La agenda política de las últimas semanas puso el eje sobre la penalización de las manifestaciones públicas. Desde el proyecto K hasta el reciente del macrismo, cuál es el contexto para las clases sociales más vulneradas. El legislador José Cruz Campagnoli analiza el escenario actual.
El gobierno nacional se despegó y la presidenta Cristina Kirchner decidió evitar más fisuras cuando a través de su Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, definió aclarar que no se trataba de una idea del Poder Ejecutivo. Sin embargo, a los pocos días, el tema volvió sobre la agenda cuando el PRO a través del diputado Helio Rebot presentó su propio proyecto, el cual se basa en la quita de los planes sociales para los manifestantes que realicen cortes de calles y manifestaciones en la vía pública.
Marcha y FM Che Barracas dialogaron con el legislador por Nuevo Encuentro, José Cruz Campagnoli sobre estos aspectos, la política que vincula la pobreza con el delito, y el reciente mapa político de cara al 2015.
– ¿Cuál es tu opinión sobre el proyecto que realizó el PRO para la eliminación de los planes sociales para las personas que participen en tomas de terreno y cortes de calle?
La verdad que muy preocupado, no me sorprende del PRO ese tipo de comportamientos ni enfoques políticos pero me parece que en este caso llegaron a un extremo demasiado complicado. En primer lugar, se asocia la pobreza con el delito, porque se incorpora al código contravencional un tipo de toma accesoria que es quitar planes sociales o programas sociales a aquellos que cometen alguna contravención en el código contravencional. Pero el diputado que lo presentó lo enfoca orientado al corte de calles, a la toma de predios. Después como agravante la pérdida de un plan social o económico quiere decir que uno le puede quitar como pena derechos básicos como el acceso a la alimentación de las personas, y después en muchos casos, por ejemplo, el diputado lo plantea respecto del barrio Papa Francisco en Lugano, en las cercanías de la villa 20 de lugano.
En ese predio, desde 2005, hay una ley sancionada por la legislatura, la 1770, que prevé la urbanización de esa villa, el gobierno del PRO no ha hecho nada, en casi 7 años de gobierno. La gente harta de tener que pagar 2 mil pesos de alquiler por una pieza en esos lugares y no tener la vivienda propia, ocupa el terreno y el diputado Rebot ahora quiere sacarle un plan social por esa protesta, o sea son doblemente víctimas, victimas por un lado de una ley que no se cumple por el gobierno de la Ciudad, y después víctimas nuevamente en caso de prosperar ese proyecto.
Vamos a hacer todo lo posible para que no prospere, habría que hacer al revés, habría que poner una contravención a los funcionarios del gobierno de la Ciudad que incumplen leyes vigentes que consagran derechos, como el derecho a la vivienda.
Es parte de un enfoque conceptual que tiene el gobierno de la Ciudad de estigmatizar la pobreza, de vincular pobreza con delito, de no destinar recursos del Estado con presupuestos millonarios que hay en la ciudad a políticas de vivienda. En la Ciudad tenemos 200 mil personas viviendo en villas, 200 mil personas que viven muchas en condiciones degradantes e infrahumanas, y el presupuesto en la Ciudad de Buenos Aires desde el 2007 que asumió Macri, hasta ahora, ha disminuido el 3,5% al 2,5%. A su vez, el presupuesto destinado a villas ha disminuido del 1,4% al 0,7%.
Entonces por un lado hay una desatención del Estado frente a una problemática como esa, que es la más acuciante de la Ciudad porteña y por otro lado, cuando la gente protesta para exigir el cumplimiento de un derecho le plantean quitarle los planes sociales que es la base alimentaria de su familia en muchos casos, así que, nos parece un proyecto muy complicado e injusto.
– Ahora que ya tomó curso su viabilidad en Legislatura, ¿crees que podría conseguir votos suficientes como para ser aprobado?
Yo tengo la esperanza de que no; el PRO en la Ciudad de Buenos Aires tiene 28 diputados sobre 60, o sea no tiene mayoría por sí solo, creo que el conjunto de los bloques opositores deberíamos manifestarnos profundamente en contra de este proyecto y tengo la expectativa que ningún diputado opositor va a votar esa barbaridad que hasta sorprendería a los ideólogos del neoliberalismo por la brutalidad que tiene.
Uno de los planes sociales que hay en la Ciudad de Buenos Aires es el “ticket social”, que son 295 pesos por familia y que incorpora un plus por hijos desnutridos -se cobra 50% más-. A una persona que corta una calle o que pide tener acceso a la vivienda, le podrían sacar el subsidio al hijo desnutrido, es tremendo eso, así que yo creo que la brutalidad que tiene el PRO y que se expresa en estos proyectos va a generar una reacción del conjunto de los bloques opositores de no permitir que prospere en la Legislatura ninguna iniciativa de este tipo.
