Por Mario Hernández. Un mercado que prosperó exponencialmente se derrumba sin freno. La recesión se siente en el sector laboral, donde las suspensiones y los despidos también crecen sin freno.
Hasta hace poco se creía que la Argentina podía llegar a ser un país en el que se vendieran un millón de autos cero kilómetro. El año pasado, este sueño parecía muy cercano: las ventas llegaron a un récord de 955.000 unidades.
Un sueño con pies de barro
La baja de las ventas en abril alcanza al 35% en términos anuales y se suman a la caída registrada en marzo con tendencia a sostenerse en el presente mes de mayo. El dato para el cuatrimestre de enero a abril supone una reducción de ventas del 18% en comparación con igual período del 2013. Las ventas de motos cayeron en abril mucho más: un 45%.
La situación de la mayor parte de las autopartistas es crítica. El 55% de su facturación está compuesta por ventas a las terminales. Otro 15% se dirige a Brasil, donde las automotrices también están aplicando suspensiones.
Con respecto a Brasil, las noticias tampoco son buenas: se redujeron las proyecciones de crecimiento del 2% que se esperaba en enero al 1,63%. Las exportaciones de vehículos argentinos cayó un 16,9%. Casi la mitad del comercio bilateral con Brasil -el 45%-, son exportaciones e importaciones de vehículos.
Mientras, en nuestro país, el sector automotor representa el 6,5% del PBI industrial y el 7,5% del empleo en forma directa. La crisis automotriz pone en riesgo más de 165.000 empleos e impacta en alrededor de 400 empresas autopartistas y en otros segmentos como caucho, vidrio, metalmecánica, metalurgia y química, entre otros. Se estima que por cada puesto de trabajo generado en una terminal automotriz, se crean otros 3,7 en empresas vinculadas a la cadena de producción, distribución y comercialización.
En declaraciones al programa radial “Metrópolis” que se emite por FM La Boca, el economista Julio Gambina señaló que “el tema de fondo es que las propias estadísticas del Indec, del Ministerio de Economía y el BCRA dicen que la economía se está desacelerando fuertemente y que en la industria hay recesión. Viene cayendo ya dos trimestres consecutivos, el año pasado y este año. No solo cae la venta de autos y, por lo tanto, su producción, sino que en todo el sector industrial hay problemas”.
Se acabó la fiesta pero los platos rotos los paga el sector asalariado
Los empresarios apuestan a la recuperación de la demanda en agosto en el mercado interno y principalmente en Brasil, y aseguran que hasta el 30 de junio los empleos estarían asegurados en automotrices y fábricas de autopartes. Mientras tanto, hay 15 mil trabajadores y trabajadoras suspendidos con el 70% del salario en el bolsillo, pero la escalada incluye despidos, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas.
La estadounidense General Motors decidió suspender la producción en su planta en Santa Fe un día a la semana hasta fines de junio por la caída de ventas, lo que afectará a 2.700 personas, aunque mantendrán la totalidad de su sueldo.
La situación está más complicada en las fábricas de autopartes donde la primera variable de ajuste son los puestos de trabajo. Buen ejemplo de ello es la situación de la española Gestamp Baires (proveedora de Volkswagen, Ford, Peugeot y GM) situada en el km. 48.5 del ramal Escobar de la Ruta 9, que ha despedido el pasado 5 de mayo a 67 trabajadores y trabajadoras sobre un total de 250. Esto se suma a los 76 despidos de Kromberg. Desde principios de año, con los despidos sucedidos en empresas autopartistas y automotrices como Kromberg & Schubert de Pilar, Johnson Controls de Escobar, Faurecia, Volkswagen de Pacheco, Metalsa, Ferrosider Part, en la zona norte del Gran Buenos Aires, ya suman más de 400 despidos.
La burocracia sindical y el gobierno, socios en la represión
Frente a esta situación resulta escandalosa la actitud del SMATA, que no sale a denunciar estos despidos y en los medios solo habla de suspensiones. Cuando los despidos son denunciados ante el Ministerio de Trabajo, los expedientes terminan archivados. El Gobierno nacional está tratando de ocultar que hay despidos, e incluso manda a la Policía y a la Gendarmería a las fábricas.
El sindicato SMATA no solo justificó los despidos y no exigió la reincorporación en la audiencia del pasado miércoles 14, sino que al día siguiente atacó con 50 patoteros a los trabajadores de Gestamp, Lear y Volkswagen que se encontraban repartiendo una carta al sector asalariado de esta última empresa.
