Por Redacción Marcha. Finalizó la rueda de testimonios en la tercera jornada de la audiencia debate contra Yanina González en los tribunales de San Isidro. Los alegatos y la sentencia serían el martes 3 de marzo desde las 10 de la mañana. La fiscal Carballido Calatayud, ¿en concurso para convertirse en jueza?
Con lágrimas y un inagotable sonido de apoyo fuera de los Tribunales, chicanas de la fiscalía a testigos de la defensa adentro, vallado policial y rumores incómodos en los pasillos, finalizó ayer la rueda de los más de 20 testimonios que en la tercera jornada de la audiencia debate contra Yanina González se presentaron en San Isidro. Con preocupación porque el presunto femicida de Lulú, Alejandro Fernández, seguiría amenazando a mujeres en el barrio en el que vive, la posibilidad de que la justicia se reivindique y comience el camino de la reparación aún sigue siendo una esperanza.
“Si bien desde La Gremial de Abogados hacemos la defensa técnica es muy importante que estemos unidas en estos casos” dijo Gabriela Conder, abogada de Yanina González en las puertas de los Tribunales de San Isidro una vez terminada la audiencia del tercer día de juicio. “Ustedes vieron la hostilidad de la fiscal, la hostilidad policial (…). Ahí nos damos cuenta que la tenemos complicada y la vamos a seguir teniendo”, sostuvo llamando a la participación contra el accionar judicial que se convierte en violencia institucional y revictimización.
¡Y que sea justicia!
Cayendo la noche en la espalda del Tribunal, declaró el último testigo convocado por la defensa, quien fuera educador del Centro Comunitario Gallo Rojo. Este joven relató que en los meses previos al asesinato de Lulú, en los que Yanina se había mudado a Derqui se habían preocupado, “la desvinculación fue una alarma para comprender que se encontraba en una relación de violencias, por los síntomas que producía su pareja nueva, que la alejaba de su círculo cercano”.
El testigo comunicó que las formas de ser de Yanina daban cuenta de las situaciones de violencias que atravesaba y manifestó que “es complicado lograr que ella acepte su situación de maltrato y la pueda nombrar, es parte de la misma violencia”. Atento al desarrollo uno de los jueces aportó “es uno de los signos más comunes del maltrato”, a lo que asombrado el testigo respondió, “exacto, el silencio”.
¿Habrá el Tribunal finalmente comprendido el objetivo de la defensa y el pedido de justicia por Yanina? Luego de la participación de los cinco testigos propuestos por la misma, quienes hicieron hincapié en la violencia patriarcal, el Tribunal manifestó su preocupación por la violencia de género que sufrió Yanina, que de repente sí, empezaba a ser más que una causa, un trámite, una sentencia. Al finalizar su declaración el testigo se levantó de la silla y enunció con un poco de timidez, “y que sea justicia” a lo que los jueces con esta nueva actitud asumida ante la audiencia respondieron “así será, ¡pero con más emoción el pedido!”, y nuevamente, con más decisión el militante gritó: “¡y que sea justicia!”.
“El 90 por ciento de las mujeres con discapacidad sufren violencia por su situación de vulnerabilidad”
Las declaraciones de la periodista especializada en género y discapacidad, Verónica González y de la psicóloga de Yanina desde que fue privada de su libertad, Raquel Disenfeld, aportaron datos sensibles y dignos de pensar el ejercicio de los códigos desde la óptica diversa de los Derechos Humanos.
“Me enteré del caso por una nota periodística” relató Verónica González. Fue desde entonces que vio la necesidad de comunicar el caso para lo que afirmó, “cuando hablo de un caso procuro conocer a las personas para abordarlo de la forma que considero es correcta, y es allí a donde conozco a Yanina.” Destacó que al conversar con ella en el penal notó que le faltó “apoyo” dado su discapacidad y comentó que desde un principio de igualdad de oportunidades necesitó del “apoyo de una persona que explique en lenguaje sencillo el proceso judicial.” González puso en conocimiento que la discapacidad “aumenta o disminuye en torno al contexto social” en el que la persona se encuentra, por lo que expresó que “el retraso de Yanina es leve, pero el entorno no potenció sus cualidades y su desarrollo”, por lo que eso da cuenta “la relación clara entre pobreza, exclusión y discapacidad que existe”.
La deslegitimación a las profesiones de los testigos por parte de la fiscal y el mismo tribunal, ya había sido mencionada y no fue excepción durante la tercera jornada del juicio. Tratando de menospreciar el trabajo de Verónica González la fiscal Carballido expresó que la discapacidad de Yanina ya había sido informada por la perito psicóloga de la mañana y el perito policial del día martes, por lo que no eran necesarias las declaraciones de la periodista. En ese contexto, González puso de manifiesto que “la discapacidad va más allá de la mirada médica y que se necesita un enfoque socioeconómico” diciendo que “el 90 por ciento de las mujeres con discapacidad sufren violencia por su situación de vulnerabilidad”.
