Por Carina López Monja – @Carinalopezm
La fiesta de los ricos, la agenda que profundiza la brutal transferencia de recursos para los poderosos y un agosto repleto de protestas. El descontento crece, el gobierno mira a largo plazo.
La tapa de ayer del diario Tiempo Argentino, recuperado por sus trabajadores y trabajadoras, dijo más que todo el discurso de Macri en la Sociedad Rural. La relación entre los grandes empresarios del campo y el gobierno argentino se encuentra en su mejor momento. No se trata sólo de una afinidad ideológica o de una relación entre pares (los ricos del campo y el gobierno de ricos), sino de la transferencia de alrededor de 128 mil millones de pesos en sólo 7 meses.
El agradecimiento a la eliminación y rebaja de las retenciones quedó expresado en la ovación que recibió el primer presidente que visitó la Rural en 15 años, al ritmo del cantito “Sí se puede” desde las gradas de la rural y bajo el aplauso de Etchevere y el Momo Venegas. “Trabajamos para que el campo sienta que se le ha sacado la pata de encima y se le tendió la mano”, dijo Macri y propuso pasar de ser el granero al supermercado del mundo.
Etchevere, quien viene de defender el fin de las retenciones y la apertura de exportaciones porque “pasando la General Paz nadie come lomo”, planteó también que el tarifazo es “un costo social” por la herencia recibida.
El relato de ricos tiene a los editorialistas de La Nación como el testeo por derecha de lo que pueden decir o hacer. Aquello que aún el gobierno PRO no sabe si plantear funciona como termómetro con las editoriales de La Nación. Así como al día siguiente de la elección de Macri reflotaron la teoría de los dos demonios y fueron repudiados por los trabajadores y trabajadoras del propio diario, en esta semana bregaron por la flexibilización laboral y el aumento de la edad jubilatoria.
Agenda externa e interna en búsqueda de apoyos
Luego de dos reuniones con múltiples significados en la semana que pasó (la de Macri con Tinelli y la de Vidal con Carrió) el gobierno busca ir cerrando frentes de batalla. A pesar del daño a la seriedad institucional y los reproches por izquierda y derecha que recibió el presidente luego de darle carácter ceremonial a la reunión con el conductor televisivo y jugar con una aplicación como snapchat, Macri logró que bajen los decibeles de su imitación en el programa Showmatch. Desde otra perspectiva, con una comida casera hecha por Carrio, Vidal consiguió que los dardos de la incisiva Lilita dejen de apuntar a Bressi, jefe de la Policía bonaerense.
Para este martes, se sumará la reunión con los gobernadores, donde Macri tratará la devolución de la coparticipación y buscará llevarse el aval para avanzar en algunas iniciativas legislativas para el segundo semestre, donde necesitará de manos ajenas al PRO para sumar voluntades y lograr aprobación de leyes.
En el frente externo, luego de la visita de Macri a Peru y del primer mandatario mexicano a Argentina, el presidente sigue proyectando una integración subordinada a Estados Unidos. La visita de Peña Nieto, cuestionada por organismos de derechos humanos y por un amplio abanico de organizaciones populares significó un nuevo paso de acercamiento a la Alianza del Pacífico, que se consolidará esta semana con la visita de secretario de Estado de los Estados Unidos John Kerry. Argentina ya es observador de la Alianza del Pacífico y desde allí busca avanzar en su participación en el TPP (Acuerdo Transpacífico de la Cooperación Económica), que busca frenar el avance comercial de China tanto en América Latina como en Asia y Oceanía.
La economía que no ayuda a la revolución de la alegría
Luego del masivo primer ruidazo y a días de producirse el segundo, Macri le reza al poder judicial para ganar la pulseada por el tarifazo. La decisión de la Cámara de Apelaciones de La Plata de revocar un fallo que impedía el aumento, dejando habilitada la suba en Buenos Aires; y la audiencia en Mar del Plata que dio luz verde a las subas, son buenos augurios para el gobierno. Si bien el poder legislativo se suma al debate con casi 100 proyectos vinculados a limitar el tarifazo, las respuestas para miles de familias trabajadoras que no llegan a fin de mes siguen sin aparecer.
