Crédito: Joaquín Amoia
Por Débora Ruiz. Darío Romano y Andrés Cavalotti hablan sobre Bosque Musical, el disco que estarán presentando el próximo domingo en La Cigale. El proceso de grabación, las influencias y la experiencia de haber editado su primer álbum de la mano de Daniel Melero.
En diálogo con la música de películas y la electrónica alemana, Sapo, dúo de música instrumental integrado por Darío Romano y Andrés Cavalotti, acaba de editar su segundo disco, Bosque Musical, del cual estará adelantando temas el próximo domingo 24 en La Cigale (25 de mayo 597) junto a Atlántico, Gabriel AMQ y Ciro Cavalotti.
El nombre de la placa, extraído de un poema de Alejandra Pizarnik, remite al universo fantástico y se emparenta con cierto halo de misterio, concepto que termina de condensarse en el arte del disco, diseñado por Martín Gatica, el cual incluye la pintura de un cuervo y una imagen intervenida de Joaquín Amoia, fotógrafo de la banda.
Cuenta Darío que el proceso de grabación del material implicó que el dúo arranque de cero, “alejándonos un poco de lo que había sido nuestro primer disco, una decisión que no fue premeditada y que se fue dando en la sala. Tuvimos un año de trabajo intenso, de descubrimiento, de no parar de probar cosas, donde empezamos a ver qué iba sucediendo y donde todo fluyó a partir de la escucha y de seguir el rumbo que se iba delineando a lo largo de los meses de trabajo”.
Los trece temas que integran el disco (mezclado y masterizado por Pablo Barros), fueron compuestos íntegramente con sintetizadores, ya que la idea era lograr un sonido análogo y, en esos instrumentos, Sapo encuentra el camino por el cual le interesa experimentar, profundizar y desarrollar sus ideas.
Asimismo, en algunos tracks se incluye batería, como “Gaita” y “Pájaro” (ejecutada por Hernán Medina) y en otros, como “Ya está!” y “Cajita”, voces y sonidos sampleados.
A la hora de destacar algunos temas, no solo eligen “Chispas divinas”, “El afilador” o “Más que todos los paisajes” (título inspirado en una frase de Franco, el hijo mayor de Andrés), sino también “El yacaré”, “por sintetizar la idea de esa cosa medio ridícula y medio seria que tiene el disco” dice Darío.
Vale decir que, si bien las influencias de la banda proceden de manera clara del territorio del rock y de otras ramas del arte (como el cine, la literatura, la fotografía y la pintura), en este proceso tuvieron fuerte presencia Dick Hyman y Jean Jaques Perry.
En cuanto a la decisión de editar en vinilo, el dúo explica que creyó desde un principio en que esa era la forma que tenía que tomar el disco, “por lo sonoro, por lo que supone como objeto y por la adoración que implica escuchar música en un tocadiscos”, agrega Romano.
Qué nos transformó en ruido
Andrés y Darío se conocen desde chicos; compartieron infancia y adolescencia en Trelew (Chubut) y desde que se instalaron en Buenos Aires siempre mantuvieron amistad, gustos musicales comunes y coincidieron en varios proyectos, entre ellos, Chicho, donde debutaron como dúo.
La primera producción de Sapo, editada en 2008, lleva el mismo nombre que la banda y es bastante opuesta a Bosque Musical. En ese disco, que cuenta con mayor presencia de instrumentos virtuales, trabajaron junto a Daniel Melero, quien se encargó de la mezcla, pos-producción y de remixar el tema “Otro espejo roto”.
Sobre esa experiencia, afirman que fue un gran aprendizaje ya que “tomamos contacto con un artista muy groso, un talentoso, a quien admiramos y de quien nos sentimos muy cercanos a nivel musical. No hay mucho que decir de Daniel que no se haya dicho, es un gran músico y al tomar contacto con él, básicamente, uno absorbe musica”..
Bosque Musical se puede descargar de manera gratuita a través de http://bosquemusical.bandcamp.com/album/bosque-musical.