Por Bianca Silva
Tiemblan River, San Lorenzo, Racing, Independiente. Tiemblan todos. Porque el pibe del Fuerte Apache, el campeón de Italia, el finalista de la Champions, el que nos dio el pase a la semifinal en la Copa América, el campeón del pueblo. Ese mismo, sí, Tévez, vuelve a Boca…
Son un poco más de las 22.30 del 17 de junio de 2004, van 42 minutos del segundo tiempo… un centro de Cangele que se la deja redonda a Carlitos, que dispara al ángulo… y golazo. Un golazo, festejado con la famosa “gallinita” que enmudeció a todo el Monumental, cuando rechazó la posibilidad de jugar con la Sub 20 para consagrarse con la azul y oro en Japón. Fue ahí, y por muchas razones más, cuando el nacido en el Fuerte Apache se metió en el corazón de todos los bosteros.
El fútbol, diría Dante Panzeri, es “una lucha de picardías”. Una lucha que subyace en el “pibe de la calle”, porque la vida lo llevó a superar pruebas. Seguir vivo a pesar de las estrecheces y burlarse de las dificultades. Y también fugarse, de un lugar o de una situación. Porque se trata de eso, de escaparse no de enfrentarse. Y “escaparle a la gente” es la condición básica para poder jugar al fútbol. Desde aquella época en que la pelota de trapo pasó a las costuras modernas, el fútbol cambió radicalmente, pero el que no cambió fue Carlos Alberto Tévez: sigue siendo ese nene que cuando agarra una pelota es feliz, que no lo hace por obligación, que siente al fútbol como el deporte tan lindo que es. Pero no sólo se divierte, sino que gana y queda en la historia de cada club donde juega.
Repasemos su historia: Apache tiene más cantidad de títulos ganados que años en el fútbol.Su primer título fue con la Selección Argentina en el Campeonato Sudamericano 2003; a mitad de ese mismo año ganó la Copa Libertadores de América vistiendo la camiseta de Boca Juniors, y en el siguiente semestre volvió a consagrarse, pero esta vez en el torneo Apertura del fútbol argentino. Ese año ha sido uno de los más prolíficos en su carrera ya que lo cerró con la Intercontinental en Japón. Pero sigue… En 2004 consiguió con la Selección Nacional Sub23 el preolímpico de Chile y a los meses siguientes la Copa Sudamericana con Boca. El mismo año se colgó la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos, además, figura del equipo. En 2005 fichó con el Corinthians y ganó el Brasileirao; luego pasó por el West Ham, al que salvó del descenso en un partido clave, frente al Manchester United. Luego de la performance de Carlitos, los Diablos Rojos lo ficharon para la temporada 2007/2008. Consiguió allí la Premier League, la UEFA Champions League, la Community Shield y, para terminar el año, el Mundial de Clubes. La siguiente fue otra temporada dorada en el Manchester, cuando se coronó campeón de la Premier League 2008/2009 y la FA Cup. En 2009, ya jugando para el Manchester City, ganó la FA Cup, y la Premier League 2011/2012. Su último título en Inglaterra fue la Community Shield. Tras su salida del City y llegada a la Juventus, se alzó con la Supercopa de Italia, un Scudetto en 2013/2014, y el de 2014/2015, como el goleador de la Calcio.
El fútbol argentino sonríe
Con tantos logros a cuestas, el de Carlitos resulta uno de los pases más trascendentes porque llega en la plenitud de carrera. Dejó por facturar millones y millones en una Europa por volver a Brandsen 805, al único equipo argentino en el cual jugó porque “no podría ponerme otra camiseta de Argentina que no sea la de Boca”, según sus propias palabras. Así, en el fútbol actual del país renacen nombres ganadores como Saviola, Aimar, Lucho González, a los que se suman aquella llegada de Milito a Racing y el posible regreso de Lavezzi a Rosario Central. Pero la vuelta de Carlos es algo cúlmine: un sueño imposible que pasó a convertirse en realidad y del que los hinchas bosteros no queremos despertar porque si hay un jugador actual que nos representa es él. Desde hace un tiempo el hincha xeneixe iba a la cancha sólo por el amor a los colores y no para ver a un jugador que contenga la mística de la entrega con la combinación de crack, de jugador distinto, que los identifique.
Por eso, el próximo sábado frente a Quilmes será su regreso oficial. Y dicen que la tribuna va a disfrazarse de azul y oro con la bandera de 60 x 40 metros que Carlitos le regaló a la hinchada. Esa misma hinchada que seguramente lo recibirá cantando, con la ilusión intacta, “…que de la mano de Carlos Tévez todos la vuelta vamos a dar…”.