Por María José Giovo, Su Obando, María Claudia Rossell y Carol Tokuyo
Convenimos con Marcha este espacio para publicar un justo derecho a réplica de la nota titulada “Nosotras contra el anti-feminismo: una lectura crítica del evento ELLA”, elaborada desde las subjetividades particulares de tres compañeras, en la cual hacen preocupantes críticas y señalamientos categóricos a un esfuerzo cocinado a fuego lento por muchas organizaciones durante casi un año, seguramente con errores e incuestionablemente perfectible, pero donde se reunieron más de 300 mujeres distintas de todo el continente con miradas y voces muy diversas que generaron una polifonía bastante interesante, para nada homogénea, en torno a los feminismos y los retos de estos feminismos en el siglo XXI.
Es importante resaltar que el problema no está en hacer crítica, el problema está en la simplificación reduccionista de un universo complejo desde una postura evidentemente cerrada al diálogo y al debate que busca anular cualquier posibilidad de construcción desde la diversidad.
Estamos viviendo tiempos donde la crítica seria fue substituida por opiniones denunciantes sin ningún compromiso de construcción, que fácilmente se transforman en criminalización de personas, grupos, procesos y proyectos. Así que, más que rebatir críticas, invitamos a profundizar los temas e intentar comprender la complejidad de construir desde la convivencia entre distintas miradas. Así, militantes que participamos en la organización del ELLA asumimos este desafío.
Al final, ¿qué es ELLA?
ELLA no ES. ELLA ESTÁ en permanente construcción. Pero hablando directamente del evento, ELLA 2015 fue un esfuerzo colectivo de diversas organizaciones que estamos intentando generar espacios, intercambios, debates, agendas a escala continental, en torno a temáticas necesarias y urgentes, como la temática de género. Apostamos por la cultura de red y por la colaboración como herramientas estratégicas e indispensables para superar el machismo, el patriarcado, el capitalismo y más aún para construir el otro mundo posible.
Para eso, debemos abrir diálogos entre las distintas metodologías y visiones de lucha liberadoras. Creemos que sólo superando nuestras diferencias, nuestros egos, nuestros prejuicios y también nuestras certezas, vamos a lograr acumular fuerza para combatir el verdadero enemigo: una realidad fundada en sistemas de dominación y explotación del ser humano.
Junto a estas premisas, con mucho amor y trabajo, cocinamos ELLA. Un espacio de conexiones de mujeres, de aprendizaje y sobre todo, de construcción colectiva. Abrimos una convocatoria pública donde cualquier persona podía aplicar, y de la que un consejo integrado por diversas organizaciones eligieron, luego de mucho debate, 228 mujeres de 21 países para garantizar su asistencia al encuentro. Fueron considerados los criterios de región, de perfil y temáticas de trabajo. Fueron incluidas mujeres trans, indígenas, afrodescendientes, mujeres viviendo con HIV, feministas históricas, estudiantes, investigadoras académicas, artistas, periodistas, medioactivistas, lesbianas, trabajadoras sexuales, diputadas, senadoras, concejalas municipales y muchas otras. Además de eso, el encuentro fue gratuito y abierto a cualquier interesadx en sumarse.
El micrófono abierto, los espacios autogestionados, la moderación, sistematización y provocación colaborativa de los debates, fueron la constante en todo el evento, y así se articularon plenarias para compartir los acuerdos, los chat en WhatsApp y las listas de correos. Todo pensado para que el encuentro fuera un ambiente de múltiples protagonistas, pluralidad y polifonía de voces capaces de traducir cómo y quiénes hacemos el movimiento feminista hoy. Todo eso registrado, sistematizado y compartido libremente en relatorías, actas, grabaciones de audio, transmisiones en vivo, videos, registros fotográficos, entrevistas, etc.
Vine, ví, ¡Critiqué!
Es comprensible que existan compañeras a quienes no les guste alguna de las miles de intervenciones hechas en el encuentro; pero de ahí al extremo de definir todo el evento como un encuentro anti-feminista, existe una distancia absurda y abismal. Sospechamos de ese tipo de simplificaciones. Creemos que son lecturas nada generosas.
Quien haya escuchado con un mínimo de buena voluntad las afirmaciones de las compañeras, que durante las plenarias sostenían que ELLA se basaba en ser, además de un encuentro feminista, un encuentro de mujeres, fácilmente entendería que no se trata de ningún doble discurso; todo lo contrario, un gesto de transparencia para incluir a las mujeres que no se asumen feministas. Aún así, son personas que trabajan una agenda ampliada del movimiento de mujeres. ¡Nosotras no creemos que por ello estas mujeres sean anti-feministas!
