Por Redacción Marcha
Tras el escrache de colectivas feministas de Bahía Blanca y Punta Alta y la posterior suspensión de la presentación teatral de José “Yayo” Guridi, grupos de varones violentos volvieron a amenazar de muerte a activistas. Ante el odio, sororidad.
“Se encuentran dos vecinas en el barrio y una le dice a la otra:
– me enteré como le dicen a tu hija,
– ah si, ¿cómo?,
– alpargata rosa, porque no hay gaucho que se la ponga,
– ah, fijese, yo me enteré como le dicen a la suya,
– ¿cómo?,
– botella vacía, porque en cualquier momento termina en un baldío con el culo roto”.
Yayo, 2011
La discusión sobre los mensajes discriminatorios -más o menos explícitos- de los chistes y el debate sobre violencia mediática versus libertad de expresión no son necesariamente nuevos en nuestro territorio. Sin embargo, la reacción machista en grupo o de incitación al odio -y su posterior efecto contagio- ante la sensibilización y la batalla cultural de los feminismos, sí lo es. No permitir que se siga perpetuando un lugar de subordinacion de las feminidades en base a prejuicios no está siendo gratuito. Y la batalla parece tomar un matiz real para quienes tienen miedo de perder sus privilegios.
Así sucedió tras el escrache a Pedro Etchecopar de parte de activistas de la Campaña contra las Violencias tras su justificación del ataque sexual y femicidio de Micaela García; y así está sucediendo con Acciones Feministas y Mujeres Autoconvocadas de Punta Alta tras el repudio y la suspensión de la presentación teatral de José “Yayo” Guridi “Sin filtro… Regresa la bestia”, repudiado por la violencia simbólica de sus chistes, cualidad por la que el actor “pasó al estrellato”.
“Manga de hijas de puta. Ojalá (…) las caguen matando a cada una por pelotudas y si hace falta yo también salgo” / “A ustedes hay que matarlas a todas” / “El hombre manda carajo. Ustedes no son una mierda y si se siguen haciendo las histéricas potentes y siguen basureando al hombre se van a topar con una inmensa masa de hombres que las hagan mierda” / “A Yayo no lo tocan hijas de re mil puta” / “Haganse coger lesbianas de mierda dejen vivir en paz conchudas”.
Estas fueron algunas de las mil amenazas que recibieron en su página de Facebook las integrantes de esta colectiva feminista de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, que desde las redes y con la presentación de una carta de repudio en el municipio de Punta Alta, lograron la suspensión del “espectáculo de humor” del mediático artista. Como se sabe, la Ley 26.485 -de protección integral hacia las mujeres- no tipifica sanciones. Por eso, difundir, repudiar la reacción machista y organizar la solidaridad con quienes no quieren más violencias y luchan por una vida de libertades, es urgente. Porque si estas palabras pasaran a la acción, ¿quien será el/ los responsables?
No nos callamos más
“Desde Acciones Feministas uno de los ejes de nuestro trabajo tiene que ver con la violencia simbólica”, afirma en diálogo con Marcha una de sus integrantes, quien junto a sus compañeras fueron las que instalaron a nivel nacional el repudio y la lenta suspensión de las elecciones de “reinas de belleza” por ser una manifestación sexista, logrando interpelar a las políticas públicas de los gobiernos municipales y provinciales.
“El arte no está exento de reproducir misoginia, racismo y otras violencias y discriminaciones, por eso, al enterarnos de la venida de Yayo hicimos una visibilización de su violencia simbólica, un repudio, y luego lo tomaron las compañeras de Punta Alta que llevaron una carta a la municipalidad y a raíz de eso empezó a viralizarse”, relataron.
Una vez más la instigación o la irresponsabilidad de varones con poder de micrófono y cámara hicieron lo suyo. Una vez suspendida la presentación del humorista llegó la reacción corporativa de los machos. “Las declaraciones de Etchecopar, Pablo Granados y Radagatz (en favor de Yayo) han potenciado que tengamos una lluvia de agresiones y amenazas, vía telefónica y vía redes”, contaron las activistas. “Son amenazas de muerte y violación”, cuentan, “hemos recibido más de mil”.
Para la revolución feminista modificar el lenguaje y la construcción de sentidos es una decisión política. Y un proceso que involucra a toda la sociedad en un cambio continuo. Por eso, la reacción machista no debe ser entendida como algo aislado. “Lo de Etchecopar y la Campaña contra las Violencias es similar a lo que ha pasado acá”, reflexionan, “el odio facho y ultramisógino que tiene es expresión de que no nos callamos más, ni ante los femicidios ni ante la violencia simbólica”.
“Sus trabajos es degradar a las mujeres”, dicen las integrantes de Acciones Feministas, “es un arte parasitario de la violencia simbólica”, definen convencidas, y aclaran, “más allá de la vulgaridad, que no es lo que se objeta, estos personajes, desde Porcel, Olmedo, Tinelli, Miguel Del Sel parasitan la violencia simbólica desde siempre, entonces, ante esto, no nos callamos más”.
Soplá la vela, yegua
Chistes de esposas, madres, hijas, hermanas, suegras; cámaras ocultas a modelos o conductoras que recién arrancaban su carrera; insultos sin respiro y complicidad con otros, aplaudidores de más o menos talento; y el aval de uno de los varones más poderosos del país, Marcelo Tinelli, fueron el trampolin al éxito y la entrada a la galería de los machos del humor de José “Yayo” Guridi.
Al momento quienes integran Acciones Feministas y Mujeres de Punta Alta no han realizado la denuncia judicial por los ataques machistas y xenófobos que han recibido a lo largo del fin de semana pasado en sus teléfonos personales y redes pero no descartan hacerlo.
Está claro que la intención de la ola de machos fachos enojados es hostigar para acallar la potencia de la revolución feminista en todas partes. Mientras, organizamos la solidaridad, no nos escondemos, y a viva luz seguimos gritando que ¡seguiremos luchando hasta que todxs seamos libres!
*La violencia simbólica es “la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”. Y en su modalidad mediática es “aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.