Por Gerardo Szalkowicz
En el 10º aniversario de la cadena multiestatal TeleSUR, su presidenta Patricia Villegas desmenuza en esta entrevista el significado histórico de esta inédita experiencia que marcó a fuego el campo comunicacional en América Latina y el Caribe. Villegas analiza también el escenario mediático en la región, signado por la disputa de sentidos frente a las grandes corporaciones, y destaca la trascendencia de “poner las cámaras en el lugar donde están las victimas y no los victimarios”.
– ¿Cuáles son los principales aportes que ha hecho Telesur en estos 10 años?
– Creo que Telesur puso nuevamente en el escenario público una discusión muy importante que es el derecho a la información, o la información como un derecho. Veníamos de una América Latina y el Caribe golpeada por la década neoliberal, los derechos fundamentales habían sido privatizados, y así como la salud o la educación son derechos, la información también lo es. Y el hecho de que Telesur considere a su audiencia no como consumidores sino como usuarios es un cambio que corresponde a esa mirada.
Otro tema no menor es que en América Latina, en medio de una fuerte desinversión por parte de los gobiernos neoliberales, le había sido entregada a los medios públicos fundamentalmente la labor de contar la cultura, el folclore, pero había desaparecido la noticia, la información, la opinión. Eso se le había entregado a los medios privados.
Estos dos elementos son fundamentales dentro de lo que Telesur instala en el escenario mediático continental en estos 10 años. Después hay otra cantidad de cosas ya desde lo concreto. Por ejemplo, que los profesionales de Telesur cuentan con las mismas herramientas tecnológicas que en los medios privados. La desinversión en los medios públicos había generado una gran diferencia en las posibilidades de contar. Telesur revierte esa tendencia, nosotros podemos contar nuestras historias teniendo las mismas oportunidades tecnológicas que los medios privados.
-¿Qué aspectos rescatan de experiencias anteriores de comunicación contrahegemónica y qué generó la irrupción de Telesur en la región?
– En una entrevista que le hicimos al Comandante Chávez en octubre de 2005, en los comienzos de Telesur, él me dice “estoy muy feliz Patricia. Es muy lindo ver la concreción de un sueño, de un sueño de mucha gente antes que tú, incluso de mucha gente antes que yo”. Obviamente que Telesur tiene unos antecedentes, de una comunicación diferente, una comunicación que pone las cámaras en el lugar donde están las victimas y no los victimarios, hay enormes antecedentes de eso.
De alguna manera, la irrupción de Telesur, que es hija de los procesos de transformación en América Latina y el Caribe, le ha permitido a la región contarse de otra manera. Durante el golpe de Estado en Honduras, por ejemplo, el relato habría sido otro si las cámaras de Telesur no hubieran estado allí en vivo. No se necesitaba ni siquiera interpretar lo que estaba pasando, era cuestión de subir una señal y mostrarlo, tener el coraje y la capacidad técnica para hacerlo. No es que creamos que tenemos la verdad revelada ni se trata de hacer coberturas espectaculares, sino de estar allí, del lado de las victimas, en el lugar donde se origina la historia, contando lo que está pasando. Yo me pregunto, por ejemplo, ¿qué habría pasado durante el Plan Cóndor si hubiera habido telesures?
Entonces, esto cambia el escenario de los medios en América Latina, hay propuestas y estrategias comunicacionales que surgen tras el nacimiento de Telesur y tras ver que nosotros íbamos construyendo ese otro relato, el de esta América Latina que estaba cambiando y que estaba siendo amenazada como lo sigue estando hoy.
Telesur, además, reivindica el periodismo desde lo local, por eso tenemos la red mas grande de colaboradores y corresponsales que cualquier agencia de noticias en esta parte del mundo. Tiene que ver con la concepción, con la génesis del proyecto, lo que ademas nos permite estar en la ofensiva y no en la reacción del relato.
– ¿Cómo analizas el mapa comunicacional actual en América Latina y la correlación de fuerzas frente a las grandes corporaciones mediáticas? ¿Cuál es la estrategia de Telesur para afrontar esa “batalla”?
– Por supuesto que los grandes monopolios siguen tendiendo la hegemonía y el desbalance sigue siendo enorme. Diez años son muchos para la vida de los seres humanos pero para un proyecto de transformación, que tiene que dejar atrás siglos de exclusión y de pobreza, son muy pocos. Obviamente que el escenario de los medios en América Latina sigue siendo hegemónico para los monopolios económicos, pero hace diez años no existían medios públicos como los que hay ahora en Bolivia o Ecuador o Argentina. Hay una consolidación de medios públicos. La sociedad tiene derecho a estar informada y la única posibilidad de que eso sea real es que el Estado participe de ello, como con tantos otros derechos que hemos ido conquistando.
