El asesinato del mandatario haitiano Jovenel Moïse durante la madrugada del 7 de julio en Puerto Príncipe provocó una conmoción en la sociedad del país caribeño y en el ámbito internacional. En ambas esferas, aún dentro del arco de perspectivas distantes a los lineamientos de Moïse, las declaraciones y posicionamientos frente al hecho fueron condenatorias.