– El gobierno nacional se despegó de su propio proyecto de ley de “Convivencia en manifestaciones públicas” a pocos días de ser presentado, el cual también plantea distintas sanciones en relación a los piquetes y a los cortes. ¿Cuál es tu posición respecto del proyecto que presentó Kunkel?
El proyecto no lo leí en detalle, es un proyecto como planteó el Jefe de Gabinete, que no es del Ejecutivo sino de un grupo de diputados. Me parece que es un tema muy delicado, porque tiene distintas connotaciones. Los piquetes en la Argentina surgieron a fines de los `90 y principios del 2000 cuando había millones de desocupados y la forma de manifestación y de protesta más clara para visibilizar esos conflictos, era el corte de calle. En Mosconi o en Tartagal, el corte famoso en La Matanza y todos los cortes que hubo en la Ciudad de Buenos Aires, de un país empobrecido y sin trabajo. Esos cortes, han disminuido en la Argentina, si uno compara 2001 con 2014 han disminuido sustancialmente, ahora hasta son casi anecdóticos con respecto a aquella historia. Porque la Argentina recuperó empleo, recuperó trabajo, y por lo tanto ahora los mecanismos de discusión y puja distributiva son otros, y no el corte de calle.
Entonces me parece que la no represión de la protesta social y elaborar un plan de diálogo frente a los cortes fue generando que diez años después, no tengamos nosotros esa cantidad de cortes, y se hizo sin violencia. Es un tema que hay que debatir, y que obviamente, genera controversia entre distintos derechos que pueden estar en confrontación: el derecho a exigir un reclamo de vivienda o de un plan social y por otro lado el derecho a circular, es un debate que existe.
Ustedes vieron que el proyecto de Kunkel lo titularon los medios “ley anti piquete”, en este contexto donde hay un intento de los grandes medios de comunicación de construir una agenda política y una agenda mediática de inseguridad, por ejemplo los linchamientos, esta idea de anarquía. Me parece que en ese contexto un proyecto de este tipo puede ser leído o entendido como una búsqueda de represión de la protesta social, que no tiene ese objetivo ni ese espíritu el proyecto.
Es un tema para debatir, pero en principio me parece que puede generar una suerte de aprovechamiento de ciertos sectores para endurecer el enfoque político e ir construyendo un discurso más manodurista y mas punitivo que no le hace bien al país, no le hace bien a la democracia y es todo lo contrario de lo que se construyó en la Argentina estos diez años. La Argentina no solamente recuperó empleo y sacó a millones de personas de la pobreza, de la indigencia, recuperó dignidad, sino además que lo hizo sin reprimir la protesta social. De hecho se producen estrategias de saturación con gendarme o prefectos que liberan esas rutas y sin hechos de violencia ni despliegues de armas.
– En el marco de la coyuntura política nacional de cara al 2015, ayer se presentó el Frente Amplio Unen. ¿Qué imagen te dejó y qué opinión podría darnos de esta presentación?
Creo que es el lanzamiento de un frente que intenta ser la pata progresista de la estrategia de la derecha en Argentina. Y es un frente que parte del debate que tiene, cuando se lanza y se preguntan si van a acordar o no con Macri, por lo tanto eso ya grafica el enfoque político que tiene y cuál es su búsqueda ideológica y a qué sectores quiere representar. Me parece que es un espacio que tiene esas características, hay muchos votantes que el año pasado en las elecciones de medio término, han acompañado a UNEN pensando que podía ser una opción progresista y con algunas definiciones interesantes, pero al poco de andar, se van dando cuenta y se desencantan. Porque ven como ese frente UNEN se va constituyendo en una pata de la derecha en Argentina que tiene un pensamiento antipopular y que quiere retroceder en las cosas que se han hecho bien en estos años.
Plantean volver a un modelo, el de la socialdemocracia europea -que es la que está ajustando y que reprime en Grecia, en Portugal, en Francia- y es lo que ya vivimos en la Argentina hace 10 años: planes de ajuste, recorte de jubilaciones, desocupación, volver a una sociedad empobrecida aplicando las recetas del banco mundial que son unitarias. Lo que hoy vive Europa, quieren hacerlo en Argentina bajo el maquillaje del progresismo. Nacieron para tratar de ser, con un discurso progresista, una pata más del plan de la derecha en Argentina.