Obviamente el panorama no es de triunfo para nosotros, pero hoy ocupamos un lugar. Cuanto tú tienes que contar la historia de América Latina y el Caribe, hoy necesariamente tienes que ver Telesur, como tienes que leer Nodal. Pero Telesur o Nodal son posibles porque hoy en buena parte de nuestros países hay una “inseguridad” sobre en los medios -como dice Ignacio Ramonet-, la gente duda de lo que le están diciendo los medios privados, incluso duda de lo que le dicen los medios públicos lo cual es muy bueno, y consulta distintas fuentes. Eso no sucedía hace diez años.
– En diferentes coyunturas políticas, la derecha mediática continental ha demostrado tener mecanismos muy eficaces de articulación en defensa de sus intereses. ¿Qué lectura tienes de los procesos de integración desde los medios públicos y populares y cuál es el aporte que viene haciendo Telesur en ese camino?
– Nosotros no nos dedicamos mucho a ver lo que está haciendo la competencia, no queremos ser la reacción a nada sino tener nuestra propia apuesta. Pero la batalla está allí, por supuesto, es una batalla enorme y hoy las batallas en buena medida se viven en los medios. En estos diez años hemos logrado apoyar la creación de otros medios, hacemos alianza con canales de otros continentes como Rusia Today o Al-Mayadeen. Hacemos parte de diversas redes, trabajamos con los movimientos sociales del ALBA, hacemos talleres para periodistas comunitarios, articulamos con las televisoras públicas, por ejemplo con el programa “De Zurda” durante el Mundial que se transmitía en simultaneo por la TV Pública argentina. También tenemos convenios con emisoras regionales, comunitarias, universitarias, construimos una enorme red que nos permite multiplicar el mensaje.
Es cierto que la derecha tiene mucha habilidad para publicitar sus acciones y sin duda todavía tiene la hegemonía comunicacional, siempre creo que podemos hacer mucho más y es una de las tareas en las que tenemos que seguir creciendo.
– ¿Cuál es el proyecto al que Telesur le viene poniendo más energías en esta etapa?
– Nuestro proyecto más importante en este momento es Telesur en inglés, que está cumpliendo un año. Nuestro camino es convertir a Telesur en una plataforma multilingüe, ya estamos produciendo 29 programas en inglés, hay una gran producción de contenidos en un idioma que es trascendental. La idea es poder contarle a todo el que habla inglés lo que está sucediendo en América Latina, que tenga otra fuente de información, pero también dar una visión alternativa desde el Norte, que la gente en el Norte pueda ver sus historias contadas de otra forma. Ese es el gran reto actual de Telesur. Y después tenemos en mente Telesur en árabe.
-¿Qué cosas habrían cambiado o habrían sido de otra manera si no hubiese existido Telesur?
– Creo que el caso mas emblemático es el que te comentaba de Honduras. También durante el intento de golpe en Ecuador en 2010, allí los medios hablaban de una “revuelta policial” cuando vivíamos incluso un intento de asesinato al presidente Rafael Correa. Y ahí estaban las cámaras de Telesur para mostrar los tiros sobre el carro de Correa. Lo que nos ha permitido construir otro relato no tiene que ver tanto con interpretar la realidad sino con poder mostrarla en vivo. No es sólo lo que hubiera sido diferente sino quién lo habría contado, como el Coronel no tiene quién le escriba… ¿Quién habría contado eso?
Otra situación emblemática fue en Trípoli, que supuestamente estaba siendo bombardeada por la aviación de Gadafi. Cuando nuestros equipos llegan ahí no había ningún rastro de eso, yo misma había sido victima de la desinformación dominante. Y eso lo desmontó Telesur. Entonces, hay historias que el relato oficial y popular habrían sido de otra manera si no hubieran estado las cámaras de Telesur. Creo que ese es el aporte maravilloso de este proyecto.
– ¿Cuál crees que será la huella que dejará Telesur en la historia de la comunicación?
– Es una pregunta difícil porque yo tengo una relación muy amorosa con Telesur, he aprendido a ser una ciudadana latinoamericana y caribeña trabajando en este proyecto. Me siento colombiana de nacimiento y me corre sangre colombiana en las venas pero me siento también argentina, boliviana, profundamente venezolana… Creo que hemos logrado que las audiencias sientan que a través de experiencias como Telesur se les ha permitido tener el registro de un nuevo derecho, el derecho a la información, a la comunicación. Eso es lo más trascendente: hoy la gente está viendo y leyendo los medios de otra manera.
* Entrevista publicada en Nodal