Según dijo Marcos Peña, tarde o temprano habrá que pagar y habrá que conformarse con el tope del 400 % para el aumento del gas. ¿La certeza de Peña se basa en las reuniones de Macri con Lorenzetti o sólo son expresiones de deseo? Está por verse.
Pero los problemas no son sólo de tarifas. Las dificultades del gobierno para frenar la inflación se mantienen y sólo prevalece el optimismo de la voluntad. El hecho de que el Banco Central no bajara la tasa de interés de las Lebac es muestra de ello. El gobierno se reunió con supermercadistas y los retó por su falta de transparencia, al tiempo que acordó un congelamiento en los medicamentos de mayor venta.
El adelanto del secretario general del sindicato de aceiteros Daniel Yofra del aumento que habría en el precio del aceite no fue una “irresponsabilidad”, como consignaron los grandes medios, sino la información que escondía el gobierno, que al conocerse avanzó en reponer el subsidio y poner topes del 6% al aumento en el aceite.
A estas medidas anti inflación tibias e insuficientes, se suma la apertura a importaciones de bienes de consumo que compiten con la producción nacional, lo que suma nuevos problemas a la situación económica.
Este escenario no sólo genera malestar social. La inflación se acumula y las mayorías argentinas deben sumar a los tarifazos, los aumentos en alimentos, ropa y alquiler. Las caídas en la actividad industrial, el aumento de los despidos, la baja del consumo van complejizando el escenario. Mientras algunos se ajustan, otros directamente no llegan a fin de mes. La brutal transferencia de recursos del gobierno de ricos afecta de forma desigual a la población argentina, pero a mediano plazo, empeorará la situación de muchos y muchas más.
Un agosto de lucha
Frente a ese escenario se multiplican las medidas de fuerza, de lucha y de resistencia a los embates macristas. Mañana habrá una movilización de numerosas organizaciones populares que reclamará políticas para los trabajadores cooperativistas y de la economía popular. La protesta, impulsada por el Frente Darío Santillán, el Polo Obrero, la AGTCAP, entre otros, se extenderá en gran parte del país, denunciando la falta de diálogo y respuestas del gobierno al reclamo de trabajo y de asistencia a los barrios humildes.
En esa misma línea, el domingo de San Cayetano, patrono del trabajo, se movilizarán Barrios de Pie, la CCC y la CTEP desde la Iglesia de Liniers a Plaza de Mayo con las consignas “Tierra Paz y Trabajo”. En tanto, el jueves se realizará el segundo ruidazo para rechazar la suba de tarifas y los cortes de luz que se multiplicaron en Capital y Gran Buenos Aires en las últimas semanas.
Los docentes se encuentran de paro en varias provincias en el día de hoy, al igual que varios municipios de la provincia de Buenos Aires y se espera un paro de estatales y una marcha federal convocada por la CTA de Yasky.
A los reclamos concretos hay que sumarle el rechazo de todo el arco político al uso de datos de la ANSES con fines proselitistas (aprobado por Marcos Peña) que vulnera los datos de todos los ciudadanos. El nivel de gravedad puede llevar a casos de criminalización de la protesta, como se da en Rio Negro, donde el gobierno municipal utilizó datos privados para iniciarles una causa a referentes de una organización popular.
Mientras la resistencia y las luchas crecen, aún dispersas, el gobierno consolida un plan a largo plazo, que incluye el debate de la productividad, los programas de primer empleo, con períodos de prueba y flexibilización laboral, la disminución del Ministerio de Trabajo para la resolución de los conflictos laborales, los tratados bilaterales, mayor endeudamiento para avanzar y la alianza público privada.
A no confundirse, que no se trata sólo de defender derechos y resistir los embates. El modelo PRO busca blindarse por dentro y por fuera, con el poder mediático y los poderes fácticos. La minoría intensa del gobierno de ricos dice que sí se puede, retrocede y revisa cuando es necesario, pero se prepara para cosas peores. La resistencia popular tiene que encontrar los puntos de unión, pero además tiene la obligación de pensar a largo plazo una alternativa donde el pueblo sea protagonista y se proponga cambiar todo lo que haya que cambiar.