Treinta y seis años pasaron desde la “Noche del Apagón” en Ledesma. Uno de los hechos que encarnan la complicidad empresarial y civil con el Terrorismo de Estado. Los carteles de Blaquier. Ituzaingó: “Ledesma free”.
El primer apagón fue el 20 de julio de 1976 a la medianoche. No era sorpresivo entonces la falla en el servicio de electricidad. Sin embargo, esa noche se cortó el suministro en Libertador Gral San Martín y Calilegua, ambas localidades del departamento de Ledesma, en la provincia de Jujuy.
El apagón se repitió durante una semana. Cuando volvió la luz, el 27 de julio, había 400 personas menos. El objetivo eran estudiantes, militantes políticos y sociales, gremialistas o, simplemente, sospechosos de tener vinculaciones con las actividades guerrilleras, según los militares.
Luis Arédez era Intendente del distrito al momento de su desaparición. Desde entonces, Olga, su mujer, junto a sus cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador General San Martín, acompañada por Madres de Plaza de Mayo y vecinos de Ledesma. Falleció el 17 de marzo de 2005, víctima de bagazozis. Una enfermedad que produce la materia prima para hacer papel -bagazo-, que sale cuando la caña es quemada al aire libre por la empresa Ledesma. En homenaje a su lucha es que se funda CAPOMA: Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos.
La vinculación entre el ingenio Ledesma y el accionar del aparato represivo fue denunciada por numerosos testigos.
“En esa época, quien disponía de la energía para todos los pueblos era el ingenio Ledesma, ellos eran quienes distribuían la luz”, explica Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA.
Pero el Ingenio no se limitó solamente a facilitar los cortes de luz. También operó con complicidad señalando a su personal, prestando instrumentos y vehículos.
“Corrí hasta mi casa y vi las camionetas de Ledesma actuando con total impunidad, acorralando gente y llevándosela en sus móviles. Luego eran conducidas a la base de Gendarmería que estaba adentro del ingenio”, testificó Ricardo Arédez, hijo de Luis y Olga.
Quizá no haya ningún otro acontecimiento que refleje con semejante contundencia la simbiosis entre el poder económico y la represión genocida de los militares. A 36 años de los hechos, continúan apareciendo nuevas pruebas de los sobrevivientes y ex detenidos políticos.
Por ello es que recientemente se colocaron una serie de carteles, señalando el lugar como uno de los espacios donde se cometieron crímenes de lesa humanidad.
“En este departamento de Ledesma -dice al comienzo-, previo al golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 y con mayor intensidad desde esa fecha, las fuerzas armadas y de seguridad detuvieron ilegalmente a obreros, ex trabajadores y delegados sindicales que reclamaban por sus derechos laborales ante la empresa Ledesma, así como a sus familiares, militantes políticos y sociales”.
Como título del letrero puede leerse, debajo del nombre de la empresa: “Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad”. Carteles como ese se colocaron en otros lugares asociados al terrorismo de Estado, por ejemplo en marzo de este año en la planta de Ford.
Mediante un comunicado en su página web, la compañía de Pedro Blaquier acaba de anunciar que iniciará acciones legales para exigir que saquen los carteles del frente del Ingenio.
Sin embargo, no se hace allí ninguna mención a la intrincada trama judicial que impidió durante años avanzar con la causa. No explica por qué, por ejemplo, uno de sus abogados fue antes juez federal de las causas que tenían a Blaquier entre los principales denunciados.
Hoy Blaquier tiene dos frentes judiciales abiertos por causas de lesa humanidad. Por un lado, la indagatoria todavía pendiente por las víctimas de la Noche del Apagón y la causa en la que está el ex intendente Arédez. Por otro, su nombre empieza a aparecer en el contraplano del primer juicio oral que empezó la semana pasada. Aunque no está entre los imputados, las testimoniales lo van poniendo en escena. En la declaración indagatoria de un imputado, Mariano Braga -ex teniente e integrante de las patotas de secuestro- dijo: “Una vez tuve un incidente con una camioneta de Ledesma que trasladaba a gendarmes”. Y explicó que su auto casi choca con un vehículo del ingenio de Pedro Blaquier. Ese dato refuerza la hipótesis del vínculo entre la empresa y los ejecutores del terrorismo de Estado.
Ituzaingó: libre de Ledesma
Marcos Isla es concejal en Ituzaingó por el Frente Amplio Progresista. Impulsa en el Concejo Deliberante de aquel distrito del Oeste bonaerense un proyecto para que el municipio deje de comprar productos de Ledesma.
“En la primer parte del año, al revisar la rendición de cuentas del Ejecutivo, nos encontramos que en las compras de librería, en su gran mayoría, se encontraban todos los productos de Ledesma, entre ellos el principal producto que es la hoja blanca. Empezamos a hacer un poco de memoria y ver cómo el Municipio estaba aportando a una empresa cuyo dueño está siendo juzgado por delitos de lesa humanidad”, manifestó el edil en el programa Oeste Saigón, en FM Oeste.
El pasado miércoles el Concejo Deliberante de Ituzaingó declaró a la ciudad “libre de Ledesma”. De esa manera, el municipio que conduce Alberto Descalzo deberá priorizar a la hora de comprar insumos a otras marcas, dejando de lado a la empresa de Blaquier.
Además, según comentó el concejal, la iniciativa tiene como objeto, además de seguir reivindicando la lucha por los derechos humanos, mantener el carácter de ecológico del distrito. “Ituzaingó es un municipio declarado ecológico y no nos parece coherente que se le compre productos a una de las empresas que más contamina en el país. Si vos te acercás a Ledesma, actualmente, al llegar se sienten los olores que mandan las chimeneas en el lugar. Además, la tasa de enfermos de cáncer dentro de Ledesma es gigante”, concluyó Isla.