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    Sin categoría

    Te estoy mirando a los ojos, contexto social de ofuscación

    4 noviembre, 20116 Mins Read
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    Cultura


    Por Adrián Pascoe.
    En el reciente FIBA se presentó esta obra de Rene Pollesch y Fabian Hinrichs (una producción de la Volksbühne am Rosa Luxemburg Platz, de Berlín) que provoca e invita a la reflexión política.

    En el marco del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) se presentó la obra de origen alemán ¡Te estoy mirando a los ojos, contexto social de ofuscación!, construida en conjunto por el artista escénico Rene Pollesch y el actor Fabian Hinrichs. El extraño título busca llamar la atención sobre varios aspectos, por un lado, poniendo el foco en la mirada, una mirada que puede ser pasiva, de espectador, o activa, como cuando al enfrentarse a alguien se le dice “te estoy mirando a los ojos”. Por otro, el nombre también hace referencia a Theodor Adorno y a su concepto de “contexto social de ofuscación”, utilizado para describir a una sociedad enajenada. Así, ya desde el mismo nombre de la obra, se plantea el cruce de dos experiencias que pocas veces van de la mano: la de ir al teatro, enajenadamente, y la de acabar confrontando en el marco de esa experiencia. ¡Una conjunción de resultados imprevisibles!

    La obra es muy simple. El público entra a la sala y suena música disco, música pop, música tonta. Con luz de sala prendida entra un actor vestido canchero, sube al escenario y se ubica detrás de un telón amarillo. Vemos como desde allí mueve la tela con un objeto hasta que finalmente empieza a asomarse con un enorme cetro y con una amplia sonrisa. Es todo como gracioso. Se abre el telón, el actor nos mira con alegría, se saca un zapato y lo arroja al público con cierta violencia, luego se saca el otro y repite el lanzamiento. Una señora detiene con dificultad el zapato volador y la gente que la rodea se preocupa y se ríe por igual. Luego el actor se saca los pantalones y la camisa y los arroja al público. Todos atónitos y extrañados. Le hace una seña al DJ, empieza a sonar fuerte música disco, él empieza a danzar y nos hace señas convocándonos a bailar o a subir al escenario. Baila descontrolado. Detiene la canción. Trae al frente del escenario una batería. Se pone una malla de luchador, negra, con tirantes que le dejan el pecho al descubierto y remata el conjunto con un enorme collar dorado. Empieza a tocar la batería y la melodía recuerda a un blues. Nos pide que participemos con señas y nos anima, pero no sabemos a qué. Se para y le pide al DJ música otra vez. Ahora suena Prince y el baile se vuelve desaforado. Cuando por fin se detiene, nos arroja el primer texto de los muchos que se sucederán en la obra. El texto refiere básicamente a diversas imposibilidades. Como punto de partida, nos dice que no hay exterior, que la mente se relaciona consigo misma a través del cuerpo y que partiendo de esa imposibilidad no se puede pensar en la palabra exterior. El exterior constituye una metafísica falsaria, engañosa. Después nos habla del dinero, de la historia de la institución del billete, nacido en la corte francesa, y de las dificultades que hubo que superar para que la gente acepte su supuesto valor. Nos dice que el billete fue una estrategia de la realeza para reinventar la economía.

    Luego arenga contra el teatro interactivo, evidentemente falso si se acepta la premisa de la imposibilidad exterior, y propone un teatro interpasivo en el que actor y espectador cambien totalmente sus lugares. Así, finalizada la obra el actor se iría con tu cita a cenar y después a tener sexo en casa. Es decir, un teatro que realmente te proporcione una experiencia distinta, en la cual sea posible reinventar el amor desde la ruptura de todas esas inercias que nos ahogan: el amor, la amistad, la pareja, los hijos.

    La obra continúa en esa clave de música frenética y largos textos intercalados hasta que en un momento baja desde el techo un enorme número 1971. El actor comienza a hablar del acuerdo Bretton Woods y de la forma en que en ese año se decidió separar el valor de la moneda del patrón oro, sentando las bases para la lógica monetaria actual.

    Como cierre, baja del techo una bola gigante con luces rojas y él la equipara a los grandes relatos de la humanidad, todos falsos sueños de ilusos y alegres animales, las fuentes de esa ofuscación contra la que Adorno nos habría alertado.

    Luego baja el telón y sólo resta preguntarnos hasta qué punto el teatro puede ser político o reflexivo. Más allá de cualquier discusión sobre formatos teatrales, creo que la obra es altamente política y nos obliga a relacionarnos con una gran cantidad de ideas profundas aunque planteadas en un contexto estético chato y simple.

    ———-

    Un fragmento de la obra

    “¿Mabuse? ¿Mabuse? ¿No era ese uno de los actores en la crisis económica internacional? ¿Y qué hacen los actores en la crisis económica internacional? La crisis en los mercados financieros ha desatado aquí turbulencias irracionales por completo, ¡y mi cuerpo aún no se ha enterado del desastre! Supuse en este punto que me hallaba en presencia de los vendavales de acontecimientos presentes en el actual negocio financiero… Ahora bien, en este momento no se puede andar diciendo que todo esto aquí fueron vendavales de acontecimientos. En realidad no hay nada más que pasividad o ascetismo. Pero la crisis financiera es una turbulenta comedia de equívocos. ¿Pero qué es aquí objeto de equívocos?

    ¡Resulta que no hay absolutamente nada ahí! No hay absolutamente nada que ver. ¡Eso huele a fundamentalismo de mercado! Y se remite a la Escuela de Chicago. Entre las características de la comedia de equívocos se halla, en este caso, que la solvencia y la insolvencia, la laboriosidad y el ascetismo, son la misma cosa; que la diferenciación entre valores reales y ficticios se vuelve obsoleta, y esto es así a más tardar desde que el dinero de los créditos consiste en creación a partir de la nada. En el actor se tensa la tragedia entre los polos imaginación y realidad, los cuales conducen al mismo tiempo a la catástrofe.”

    (Traducción de Orestes Sandoval)

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