Por su parte, Raquel Disenfeld, psicóloga de Yanina González, con mucha ansiedad comenzó relatando que su caso, si es bien es común en las barriadas del conurbano bonaerense, también tiene sus particularidades que lo acentúan. Expresó que Yanina “ha sufrido todo tipo de violencias: abandono de su madre, maltrato por parte del padre, discriminación con sus pares, embarazo adolescente, violencia por parte de sus parejas y el maltrato común del penal”, es por ello que se explica su personalidad retraída y tímida para con las personas.
Desde que Yanina González se encuentra detenida, la licenciada ha acompañado su proceso, “compartí su dolor y su angustia” declaró. A lo largo de su exposición, Raquel realizó un lineamiento de las situaciones de violencia que sufren las mujeres, y en particular Yanina. Paralelamente, comunicó al Tribunal las personalidades que estos entornos producen en las mujeres. Entre sus afirmaciones, relató que luego de conversar varias veces con Yanina sobre lo acontecido ella le confesó: “Alejandro (Fernández) me embaucó”.
Qué (no) aportaron las y los testigos de la fiscalía
La jornada arrancó adversa para Yanina y su defensa ya que el Tribunal decidió incorporar por lectura la indagatoria de Alejandro Fernández, el presunto femicida de Lulú, en la causa paralela que se le sigue por “homicidio”. En lo que llamaron “un caso particular”, para el mediodía de ayer habían declarado seis testigos. La médica generalista del Centro de Salud de Derqui; una psicóloga y una médica psiquiatra de la Asesoría Pericial de San Isidro; la hermana del presunto femicida, Alejandro Fernández y su pareja; y un efectivo de la comisaría local.
De entre los testimonios que hacen a los hechos en investigación, el determinante fue el de la médica del Centro de Salud, quien debió informar tanto a Yanina como a Alejandro Fernández que Lulú había llegado sin vida. “La nena tenía golpes en la frente, el tórax y el abdomen visibles y alarmantes (…) de gravedad” relató y contó, afirmando lo que ya había declarado, que cuando consultó sobre qué había sucedido, Fernández se apresuró en responder que “había estado con el padre y había vuelto con esos golpes”.
También prestaron declaración, previa incorporación vía lectura de sus informes, una psicóloga y una médica psiquiatra, integrantes de la Asesoría Pericial de San Isidro. Ambas le realizaron a Yanina 3 y 2 entrevistas respectivamente de 45´cada una en diferentes momentos desde que fue imputada y detenida por “abandono de persona”. Describieron sus características de personalidad y médico- psiquiátricas e introdujeron el contexto de violencias en el que habría sido criada y que vivía Yanina. “Ella me manifestó que sufría violencia de género”, declaró la psicóloga y agregó que era fundamental el apoyo que recibía de parte del Centro Comunitario Gallo Rojo en la generación de recursos para su vida.
Si bien la fiscal, en su interrogatorio a las profesionales de la salud, intentó construir un patrón en el que la discapacidad intelectual de Yanina podía llegar a ser tanto un motivo de “irritabilidad” como no ser una limitante de su autonomía, la capacidad de alarma antes situaciones de riesgo y la de distinción entre “el bien y el mal”; ellas no solo consignaron que es muy difícil establecer cuadros generales y que hay que evaluar en detalle caso por caso, sino que además reconocieron que las evaluaciones periciales que realizan en la Asesoría son “limitadas” y “fragmentadas”.
Antes habían declarado la hermana y la pareja del presunto femicida, Alejandro Fernández, ambos testigos llamados por la fiscalía, intentaron no sin caer en imprecisiones y contradicciones avalar los lineamientos de Carballido Calatayud de que Yanina fue “mala madre” y que “abandonó” y “mal cuidó” a Lulú. Lo cierto es que la primera las vio una sola vez en su vida y el segundo cuatro pero que “jamás tuvo contacto” con ellas. En sus relatos la ausencia del rol de contención familiar estuvo paradójicamente presente.
El último testigo de la fiscalía fue un efectivo policial comisionado para investigar la relación de Yanina con su hija Lulú. Sin embargo, sin ninguna precisión de lugares ni personas, el oficial reconoció que no logró conseguir ningún testigo “de donde vivía Yanina”, que tenga información sobre posibles maltratos. En esa línea la defensora Gabriela Conder preguntó: “¿entonces usted sólo investigó sobre la situación de Yanina?”, “si” expresó Brizuela. Una vez más, confirmando el acontecer del procedimiento judicial Conder miró al Tribunal y afirmó: ” no más preguntas”.
Un rumor increíble de creer
Fuentes no oficiales informaron a Marcha que la fiscal especializada en género Carolina Carballido Calatayud y quien acusó a Yanina González de ser “mala madre”, habría concursado para ser jueza en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, apoyada por Gustavo Posse, el intendente massista del municipio de San Isidro. Al parecer lo habría ganado aunque la designación debe ser aprobada por la Cámara de Senadores y el Poder Ejecutivo en la Comisión de Asuntos Constitucionales y Acuerdos.
Los alegatos y la sentencia contra Yanina González se esperan para el martes 3 de marzo desde las 10 de la mañana.