o al revés), demuestren que no tienen muy claro a qué ideario futbolístico apuntan. Por ejemplo, Guardiola y Simeone son como el agua y el aceite. Tampoco encuentro coincidencias de estilos entre lo que pregonan Gallardo y Gareca. Me parece que lo mejorcito que hicieron estos paupérrimos dirigentes fue ubicar entre los juveniles a Aimar y Placente (por sus ideas, sus perfiles, sus conductas, ya que todavía no pude ver cómo jugarían sus equipos) y la supuesta intención de que vuelva Pekerman como un manager general para esa área. Una combinación de juventud (en Aimar y Placente) y experiencia (en José) que haría posible lo que llaman “proyecto”.
Ahora, ¿se puede hacer un proyecto desde abajo en la Selección en un país que vende al exterior antes de los 20 años a sus joyas más preciadas para que los clubes puedan subsistir? Para mí, a medias. Habría que armar una base, con una idea futbolística desde el sub 15, y que se extienda de abajo hasta arriba con la mayor. Con eso, se podría tener a los pibes bajo un concepto de juego durante unos años hasta que llegue esa hora inevitable en que los más destacados emigren. Después, reinsertarlos a ese sistema de juego, no sería problemático. Entonces, si se quiere armar un proyecto es fundamental que el entrenador que sustituya a Sampaoli concuerde con esa idea general que vendría ya desde las categorías menores. La apuesta debería ser para un mismo estilo de juego en todo el fútbol de selecciones.
Veo a periodistas deportivos por televisión, que sin ponerse colorados, hablan de proyectos y proponen o desean para las distintas selecciones a Pekerman en las inferiores y a Simeone en la mayor. Es una contradicción tremenda. Quieren a Simeone porque lo consideran como “la garantía de éxito” por su muy bueno e indiscutible trabajo (desde los resultados) en el Atlético de Madrid. Estos periodistas no quieren un “proyecto” en la mayor, sólo desean que sea campeón de la manera que fuera, hasta creo, sin importar las formas. El ideario de Simeone (eso de que ganar o ser campeón es lo único que sirve) es lo opuesto a lo que pregonaba Pekerman cuando tuvo a los juveniles a cargo. Creo que a esta altura no necesito aclarar que no comparto para nada la forma como Simeone siente, vive el fútbol y hace jugar a sus equipos, aunque respeto mucho lo que logró en Madrid. Es un entrenador que convence a sus jugadores a seguir su idea. Hasta a los delanteros les hace dar un plus en la marca, en su entrega incansable por el equipo. Sin embargo, por lo que mencioné primero, no me gustaría verlo como el sucesor de Sampaoli.
Entonces, primero la idea y después la elección para armar ese supuesto “proyecto”. No debería ser la duda entre el huevo o la gallina. De los mencionados, obvio que Guardiola y Gareca me parecen las mejores opciones. También me resultan muy interesantes Almirón y Almeyda. El asunto es que todos los nombrados deben tener sus recelos de hacerse cargo de un equipo con unos dirigentes de la AFA que son especialistas en los papelones (la votación del 38-38, insuperable mundialmente), los desastres financieros, el desmanejo, los cambios de parecer constantes, desde mucho tiempo a esta parte. Desde cuando vivía y la manejaba a su antojo Julio Grondona.
Espero ansioso tu parecer.
El abrazo de siempre,
Gabriel”
“Hola Gabriel, encantado de volver a encontrarnos en estos diálogos futboleros.
A mí me parece que antes de hablar de entrenador, habría que definir un montón de cosas. Ya sé que los dirigentes no lo harán y los periodistas juegan a otra cosa, pero es imprescindible.
En primer lugar, qué significa el fútbol en nuestro país, cuál es nuestra identidad, qué participación tienen que tener los clubes en un proyecto que abarque la totalidad de nuestro fútbol. De qué manera integramos al interior del país.
Si es posible o no intervenir de algún modo para que los jugadores no se vayan tan pronto. Por ejemplo no antes de 2 años en primera división. Algo para detener el expolio permanente.
Después que se defina todos estos temas, y otros por el estilo, entonces pensar en qué entrenador puede hacerse cargo de un proyecto de esta naturaleza, que en realidad tiene poco o nada que ver con que haya ganado o no campeonatos. Mejor aún que esté relacionado con su capacidad, con su sensibilidad y su conocimiento. Por supuesto es muy válida en este caso su experiencia.
Y que ese entrenador designe a sus colaboradores, no solo para el primer equipo sino para las categorías inferiores. Los observadores en las distintas provincias, cuerpo médico, etc.
También es posible designar a un director general del proyecto y que él nombre al entrenador y sea el coordinador general.
Pero claro, yo sé que vos estarás pensando que estoy divagando. Y en alguna medida tenés razón. ¿Qué posibilidades hay que con estos dirigentes del fútbol argentino, un proyecto de esa naturaleza se lleve a cabo? Yo creo que ninguna.
Y ¿qué posibilidades hay que con el gobierno nacional que tenemos se avale un proyecto de esta naturaleza? Ninguna.
Ya ves que los nombres que se manejan en la prensa, no tienen relación alguna con una misma idea.
Se habla de ganar, como si eso lo podría garantizar alguien. Y por otra parte ese objetivo es propio no solo de la Selección Argentina, sino de cualquier equipo de cualquier barrio del país. No tiene sentido decir que “queremos un técnico que gane”. Es una de las tantas estupideces que se dicen como si fuera una aspiración realista y propia.
Por eso, amigo Gabriel, yo creo que finalmente se elegirá a alguien y volveremos a depender de la suerte y de Messi.
Dice Borges en la milonga “Jacinto Chiclana” que “la esperanza nunca es vana”, pero en nuestro fútbol es tan pero tan débil que ni se ve.
Un abrazo. Y la seguimos.
Ángel”