Por Laura Salomé Canteros / Fotos: Veinticuatrotrés
El martes 3 de abril se dictará sentencia en Lomas de Zamora por el femicidio de Ornella Ragno. La fiscalía y la querella plantean una condena perpetua, mientras que la defensa del acusado, la absolución. Martín Romañach llegó al juicio libre.
Mañana se dictará sentencia y la posibilidad de que el esclarecimiento de la muerte de Ornella Ragno estará o no, más cerca de la lucha y de las historias de vida y no de muerte de las mujeres que ya no queremos más violencia machista. Indicios y evidencias periciales llevaron al acusado Martín Romañach al banquillo de los acusados. Pero además una búsqueda inclaudicable de un padre y la valentía de quienes ya no callan más.
“Que no quede impune”, declaró Daniel Ragno ante la inminente sentencia y finalización del juicio oral y público por la muete de su hija, y agregó, “no es cuestión de culpar a alguien que no es culpable. Buscamos la verdad, y dentro de esa verdad creo que hay un responsable, que espero que pague”.
Por otro parte, las y los funcionarios judiciales, más allá de su veredicto en relación a la imputación de Martín Romañach, deberán activar un protocolo de protección para las mujeres que declararon como testigos contra el acusado y que ya recibieron amenazas antes y durante el proceso.
Romañach: un “antisocial y de rasgos narcisistas”
En una de las últimas jornadas del juicio, uno de los peritos que presentaron prueba testimonial, un médico forense y quién trabajó en la ampliación de la autopsia al cuerpo de Ornella, afirmó que, por un lado, la presencia de “lesiones apergaminadas en rostro, pecho y abdomen -especialmente sobre su lado izquierdo- son lesiones características de las caídas de 10 a 50 m. de altura”; y que por el otro, la falta de “laceraciones apergaminadas” en antebrazos y manos da a entender que Ornella “cayó” al vacío estando inconsciente, lo que descarta la posibilidad de un accidente.
Otro de los peritos, ingeniero experto en física, trató de recomponer la caída desde la terraza, presuponiendo el trayecto y la fuerza de la caída. Este testigo sostuvo que Ornella “recibió una fuerza, pequeña, lo suficiente como para que pierda el equilibrio”, “podría haber sido un pequeño empujón cerca del borde, o un empujón más fuerte, un poco más lejos del borde, que la hizo trastabillar”, afirmó.
Por otra parte, otro de los testigos, un médico psiquiatra interrogado por el fiscal, afirmó que Romañach presentaba un cuadro de personalidad “antisocial, con rasgos narcisistas”, es decir “una atenuación de valor empático hacia otras personas”. Ante la pregunta de si el acusado “puede matar”, el profesional afirmó: “no se descarta esa posibilidad”. Además, dijo que al entrevistarlo, no estaba en una situación de shock o de stress postraumático aquella noche, “no estaba impactado por lo que había sucedido” y se mostraba preocupado por seguir con su rutina. Desconoció a Ornella, afirmó el psiquiatra: “no hizo despliegue del vínculo sexo- afectivo”.
Declarar por las otras, por todas
La búsqueda de verdad y justicia es, en ocasiones, lo más parecido a la reparación ante lo irrecuperable. Por eso, para las familias de las que ya no pueden defenderse y para los feminismos, disputar los sentidos y en el poder judicial, llegar a sentencias condenatorias de las violencias y los femicidios seguirá siendo un campo de acción fundamental.
En el juicio por el femicidio de Ornella Ragno, declararon dos testigos claves, dos mujeres que decidieron no callarse para que el esclarecimiento de la muerte de otra de nosotras no quede impune ni en el olvido. Una, Claudia, declaró en la primera jornada en la que tuvo que soportar la revictimizaciòn en las preguntas estratégicas del abogado defensor del acusado de asesinar a Ornella y quien la violentó mientras estuvieron en pareja. La otra, E., declaró en la jornada final, la anterior a los alegatos.
E. declaró ante el TOC 7 que tuvo que resguardar a Claudia durante tres días en su casa porque su vida corría peligro y que tuvo que soportar los “mensajes extorsivos” de Romañach. Aportó como prueba una frase que podría ser más que palabras: “Ya tengo una muerta en mi vida, no quiero dos”, decía el mensaje de Romañach. E. lo interpretó como una amenaza, “ella (por Claudia) no quería estar en contacto con él”.
Que sea justicia
El juicio oral y público por el femicidio de Ornella Ragno comenzó el pasado 12 de marzo en los Tribunales de Lomas de Zamora, Buenos Aires. La carátula es “homicidio agravado por violencia de género” y el proceso lo lleva adelante el Tribunal Oral en lo Criminal 7. Tras cinco años de búsqueda de justicia, muchas pruebas fueron “extraviadas”, sin embargo se llegó gracias a la lucha de su padre, Daniel y de las mujeres que no se callaron y se organizaron para que las violencias psicológicas, físicas y sexuales de Romañach no queden impunes.
Ornella Ragno tenía 20 años y vivía en Lanús, sur del conurbano bonaerense. El 12 de febrero de 2013 se encontró con Martín Romañach, a quien había conocido a través de las redes sociales. Era la segunda vez que se iban a ver. El la llevó al octavo piso del edificio -una suerte de terraza inhabilitada-, de donde ella “cayó” y murió, producto de las heridas que le provocó el impacto, en horas de la madrugada. Daniel Ragno fue notificado de la muerte de su hija, Ornella, nueve horas más tarde. Romañach había denunciado el hecho ante la Comisaría de la zona. Presentaba marcas de rasguños y golpes.
El martes 3 de abril al mediodía será la sentencia, y allí estarán su padre y las mujeres y lesbianas organizadas que nos queremos vivas y libres de violencias machistas. Además, la familia de Ornella Ragno y las activistas estarán acompañadas de padres y madres de Wanda Taddei y Julieta Mena, víctimas de femicidio.
Leé las notas anteriores:
Comienza juicio por femicidio: “Ornella somos tus gritos que exigen justicia”
Juicio por el femicidio de Ornella Ragno: acusar a las mujeres