Por J.M.D.S. El delantero firmó con River y espera demostrar sus condiciones y dejar atrás historias controvertidas.
River incorporó a Teofilo Gutiérrez luego de una novela que parecía no terminar más. Las idas y vueltas por finiquitar la operación fueron innumerables. El colombiano quería irse del Cruz Azul de México y presionó de lo lindo para lograrlo. Sus declaraciones no daban lugar a ninguna duda. Teófilo Gutiérrez despierta grandes pasiones por lo que expresa dentro de la cancha. Es crack. Lisa y llanamente. Pocas veces en el fútbol argentino se ha visto un centrodelantero con sus condiciones físicas y técnicas. Juega con el Manual del 9 bajo el brazo. Entre sus virtudes se pueden enumerar varias: es guapo, encarador y atrevido. Dueño de un gran cabezazo, sabe jugar de espaldas, aguantar y cuando descarga es letal para ir a buscar la devolución al espacio vacio y define de manera notable.
Pero todas esas cualidades se desvanecen por reacciones que no se comparecen con la estatura de jugador que es. Racing lo contrató en 2011 y ya acarreaba problemas en su relación con el club turco que contaba con sus servicios: el Trabzonspor. Su desembarco por Avellaneda se dio en una situación parecida a la que ocurre hoy. Presionó para irse de su club luego de incidentes bastante similares a lo acontecido en los últimos días. En el equipo turco no era titular (luego de un comienzo a puro gol) y decidió irse para su país natal. En ese momento comenzó a presionar para ser transferido a Racing, a pesar que le quedaban 3 años y medio de contrato. Faltas recurrentes a los entrenamientos e inclusive el anuncio de una posible enfermedad que, según su versión, motivó su “escapadita” a Colombia. Al llegar a la Academia tuvo que pelear por un puesto en un primer momento, para luego ganarse el cariño de todos los hinchas con goles y buen juego.
Con su carisma y sus goles ilusionó a los hinchas de Racing que le perdonaban absolutamente todo. El entrenador Miguel Russo le dio confianza y lo rodeó de jugadores de buen pie y Teo aprobó con creces. Pero la pierna fuerte y los codazos se comenzaron a dar cada vez más seguido, así como las quejas de sus rivales por actitudes fuera de lugar. Las discusiones en torno a su figura seguían su rumbo. Primero fueron ausencias a los entrenamientos o falta de ganas para viajar con el plantel al momento de estar suspendido. Formas de manejarse que fueron minando la confianza de sus compañeros hacía Teo. El caso más emblemático y recordado se dio en el clásico ante Independiente. El colombiano había marcado un gol pero luego se hizo expulsar de manera infantil. Finalmente el encuentro terminó 4 a 1 a favor de Independiente y derivó en la renuncia de Alfio Basile. Pero lo peor ocurrió en el vestuario. Luego de una acalorada discusión con Saja, el delantero sacó un arma de juguete en medio del vestuario y la historia llegó a su fin.
La gente jamás olvidó a Teófilo, que mudó sus goles a Lanús en donde estaba habilitado sólo para jugar la Copa Libertadores. Allí reincidió en sus conductas .Luego de convertir un gol y con la eliminación consumada de su equipo, faltó a un entrenamiento y se fue para Colombia. El club rescindió su contrato y se produjo la vuelta al Junior de Barranquilla. Otra vez los goles y la titularidad en la selección de José Pekerman, jugando con Falcao en la delantera. Luego de un buen semestre llegó el pase al Cruz Azul mexicano y un comienzo-otra vez- con goles y buenas actuaciones. Pero en esta historia se sabe el final. Teo se cansó y clamó por una transferencia a River, club del que dice ser hincha desde su infancia. Luego de muchas idas y vueltas y de la presión enorme del delantero, se concretó el pase.
Lo cierto, es que Ramón Díaz resaltó públicamente la insistencia de Teo por llegar a River. Los hechos demuestran que hay muchísimas probabilidades de que repita la conducta que tuvo hasta ahora. Es decir, en cuanto surja un club que quiera contar con sus servicios y el colombiano desee irse, lo que es valorado hoy por hinchas, entrenador y dirigentes, será criticado y censurado en un futuro. Ramón declaró que el lo iba a saber manejar y no se le iría el tema de las manos: “Sí se porta mal le voy a tener que tirar de las orejas”, deslizó el técnico.
Por su parte, el delantero aseguró que está más maduro y que hasta le pediría disculpas a Saja. “Hoy por hoy, mi juguete es una pelota, no un arma. Sé que tuve conductas raras pero ese no soy yo. Estoy feliz de llegar al fútbol argentino, acá se respira pasión en todos lados y a los jugadores se nos respeta”, aseguró. Por ahora, la historia entre River y Teo Gutiérrez es de felicidad, amor y buenas intenciones. Se verá qué le depara el futuro al notable delantero que descoloca con sus actitudes y a River con una incorporación tan importante como arriesgada. Sólo el colombiano sabe el final de esta novela.