Aunque la campaña del electo presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue dirigida a los derechos de las mujeres, la lucha por el derecho al aborto fue un tema tabú. Conversamos con Tatiana Dias, cronista de The Intercept, medio que junto a Catarinas acompañó la historia de una niña a quien el Estado intentó obstaculizar su derecho a vivir.
Por María Eugenia Waldhüter | Ilustración: Pri Barbosa
El pasado 30 de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva fue electo presidente de Brasil en segunda vuelta. Con un resultado ajustado pero con la certeza de haberle puesto fin al ciclo de la derecha en el ejecutivo, la expectativa de los pueblos en ese país es recuperarse de las consecuencias del régimen de terror institucional y desgobierno neoliberal de Jair Bolsonaro.
Aunque la campaña de Lula fue dirigida a los derechos de las mujeres la lucha por el derecho al aborto legal fue un tema tabú. Conversamos con Tatiana Dias, una de las cronistas de The Intercept, medio que junto al portal Catarinas difundió pruebas y acompañó la historia de una niña de 11 de años a quien, a pesar de contar con el derecho al aborto por causal de violación, la justicia brasileña intentó obstaculizar e impedir la interrupción de la gestación.
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¿Cómo fue el proceso para la publicación que contó la historia de la niña?
Fue un proceso que siguió todos nuestros estándares de publicación que implica, al menos dos ediciones, lectura jurídica y verificación externa hecha por periodistas. La particularidad es que esta vez todo fue hecho muy rápidamente. A partir del momento que nos enteramos de esta historia que llegó por medio de la periodista Paula Guimãres del portal Catarinas, un sitio especializado en periodismo de género de Santa Catarina, vimos que era una historia muy grande y urgente. Rápidamente nos pusimos a trabajar en ella, tuvimos que comprender todas las etapas del proceso, hicimos un trabajo intenso en ver los videos de las audiencias, seleccionar material para publicar el video. A la par, conversamos con diferentes especialistas porque sabíamos que era un texto que no podía tener ningún juicio de valor ni de opinión, porque los hechos hablaban por sí mismos. Sin embargo, teníamos que entender lo que estaba en juego, qué dice la ley de Brasil, que decían la jueza y la fiscalía que estaban alegando para intentar impedir que la niña ejerza su derecho. Conseguimos muchos especialistas que respaldaron el reportaje y que la situación era absolutamente legal.
La niña de 11 años que estaba siendo inducida a tener un bebé fruto de un abuso sexual tenía derecho al aborto legal. El embarazo fue producto de un estupro, entonces no existe ningún tipo de consentimiento. Incluso tendrían que haberle concedido el derecho antes, cuando lo solicitó al servicio de salud, lo que infelizmente no ocurrió. Cuando nos enteramos de esta historia la niña estaba en un hogar queriendo volver a su casa con su madre y se lo estaban impidiendo porque la justicia dijo que si salía del hogar corría riesgos de hacerse un aborto, un procedimiento al que tenía derecho.
Entonces designamos un equipo, este es un medio pequeño, y con Catarinas dedicamos toda nuestra atención y energías para el caso. Trabajamos muy intensamente durante diez días y finalmente publicamos. En Brasil, la repercusión fue muy buena; toda la semana se habló de este tema. Repercutió en los principales periódicos, incluso en varios medios internacionales como El País, Washington Post, en Holanda.
¿Cuál fue su repercusión?
Inmediatamente tuvo algunos impactos, se abrió una causa para investigar la conducta de la jueza y de la Fiscalía; el Colegio de Abogados de Santa Catarina ofreció ayuda para la familia, el Ministerio Público Federal envió una recomendación al hospital para que el hospital realice el procedimiento. Y al final de esa semana, la niña finalmente accedió al procedimiento y a su derecho. Todo esto sucedió en una semana, por lo que fue un proceso extremadamente intenso, pero al mismo tiempo muy gratificante al ver los impactos inmediatos posteriores después del trabajo.
Supimos que recientemente recibieron intimidaciones a partir de la publicación. ¿Qué sucedió y en qué situación se encuentran actualmente?