Que a las compañeras firmantes de esa nota no les interese trabajar con nuevas narrativas y despertar nuevos deseos en otras personas para multiplicar la lucha feminista, es respetable; pero banalizar el argumento para sembrar sospecha y desacreditar nuestras convicciones, o comparar esta afirmación con el consumismo de mercado similar al de los productos de Coca Cola, nos parece poco serio, tautológico y bastante distorsionante para una lectura que se propone ser crítica.
Denunciar de manera categórica e irreductible que el encuentro estuvo cerrado al diálogo con las vecinas, sin preguntar a los organizadores es una acusación grave. Es realmente injusto y poco riguroso el realizar una aseveración periodística sobre un testimonio sin comprobación de dato y fuente, y sin saber los temas que se pueden estar moviendo detrás de él. El proyecto mARTadero (organización anfitriona) desde hace más de diez años trabaja fuertemente con la comunidad circundante, entendiéndose profundamente enraizado tanto en el pasado como en el futuro de una zona tan acallada y llena de narrativas patrimoniales como de potencialidades proyectivas. La articulación entre las organizaciones barriales y mARTadero ha sido permanente, y reforzada por una persona de enlace. El mismo director de mARTadero acudió periódicamente a sus reuniones para discutir diversos temas e informarles de eventos y actividades, incluyendo el ELLA para, entre otras cosas, invitarlas y hacer aún más accesible la información que ya estaba en el sitio web, en los boletines de información cultural masiva, en el tablón público y en otros múltiples sitios. Además, la red local de organizaciones que trabajan temática de género (con más de 30 instituciones) se implicó desde un inicio con entusiasmo en ELLA. Varias de las mujeres del barrio (de la asociación femenina artesanal KUSKA y otras) participaron en la medida de sus posibilidades y tiempos.
Por último, hacer una crítica tan simplista, con un tono universal, como se ha hecho sobre la lógica de cobertura colaborativa es, definitivamente, un intento de descalificación. La cobertura realizada por FACCIÓN reunió un equipo trans-disciplinar integrado por activistas de varios países, llegadxs de los campos del periodismo, la fotografía, la radio, la televisión, la literatura, la psicología y las nuevas tecnologías de transmisión en vivo, que incluyó: entrevistas como la de Georgina Orellano o la de Nandin Solís; memoria colectiva en fotos posteadas en tiempo real; programas diários de radio abierta y transmisión de todos los debates y un boletín final -publicado recientemente-. Creemos que tildar todo este trabajo de superficial, vacío y acultural es un gesto apresurado de ignorancia.
Quien participó del ELLA recordará a lxs faccionerxs trabajando todo el encuentro, con empeño incomparable, con energía para debatir y compartir la fiesta de los encuentros. No comprender esta dimensión de la construcción es ignorar la riqueza del proceso, es criticar desde una visión limitada.
Llamado a la construcción colectiva
Plantear estas críticas en el propio evento hubiera sido detonante para enriquecedores debates desde la confianza, en ese espacio de construcción creemos firmemente, alentamos la democracia participativa y protagónica, consideramos los espacios asamblearios como lugares privilegiados para aportar, para aprender, para construir.
Es importante tener claridad, responsabilidad, saber dimensionar y dar peso a las cosas que realmente importan. Sabemos que las tres compañeras son luchadoras, como nosotras, que pueden equivocarse, como nosotras. Nada más.
Finalmente, invitamos a todxs a escuchar las grabaciones, las transmisiones en vivo registradas en internet, los registros de las actividades, a leer más opiniones, a buscar más, a investigar más, a preguntar a las otras 297 compañeras que participaron del ELLA 2015 y, finalmente, sacar sus propias conclusiones.
Vemos este episodio como una oportunidad para reforzar, profundizar y fortalecer la lucha feminista, pues esta batalla también necesita de todos los cuerpos, de todas las manos, de todas la voluntades. Siguen siendo vitales otras formas de construcción, inclusivas y no excluyentes, propositivas y no destructivas, colectivas y no individuales, polifónicas y no unísonas, feministas y no machistas. Para avanzar en todas nuestras luchas creemos que la respuesta es más debate, más amor, más respeto y más construcción.
Un abrazo revolucionario. ¡Seguimos!