Manu Chao dice en una hermosa canción: “si yo fuera Maradona, viviría como él. La vida es una tómbola de noche y de día. Y arriba…” Desde que se anunció oficialmente (y antes) que Diego es el nuevo entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata, una gran parte del país es como si fuera Maradona.
Por Gabriel Casas | Fotos de Paula Avila y Agencia Reuters
En todos lados se escucha hablar sobre el tema. Sin distinciones. A favor y en contra. Como solemos ser las y los argentinos en general. No andamos con términos medios: a Diego se lo ama o se lo odia. Por lo futbolístico y por su vida privada que debe ser la más pública del planeta.
El profesor Fernando Signorini, una especie de revolucionario en su profesión y quien trabajó muchos años con él directamente, decía algo así como que el fútbol argentino todavía no le agradeció ni un diez por ciento de todas las alegrías que Diego le dio. Las y los hinchas, no ya solamente quienes están enloqueciendo por él en Gimnasia, creo que le harán un homenaje en cada cancha que visite. De hecho, hasta ayer, por las redes sociales le dieron la bienvenida casi todos los clubes de Primera (y otros). Hasta ahora, los únicos que no se expresaron por esa vía fueron Boca y River. Vaya qué casualidad.
Sin embargo, también están las y los que aseguran que será “otro fracaso” como entrenador, sin todavía haber dirigido su primera práctica. Y no le cuentan su buena experiencia en México con el Dorados porque era la segunda división de un país menor en lo futbolístico. Algo que no sucede con otros de renombre y más experiencias en esas lides. Como sucede con Marcelo Bielsa, de quien es admirable su idea ofensiva de juego y su ética como profesional, pero que con un equipo candidato unánime a ganar el Mundial 2002, se volvió en primera ronda. Quizás injustamente.
Creo que en la Selección Argentina fue en el único lugar, como técnico, donde Maradona dispuso de un plantel elegido por él mismo. En las eliminatorias para Sudáfrica 2010 ese equipo empezó jugando bien y terminó muy mal, pese a la clasificación.
En el Mundial, la Selección jugó bien y de manera ofensiva. Recuerdo que antes del partido con Alemania le llovían elogios y se lo veía casi como un campeón del mundo. Messi hizo una gran primera rueda y un muy buen partido ante México (tuvo mucha mala suerte para no convertir ni un gol en ese lapso), y dónde descolló Tévez. Más allá de que se le marcó al Diego un error grave como poner a Otamendi de cuatro, en ese partido, antes de los cinco minutos, Romero se come el gol de Müller. Eso te cambia cualquier esquema o idea. Y se mantuvo el 1-0 hasta faltando 20 minutos. Ahí sí llegó la andanada de goles alemanes y el equipo quedó nocaut.
Los mismos que alababan a Maradona y al equipo, lo asesinaron con el resultado puesto. Creo que Diego en su paso por la Selección Argentina dio la talla. En ese mundial terminó en el quinto puesto. Algo muy típico nuestro, opinar con el resultado puesto. Ahí somos todos invictos.
En clubes, quizás en Racing tuvo algunos jugadores interesantes y no le fue bien, pero todavía se sentía futbolista. Diego sabe mucho de fútbol y se equivoca también, como cualquier entrenador. Con su presencia o designación, es el único que puede motivar a los futbolistas de tal manera. Imagino que a los jugadores de Gimnasia les costó dormir el sábado y eso que sólo fue la presentación y un entrenamiento. Ojalá le vaya bien. Se lo merece por lo que le dio al fútbol argentino. Y por algo eligió al Gallego Méndez para que lo acompañe. Va a hacer lo que él no pueda en los entrenamientos y en el día a día, por sus problemas físicos.
La Plata ya debe ser la pequeña Chicago argentina desplazando a Rosario. Encima hay un cóctel explosivo. Maradona de un lado y Juan Sebastián Verón y Carlos Bilardo del otro. Imagino cierto dilema en los hinchas de Estudiantes, pero su pasión pincharrata está por encima de todo. Ya hubo chicanas en videos y en las redes sociales al respecto de los dos primeros. Como es habitual, Diego lo manifestó casi sin eufemismo. Se dice que La Brujita fue el cerebro detrás de un video con una imagen lamentable de Maradona. La amistad entre ambos nació en el Boca que Bilardo dirigía en el ‘96. La pelea fue una década después, cuando Diego decidió sacarlo del equipo titular en pleno mundial sudafricano. Una “ofensa” que Verón no pudo asimilar.
Diego asume un desafío muy complicado. Gimnasia está último en la tabla de la Superliga y también en la de los promedios. Ahora, en lo inmediato, además se viene el clásico que ya no sólo hacer estallar a la ciudad platense y en el que el Lobo trae un derrotero importante desde hace años.
Maradona está por encima de Gimnasia y Estudiantes como sinónimo universal. Y Diego habla el “mismo idioma” con los futbolistas. Ese que nosotrxs, lxs que miramos y opinamos desde afuera, nunca podremos hablar.