Por Laura Cabrera. La periodista Daiana Melón compiló La patria sojera, una serie de ensayos sobre el mal de esa semilla en el Cono Sur. Las multinacionales, los agroquímicos y las luchas de los pueblos por demostrar lo que los medios callan: la guerra silenciosa.
“Oscilamos entre la alegría y la angustia”, sentencia Raúl Zibechi en el prólogo de La Patria Sojera. El modelo agrosojero en el Cono Sur, libro coordinado y escrito por Daina Melón, compuesto por una serie de siete ensayos de los autores Federico Zuberman, Damián Verzeñassi, Enrique Viale, el Colectivo Dejate Sorprender, Claudia Flores, Santiago Sarandón y María Paz Rodríguez Striebeck. No es un simple informe acerca del cultivo de la soja en países de América Latina, es un manifiesto de denuncia, un reflejo de la resistencia de los pueblos y un pedido de justicia.
La Patria Sojera surge en una Argentina cercada por las multinacionales. Pero en ese contexto, una pequeña lucha se estaba ganando: un tribunal de la provincia de Córdoba había prohibido a Monsanto continuar con las obras de construcción de la planta de tratamiento de semillas de maíz transgénico en Malvinas Argentinas. Un gran paso en defensa de la vida.
Y quizá este libro que recorre el mapa sojero en América Latina también sea una lucha ganada, esa disputada con los medios de comunicación que esconden con el nombre de “manifestación” a las represiones por la resistencia de los pueblos ante la crueldad de las multinacionales, esos que no cuentan la verdad sobre cómo la soja y los organismos biológicamente modificados perjudican la salud primero de quienes habitan zonas cercanas a los campos de siembra y luego a quienes consumen alimentos que fueron diseñados y contaminados con pesticidas.
En un primer enfoque, Federico Zuberman explica la agricultura industrial, exponiéndola desde el punto de vista económico que termina transformándose en el modelo del agronegocio, un problema regional que alerta a la economía, desarrollo y salud de la población. Ahí comienzan todos los males desarrollados en este libro: la agroindustria, los pueblos enfermos, la soberanía alimentaria que intenta ser desplazada por el patentamiento de semillas, los agrotóxicos y su ataque silencioso, la resistencia, los que sufren en carne propia y los que apoyan la lucha. Una sobre otra, cada denuncia es un aporte al fin común: que se conozca la verdad.
¿Qué pasa con los agroquímicos?, ¿qué pasa con los estudios que comprueban que el glifosato, por ejemplo, realmente hacen mal al organismo? El texto desnuda la realidad: gran parte de ellos provienen de la industria militar, fueron utilizados en guerras y en combates contra guerrillas, se aplican a las tierras mediante aviones, caen del cielo como misiles.
Pero La Patria Sojera también busca la concientización desde el cambio de actitud, desde la transformación y la aplicación de un paradigma alternativo como el de la agroecología. Entonces la denuncia no queda solo en eso, en la crítica, por que va más allá, toca todos sus temas, desanuda cada hilo y explica vínculos. Podría decirse entonces que es un texto para quienes conocen del tema y para quienes no saben qué está sucediendo con la soja, ese alimento que en algún momento se presentó como sano y nutritivo, el mismo que hoy tanto su producción como su consumo ya nada dice sobre salud.
“Es la historia de siempre, la de todas las guerras”, dice Zibechi, quien explica de qué viene la cosa: los que resisten y viven en carne propia el mal, los que apoyan la lucha a través de diversas manifestaciones. Y por último ellos, quienes forman parte de las multinacionales, esos a quienes de a poco se intenta combatir.