Por Mario Hernandez
SanCor, la cooperativa láctea insignia de la Argentina, atraviesa -nuevamente- una crisis y esta vez parece ser terminal. Luego de paralizar la producción en cuatro de sus plantas industriales y anunciar a sus empleados que se encararía en breve un plan de “reestructuración”, diversas fuentes del sector indican que la venta es la única salida y que ya hay varias empresas interesadas en quedarse con sus marcas y operatoria.
El jueves pasado (30.3) hubo una reunión en donde las partes involucradas, cooperativa, acreedores y Gobierno, avanzaron con el proyecto de un plan para reestructurar Sancor.
Si bien durante “la tregua” se seguirían pagando los sueldos, no se descartó la idea de despedir a 1.000 trabajadores.
En el proyecto está contemplado cerrar 4 o 5 plantas para su futura venta. Además de disponer de la venta de activos.
Sin dudas la discusión medular es el destino de la cooperativa, ya que para futuros compradores la misma debería transformarse previamente en sociedad anónima.
Para que esto suceda la decisión deberá ser confirmada por la asamblea de socios que podría reunirse el 17 de abril.
Mientras las discusiones y posibles soluciones se discuten en las altas esferas, la peor parte la siguen soportando los miles de trabajadores que no solo no pueden cobrar sus sueldos sino que ven como posibilidad cierta la desaparición de su puesto de trabajo.
En la localidad de La Carlota, en la provincia de Córdoba, directivos de la firma, encabezados por su presidente, Gustavo Ferrero, se reunieron el mes pasado con unos 70 productores y expresaron varios de los puntos que estuvieron trascendiendo en las últimas semanas.
SanCor proyecta el despido de 1.000 personas sobre más de 4.000 empleados de su planta total. Esto sería a partir de este mes, según trascendió de fuentes de la producción. Con esa reducción de personal, la cooperativa obtendría un “ahorro” de $ 70 millones por mes, aunque hay empleados a los que todavía no se les terminó de completar el pago del sueldo de enero.
En la actualidad, contando intereses de deuda, la pérdida total de la empresa ronda los $ 200 millones mensuales. En el último ejercicio tuvo un rojo de $ 2.441 millones. “No sólo habrá una reducción de personal, sino también achiques en logística y distribución”, contaron a los tamberos. La firma estaría apuntando a tener números equilibrados para concretar la venta.
Según los tamberos, los directivos de la cooperativa hablaron de “alianza estratégica” para referirse a la venta, e indicaron que hay dos firmas internacionales “con avances” para presentar cartas de intención al respecto. La empresa láctea tiene paralizadas cuatro plantas en Moldes y Brinkman (Córdoba), Centeno (Santa Fe) y Charlone (Buenos Aires), cuyos cierres serían definitivos y afectarían a 500 trabajadores.
La propuesta, presentada por la empresa mediante un Power Point denominado “Plan de Recuperación”, se conoció luego de una reunión de urgencia en la cartera laboral, de la que participaron Triaca; su par de Agroindustria, Ricardo Buryaile; el asesor del Ministerio de Producción, Ignacio Werner; el titular de Sancor, Gustavo Ariel Ferraro, y el líder del gremio lechero Atilra, Héctor Ponce.
Los trabajadores
Los trabajadores de Sancor de la localidad de Centeno, uno de los 16 pueblos y ciudades afectados, realizaron el pasado 13 de marzo un abrazo solidario para exigirle a la empresa “claridad” sobre la situación laboral de la planta inaugurada en 1965. En el lugar estuvo presente el jefe comunal, quien señaló que la paralización de la planta “es un golpe a la vida del pueblo”.
Juan Guffi, jefe comunal de Centeno, manifestó que en el lugar se viven momentos de “angustia e incertidumbre”.
“Reclamamos claridad. Todos hablan de estadísticas, de porcentajes. Pero detrás de los números están los trabajadores y un pueblo entero”, agregó.
Guffi expresó que Centeno “está en vilo” y que la falta de actividad de la planta de la empresa de lácteos tiene un “impacto social y económico altísimo”. “Es un golpe anímico. Es la vida de nuestro pueblo, que se desarrolló alrededor de Sancor”, comentó.
Unos 64 puestos de trabajo están en riesgo. La única comunicación que tuvieron, de acuerdo a la información dada por el presidente comunal, es “que la planta estará parada por 30 días”.
