Por Redacción Marcha
Ante la inminente segunda vuelta por la presidencia del país, las y los periodistas emiten sus posturas, miradas y argumentaciones de cara al país que se viene…
El próximo 22 de noviembre el primer balotaje en la historia de la Argentina para la elección del Presidente de la Nación tendrá como candidatos a Daniel Scioli por el FVP y a Mauricio Macri, por el PRO-Cambiemos. Desde diferentes medios de comunicación y en las redes sociales las opiniones de periodistas, movimientos y organizaciones sociales y los propios sientan posiciones definidas hacia el escenario próximo. Desde sus especialidades: Carlos Rodríguez en derechos humanos y violencia institucional; Marcelo Valko en pueblos originarios y Darío Aranda en modelos extractivistas, los periodistas muestran sus puntos de vista y amplían el panorama a lo sucedido en la provincia de Buenos Aires, donde fue electa María Eugenia Vidal, por el PRO-Cambiemos.
La teoría de “los dos modelos”
La primera pregunta surge sola: ¿Es cierto que se ponen en juego ‘dos modelos de país’ según la fuerza que resulte ganadora? ¿Qué representan Scioli y Macri?
Carlos Rodríguez (CR): Es posible que haya “dos modelos”, pero no creo en absoluto que estén planteando dos modelos de país muy diferentes uno del otro. Venimos de más de diez años de un gobierno que ha fundado su credibilidad en la política de derechos humanos, en el juzgamiento a los genocidas, algo que puede ser valorado y es valorable, pero todo lo demás está cuestionado. La violencia institucional, hoy, sigue, sigue habiendo torturas, gatillo fácil, desapariciones de personas. La ley de medios, que podría ser una iniciativa interesante si se respetaba el texto original, es deficitaria en su aplicación porque no se avanza en la medida de lo deseable sobre los monopolios como Clarín y al mismo tiempo, se están armando otros monopolios, todavía incipientes, que apuntan a respaldar el modelo kirchnerista. Este modelo, el que conduce Cristina, tiene otras falencia gravísimas como el de alimentar la república sojera, la república de la minería a cielo abierto y en lo social, la aplicación de parches “benéficos” como la ayuda universal por hijo, que no plantean una lucha frontal contra la desocupación y la pobreza. Daniel Scioli, en el mejor de los casos, seguiría con esas políticas, siempre y cuando no traicione ese mandato, como lo hizo Carlos Menem, un hombre que ayudó a que Scioli ingresara a la política. Todos sabemos que Macri es peor, pero con Scioli el pueblo no tiene de ninguna manera un referente que pueda mantener, incluso, la política populista del actual gobierno de Cristina Kirchner.
Darío Aranda (DA): Tanto Macri como Scioli apoyan el extractivismo y serán aliados de las corporaciones extractivas. De la misma manera que lo fueron estos doce años. Monsanto, Syngenta, Chevron, Barrick saben que continuarán sus negocios. Los pueblos en lucha saben que, cualquiera sea el Presidente, seguirán resistiendo y en lucha.
Marcelo Valko (MV): Zulemita Menem acaba de afirmar una verdad irrebatible “tanto Scioli como Macri nacieron de la mano de mi padre” e incluso agregó: “fue el padre político de ambos”. No es una chicana de mi parte para abordar esta nota, es una verdad que a algunos puede disgustar pero, la memoria sirve precisamente para comprender y asumir la realidad, una manera de modificarla.
Resulta por demás evidente que Scioli no es el candidato del FPV. Su candidatura emerge por descarte. No había otro. Ciertamente no solo “no es del palo” sino ni siquiera es una astilla del riñón kirchnerista. Desconfían del actual gobernador bonaerense. Lo ven demasiado parecido a su rival de Cambiemos.
Los discursos de Scioli asegurando mantener los logros de la actual administración y “mejorar lo que hay que mejorar”, por más que se encuentre flanqueado por Zanini, una suerte de comisario político de CFK, no resultan convincentes, son demasiado ambiguos. Su pasado acomodaticio lo condena. Y por si fuera poco, es el mismo gobierno quien con sus constantes desaires y cachetazos lo terminó asimilándolo, confundiéndolo con su rival y convenciendo al electorado que, al no provenir del más puro Olimpo K, Macri y Scioli son prácticamente lo mismo y apuntan a un idéntico modelo de país más allá de los matices y posibilidades de acción con uno u otro. Aunque ese detalle, uno frente al otro, en este campamento con internet que aun no llegó al estadio de país, no es poca cosa sobre todo por las expectativas y anhelos de sus votantes. Por último, de ganar Macri sería la primera vez en la historia que la derecha o centro derecha asuma la conducción del país por la vía democrática.
