Por Julia de Titto. El macrismo lanzó en Rosario un espacio que busca disputar la conducción de un sector del peronismo que no está alineado con el gobierno nacional.
Con una oposición disgregada y sin iniciativa política, Mauricio Macri se perfila como el único capaz de liderar una alternativa para las elecciones presidenciales del 2015. En los últimos meses, fue notorio el cambio de estrategia discursiva del jefe de gobierno porteño en relación al gobierno nacional. Por ejemplo, en relación a la discusión sobre la estatización del 51% de las acciones de Repsol-YPF, Macri circuló por todos los canales de televisión diferenciándose del resto de la oposición, afirmando que la medida “va en contra de los intereses de los argentinos”. A su vez, en torno al traspaso de los subtes, pasó de decir, aumento del boleto mediante, a fines del año pasado que la salida era consensuada, a discutir abiertamente con el kirchnerismo y exigirle soluciones. Por otro lado, la decisión del juez Norberto Oyarbide de dar lugar al juicio por las escuchas ilegales en el que se encuentra imputado, provocó que realizara un abrazo a los Tribunales el pasado martes exigiendo la “separación de la justicia del poder ejecutivo”.
Pero tampoco es una estrategia puramente retórica. Mientras sus asesores de imagen están estudiando cual es la mejor forma de transformar su perfil de consenso y diálogo en uno más confrontativo, que pueda percibirse como alternativa real. Polarizando con el gobierno nacional, sus principales operadores políticos ya pusieron manos a la obra en la construcción de alianzas. Es el caso de Christian Ritondo, proveniente del PJ porteño, quien fue el principal coordinador del acto realizado el fin de semana pasado en las cercanías de la ciudad de Rosario. Allí, en el Sindicato de los Trabajadores de la Industria del Plástico, en la localidad de Funes, próxima a Rosario, el macrismo lanzó “Propuesta Peronista”, un armado que intenta contener a distintos sectores del peronismo no alineados con el gobierno. El Pro ha decidido jugar abiertamente en la interna del PJ y se ha lanzado, con Ritondo a la cabeza, a intentar seducir a algunos de sus dirigentes.
El rabino Bergman se sumó a la iniciativa en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires, y acompañan la avanzada de Ritondo, en un gesto relevante en la interna del macrismo, el ministro porteño de Hacienda, Néstor Grindetti y el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, quienes se hicieron presentes en el acto en Rosario. Así también, dirigentes de la provincia de Entre Ríos como Armando Mandy Saliva, el presidente del bloque de senadores de provincia de Buenos Aires, Alfredo Meckievi, el presidente del bloque del Properonismo de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Di Pascuale y el diputado Jorge Triaca manifestaron, con su presencia, su apoyo.
En ese acto se presentó un documento titulado “Sin república no hay justicia social” que intenta discutir con el oficialismo el legado de Juan Domingo Perón. Plantea críticas al “populismo autoritario” y reivindica el rol de la justicia social otorgándole “centralidad revolucionaria”, al mismo tiempo que califica de “calamidades” al “infantilismo proteccionista”, la “colonización del Estado” y el “monopolio estatal y paraestatal propagandístico con fondos públicos”.
Es por lo menos llamativo, sino irónico, que usando de la forma que lo hicieron a las figuras de Perón y Evita, la marcha, los dedos en “V” y demás simbología indiscutiblemente peronista, dediquen más de la mitad del documento a defenestrar la acción estatal, cuestión central para peronistas de todos los colores a lo largo de la historia. Quizás, el Pro tenga que pintarse de celeste (aunque amarillo quede) por una mera cuestión de táctica. Su objetivo está cada vez menos difuso: ser el próximo partido de gobierno en la Argentina. Es así que tras la versión bossanova de la célebre marcha peronista se esconde una realidad de la política argentina. El alto grado de hegemonía que construyó el kirchnerismo, y la disgregación y casi nula iniciativa de los distintos sectores de la oposición, plantean un panorama en el que se dificulta pensar armados nacionales alternativos por fuera del peronismo.
“Macri es un hombre que no nació peronista, pero que hace peronismo todos los días desde sus entrañas”, afirmó Diego Santilli, insistiendo en la cuestión identitaria. Es de suponerse que a varios de los dirigentes del justicialismo del interior les genere cierto escozor la figura del jefe de gobierno porteño y su nula trayectoria en el movimiento peronista.
Christian Ritondo, por su parte, declaró en relación al intento del PJ santafesino de expulsar a quienes se sumen a la iniciativa macrista: “Nos podrán sacar como afiliados del PJ, pero nunca nuestro corazón peronista”. En el acto, había comenzado su intervención afirmando: “’Él’ es Perón, y ‘ella’ es Eva Duarte”, en clara alusión a la forma de referirse a Néstor Kirchner por parte de la presidenta. Y agregó, para despejar dudas sobre sus intenciones: “el presidente 2015 es Mauricio Macri”. El ex diputado nacional Adrián Menem, sintetizó: “Macri es bastante peronista”.
Su base de operaciones, claramente es la ciudad de Buenos Aires, pero el lugar clave en el interior es la provincia de Santa Fe. Allí el candidato del Pro, el humorista Miguel Del Sel, quedó segundo a tan solo 3 puntos del actual gobernador socialista Hugo Bonfatti, en las elecciones provinciales del año pasado. Eso fue posible gracias al acuerdo con Carlos Reutemann que movió el aparato punteril que supo construir a lo largo y ancho de la provincia, para apoyar al candidato macrista. Ese resultado no pudo, sin embargo, traducirse en el plano legislativo, ya que allí el justicialismo “cerró filas” para apoyar a los candidatos oficialistas. Es en este sentido que no es casual el flirteo macrista hacia estos dirigentes, ya que tiene como finalidad traccionarlos definitivamente hacia su espacio y que rompan con el kirchnerismo. “Yo me veo debajo de un PRO unido al peronismo. Yo tengo mi coranzoncito peronista. Pero no voy a abandonar la sigla del PRO y el proyecto de Mauricio. Me encantaría que muchos peronistas y radicales se sumen a nuestro proyecto”, dijo Miguel Del Sel, el cómico devenido político.
Habrá que esperar y ver, como suele suceder en estos casos, si el “peronismo federal” íntegro se suma a las filas amarillas, o si será sólo un puñado de dirigentes de segunda línea quienes accedan a encolumnarse detrás de Mauricio Macri. El 2015, aunque parezca extraño pensarlo, está a la vuelta de la esquina.