“El 15 de mayo nos encontrábamos repartiendo una carta a los trabajadores de Volkswagen en General Pacheco y fuimos atacados brutalmente por una patota de delegados de la empresa que responden a Pignanelli. Golpearon a los despedidos, a compañeros de Lear y a despedidos de Volkswagen que nos acompañaban”, destacaron los despedidos de Gestamp que se encuentran acampando desde el 6 de mayo en la puerta de la fábrica que se encuentra militarizada con decenas de efectivos policiales que se pasean libremente por el predio. Además, la empresa permite el ingreso a una patota de delegados del SMATA de otras fábricas.
Comienza la resistencia
El viernes 9 de mayo los trabajadores de Gestamp convocaron en la puerta de la fábrica y luego a una marcha junto a trabajadores, comisiones internas, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales para reclamar la reincorporación, el fin de los despidos, de las suspensiones y que se vayan las patotas y la Policía de la Provincia de Buenos Aires de la fábrica.
Semanas previas, trabajadores de distintas comisiones internas de fábricas de zona norte realizaron cortes en Callao y Corrientes. Diversas fuerzas de la oposición intentarán este próximo jueves reunir quórum en la Cámara Baja para debatir sobre el aumento de despidos y suspensiones. Tanto legisladores del Partido Obrero, Néstor Pitrola y Pablo López, que conforman el Bloque Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) como los diputados Alcira Argumedo, Victoria Donda, Nicolás Del Caño, Claudio Lozano, Víctor De Gennaro, Facundo Moyano, Omar Plaini, Mario Negri, Fabián Rogel, Antonio Riestra y Carlos Brown, manifestaron su apoyo a las medidas tomadas por los trabajadores y trabajadoras que sufren la recesión en el sector.
Según Pitrola y López, la grave situación no sólo “la atraviesan las terminales automotrices, sino también las industrias metalúrgicas, mecánicas y plásticas, del neumático y otras subsidiarias, la construcción y el sector frigorífico”, entre otras áreas de la economía.
Pitrola menciono que “el Gobierno ha convocado a tres sesiones, una para votar el acuerdo millonario con Repsol, otra para rebajar aportes patronales y otra para eximir de impuestos a las industrias del Biodiesel. Es la agenda de las corporaciones y el capital financiero. Contra la agenda del ajuste, los tarifazos y los despidos, el FIT quiere discutir la agenda de los trabajadores, la defensa de los puestos de trabajo y el salario”.
Pablo López, por su parte, señaló que “de la misma manera que nos hemos sumado a la Sesión Especial para discutir el gravoso impuesto a las ganancias sobre los salarios, con la iniciativa por despidos buscamos defender los puestos de trabajo a la par de los salarios y jubilaciones, reforzando la lucha que ya llevan los trabajadores sobre estos problemas cruciales”.
En Córdoba también se vive una situación similar. La Legislatura debatió la situación de las suspensiones y los despidos en la provincia. El FIT presentó un proyecto de declaración sobre la crisis automotriz que se agrava: Iveco volvió a suspender, Fiat lo está haciendo dos días a la semana, Renault lo hizo la semana anterior, y tras ellas las autopartistas. Se planteó la apertura de los libros de las empresas, de sus financieras y de los productores de acero, Siderar y Techint, principales proveedores, y conocer el comercio entre las filiales de las mismas empresas.
“Los créditos baratos que De la Sota quiere poner en marcha a través del Banco Provincia (a tasa subsidiada por las arcas públicas) serán un beneficio extraordinario para las maniobras especulativas de esas multinacionales”. La prioridad es la defensa de los puestos de trabajo, estableciendo la prohibición de los despidos y suspensiones y el reparto de las horas de trabajo con un salario igual al de bolsillo promedio de los últimos doce meses ajustado por inflación; y que las empresas den a conocer sus planes de producción y las horas de trabajo.
El oficialismo (De la Sota) rechazó el proyecto del FIT por “superar las atribuciones de la Cámara”. El juecismo y el kirchnerismo acompañaron el proyecto oficial “en busca de un consenso”. En cambio, los trabajadores metalmecánicos, automotrices, y de otros gremios que siguieron el debate en el recinto y en las puertas de la legislatura (despedidos de VW, de Estancias del Sur, metalúrgicos y otros trabajadores) coincidieron en que el proyecto es el inicio de un programa obrero frente a la crisis, que afecta a todo el pueblo cordobés, y se disponen a discutirlo en las asambleas de fábrica convocadas para enfrentar los despidos.