Lo que el agua se llevó
Una sorpresa de las elecciones fue que el peronismo haya perdido la provincia de Buenos Aires luego de tres décadas… territorio en el que el PJ se hizo fuerte, hoy llevó su voto a la joven María Eugenia Vidal, con mínima trayectoria en la arena política. ¿Qué pasó en el medio? ¿Será viable que otra fuerza gobierne, aun a sabiendas de que deberá enfrentar a históricos barones y punteros del Conurbano?
DA: No sé por qué perdió el FPV. No sé si puede gobernar otra fuerza. Sí sé que las escuelas y los hospitales del Conurbano (donde vivo y transito) son penosos. Y que a los distintos gobernadores (y otros funcionarios) no les importa porque ellos y su familias son clientes de escuelas pagas y sanatorios privados.
Sí sé que todos estos días tuve muy presente a Darío y Maxi. No puedo comprender a “compañeros” que votaron a AF o FS, responsables políticos de los asesinatos del 26 de junio. Sí sé que las calles son más vivibles sin mafiosos de traje y corbata que mandan a reprimir (y asesinar) a compañeros desocupados.
MV: Con o sin barones, si hubieran realizado una buena o al menos modesta gestión, habrían retenido la provincia, aunque más no fuera por esa inercia de votar al malo conocido. Esta probado que los electores han elegido una y otra vez a los barones. Algunos gracias a su entretejido de punteros han salido airosos en esta ocasión como en Florencio Varela pese al calamitoso estado en que se encuentra el distrito. Sin embargo, la gente a la que no hay que menospreciar cuando “vota impresentables” y solo es sabia cuando “nos vota a nosotros” optó por un cambio. En este sentido hay que soslayar un dato fundamental. Es evidente que más que el propio Macri, Vidal lo corporizó. A ello debemos sumarle que la actual administración hizo cuanto pudo para lanzarse al abismo al colocarle “a la chica que no conoce ni Avellaneda” un contendiente que le vino de perlas para que el contraste fuese un festín como se reflejó el domingo.
Por otra parte, los llamados barones que sobrevivieron al cataclismo amarillo y a sucesivas administraciones peronistas (Menem, Duhalde y FPV) pero sobre todo la red de punteros, no son suicidas, sino una sarta de personajes acomodaticios que responden a quien posee la sartén por el mango. No dudo que dado los distintos sapos que en el pasado debieron engullir los dirigentes del PJ, sabrán condimentar al batracio amarillo y mostrarse “diferentes” sin sacar los pies del plato del nuevo mandamás.
CR: “Creo que la perdieron como consecuencia, entre otras cosas, de las inundaciones de 2013 en La Plata y las que siguieron después en Luján, Tigre y otros lugares. Que el FPV haya mantenido su apoyo al muy cuestionado intendente Pablo Bruera para que siga en el cargo, fue sin duda un error garrafal y una burla al electorado. Las críticas por las inundaciones, que se han convertido en un karma para miles de bonaerenses, alcanzaron y mucho al propio Scioli, quien hasta llegó a negar durante largo tiempo el número real de muertes que se habían producido en la inundación de 2013. Y poner como candidato a Aníbal Fernández, un duhaldista histórico involucrado en la Masacre de Puente Pueyrredón, es una ofensa a la memoria. En cuanto al futuro de María Eugenia Vidal, va a ser muy difícil la pelea con la mafia del peronismo más tradicional, salvo que negocien con ellos. Macri ya lo hizo alguna vez, en la ciudad de Buenos Aires, con la nefasta dirigencia de la UPCN, con la que llegó a un acuerdo de no agresión mutua. Repito que, desde lo ideológico, no hay tanta distancia entre el macrismo y los sectores más tradicionales del peronismo, salvo el bombo y el poder de movilización.