En tiempos de aislamiento, las imágenes empiezan a cobrar otros sentidos. Y también las vivencias. Dicen que recordar es volver a pasar por el corazón. Y tan lejos y tan solas y solos, nos volvemos a abrazar con las multitudes a partir de esos recuerdos. Una cancha ⚽️, un recital 🎶, una marcha ✊🏽, una Plaza🌲
Hoy la vida va por dentro y todos los espacios que alojaban multitudes están desiertos. La cuarentena continúa. Llegó para quedarse como horizonte cercano, y no sabemos hasta cuándo. Pero desde la distancia, revivimos algunos de esos recuerdos para que el cuerpo no olvide: hay algo valioso ahí, en esas experiencias que nos reunían y nos transformaban en algo más. Mientras esperamos para vivenciarlas, resignificamos lo vivido. Y descubrimos que escribiéndolas o leyéndolas, algo se actualiza, resurge el registro de esa vitalidad, y volvemos a cantar, gritar, reír junto a otros y otras. Hasta que volvamos a encontrarnos, escribimos sobre esa potencia que se conjuga en las multitudes. Porque el cuerpo nunca olvida.