Sabíamos que este artículo iba a tener una gran repercusión, y sabemos que el aborto es un tema muy delicado en Brasil, en un país que estuvo y aún está en un gobierno de extrema derecha extremadamente conservador. Así que sabíamos que habría algunas repercusiones en la semana siguiente. Luego de la semana en la que se publicó, comenzaron las manifestaciones y algunas personas nos acusaban de haber omitido información sobre el presunto autor de la violación, considerando que el caso no estaba ni siquiera en investigación. Todavía hay muchos influencers y políticos de extrema derecha que comenzaron a manifestarse diciendo que éramos parte de un esquema abortista y feminista. El jueves por la noche, el presidente Jair Bolsonaro tuiteó sobre el caso, no mencionó a The Intercept directamente, pero dijo que personas de los medios de comunicación provocaron el asesinato de un bebé de 7 meses y ahí comenzó una ola de ataques en línea que se fueron acrecentando.
Unas semanas después, nos enteramos por los medios de comunicación que el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos pidió al Ministerio Público que nos investigue a nosotras, a los médicos responsables del procedimiento y a los medios de comunicación encargados de dar a conocer la historia, porque presuntamente el proceso estaba bajo secreto judicial. Recibimos material de una fuente anónima, se trabajó en el material para preservar completamente la identidad de la niña y su familia.
¿Existe una denuncia en curso?
Decidieron abrir esta investigación, pero no sabemos cómo porque no fuimos notificadas formalmente, nos enteramos por los medios. En el mes de julio, una diputada conservadora del Estado de Santa Catarina, pidió la apertura de una Comisión Parlamentaria para investigar la conducta de los médicos y de las periodistas responsables por publicar la nota. Esa comisión comenzó hace dos semanas, no sabemos el contenido de esas reuniones porque está todo en secreto, pero en entrevistas y manifestaciones públicas dejaron claro que una de las intenciones de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) es investigar al periodismo también. Lo cual es absolutamente absurdo porque no se cometió ningún delito al publicar un artículo con una historia como esta, especialmente con todos los cuidados que tomamos.
Además, la Constitución brasileña es garante del secreto de fuente. Entonces cualquier iniciativa de intentar presionarnos va en contra de la legislación y pone en riesgo el principio constitucional de la protección de la fuente y la libertad de prensa, porque entendemos que estos intentos de investigación son formas de amedrentar el periodismo. Es tan complejo que varias organizaciones ya se manifestaron y enviaron un pedido para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se expida al respecto, así que estamos esperando alguna repercusión sobre eso. Estamos esperando, pero estamos completamente convencidas de que no cometimos ninguna ilegalidad y esas iniciativas son un intento de intimidación, de la libertad de prensa y de la causa feminista como un todo.
Todo esto ocurrió en el transcurso de este año, un año importante para la democracia en Brasil. Sin embargo, el derecho al aborto fue prácticamente un tabú durante la campaña electoral. ¿Cómo analizas este contexto y cuáles son sus expectativas con relación al triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva?
Todo esto sucedió durante un año electoral y justo antes de la campaña, así que mi evaluación personal, es que este tema se usó claramente como una agenda moral en la campaña electoral de Brasil. El aborto siempre es un tema tabú que el conservadurismo siempre usa este tema para tratar de sembrar un cierto pánico entre los conservadores al respecto y eso fue lo que pasó también. Recuerdo que cada vez que lo acusaban a Bolsonaro por alguna denuncia rápidamente cambiaba el tema del escándalo para comenzar a hablar sobre el aborto. Entonces era un negocio que claramente era usado como bandera electoral. Hasta la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI), lamentablemente lograron empujar al CPI para después de las elecciones porque sin duda también se transformaría en una plataforma política.
Con el triunfo de Lula tendremos un contexto un poco más favorable, claro. Pero seguimos siendo un país absolutamente conservador. La legislatura Federal y también las legislaturas estatales son extremadamente conservadoras entonces, la izquierda, a pesar de haber logrado obtener muchos escaños en el Parlamento Federal sigue siendo un lugar muy conservador. Así que no tengo muchas expectativas de cambio o avance en este momento. Por supuesto, tendremos que ver cómo después de que Lula asuma cómo será, pero en este momento, creo que todavía es muy desfavorable para cualquier tipo de avance en ese sentido, incluso en la campaña cada vez que se hablaba de aborto o de derechos sexuales y reproductivos, rápidamente Lula, que es nuestro candidato de izquierda más progresista, decía “estoy totalmente en contra del aborto”. Entonces, es algo que aún no se puede discutir públicamente, es muy complicado. Pero, de todos modos, no sabemos cómo será el próximo año. Si bien seguiremos acompañando, estamos a la sombra de este conservadurismo que asoló a Brasil, así que hay que esperar. No creo que podamos avanzar en esta discusión en el corto plazo.