El pasado 6 de junio fue un día particularmente frío en Buenos Aires. Cerca del mediodía recibí un mensaje de un querido amigo: “murió François Houtart”. La dolorosa noticia fue confirmada por la compañera Isabel Rauber. ¿Qué hacer ante una noticia que era, como dijera Mario Benedetti, “un absurdo previsible”? Entre el desconcierto y la conmoción mensajeé a mis compañeros del Colectivo Frente Unido. El “autor intelectual” del Colectivo y “ángel de la guarda” de nuestro trabajo se había ido.