El año pasado, cuando la firma suspendió los turnos de los fines de semana, el pueblo perdió una inyección de 500.000 pesos mensuales. La comuna, que recaudaba un 60% de los impuestos, bajó a 48%. Las autoridades temen que la crisis de SanCor impida abonar el sueldo a los 47 empleados comunales.
Por eso no sorprende que toda la comunidad esté movilizada. Los alumnos de la escuela secundaria prepararon carteles diciendo “SanCor no se va” o “Centeno quiere seguir trabajando” y se arrimaron a la planta para apoyar a los trabajadores que están acampando en la puerta hasta que lleguen respuestas oficiales.
Mientras la rama lácteos del Sindicato de Camioneros había iniciado el pasado 8 de marzo una huelga como puntapié inicial del plan de lucha para sostener los puestos de trabajo en riesgo, para Héctor Ponce, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (ATILRA), lo que ocurre en SanCor con “el retraso de los pagos, no cumplir con las deudas, retrasarle el pago a los tamberos que están atravesando una situación muy crítica, son las peores señales”.
“Hay interesados en SanCor, tenemos la certeza de que es así porque nos hemos ocupado y gente de multinacionales lácteas han hablado con nosotros. Están interesadas en comprar todo o una parte o de establecer distintos tipos de alianzas estratégicas que le permitirían a SanCor salir adelante”, explicó el gremialista y relató que le garantizaron la continuidad de los puestos de trabajo.
El temor del derrumbe de SanCor no es menor. Por estos momentos la firma le paga el salario en cuotas a sus más de 4.000 empleados, lo que sumado a los problemas financieros dejan traslucir un futuro negro. La caída de la firma tendría un costo social altísimo y un impacto devastador para las economías regionales.
En 2006 la cooperativa ya había afrontado una profunda crisis, producto de su millonaria deuda con entidades financieras del exterior de la que apenas llegaba a pagar los intereses. En aquel momento recibió una oferta de compra concreta por parte de Adecoagro, que finalmente rechazó luego de que el Gobierno kirchnerista le facilitara un acuerdo con el Gobierno venezolano. Paradójicamente ese salvataje se convirtió hoy en su sentencia de muerte, con la crisis económica que atraviesa Venezuela a partir de junio pasado se cancelaron las ventas pautadas de leche en polvo e incluso este país le debe a la láctea alrededor de u$s 50 millones que se están convirtiendo en incobrables.
Por lo pronto en las góndolas de Capital Federal ya se siente la faltante de leche fluida y algunos quesos de SanCor. Esta situación se suma a la caída en la producción láctea nacional, producto -en gran medida- de las inclemencias climáticas, pero también por el marcado descenso de la rentabilidad en los tambos argentinos que es un fiel reflejo de lo que hoy está sucediendo en la industria, sumada a la caída del consumo doméstico.
La producción láctea sufrió en el 2016 la peor caída en los últimos 46 años
Según un informe elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), la producción primaria de leche alcanzó el año pasado los 9.711 millones de litros.
Otro análisis, del Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), indicó que en 2016 se cerraron 460 tambos, duplicando la tasa promedio de cierre de los últimos años. A su vez, la producción de materia prima retrocedió entre el 10 % y 11 % respecto de 2015.
Uno de los factores que acrecentaron el cierre de los emprendimientos agroindustriales según OCLA fue una fuerte caída en la facturación por precio y volumen de fines de 2015 y principio de 2016.
Por otra parte, el relevamiento de la Undav destacó que el consumo anual de leche por habitante se ubicó en 23,12 litros, con una baja de 25,3 % respecto de 2015, la más pronunciada desde 2001.
Analizando la demanda interna se observa que la leche en polvo fue la que registró la caída más fuerte, con 43,8 % interanual; seguida por la manteca, con 13,1 %; el yogur, con 9,8 %; y la leche líquida, con 9,3 %.
En relación a las ventas en el exterior, según la Undav las exportaciones lácteas totales pasaron de 428 a 378 millones de litros, con la consecuente baja de 13,23 %. Mientras que en términos de divisas cayó 50,72 %, de U$S 1.352 millones en 2015 a U$S 897 millones en 2016.
Por su parte, las importaciones del sector alcanzaron los 5,3 millones de kilos, 55,9 % mayores a las del año anterior, y en volumen totalizaron los U$S 16,9 millones, lo que significó un crecimiento de 43,22 %
La producción lechera del 2016, de 9.700 millones de litros resultó la menor de los últimos nueve años, sólo superada en el 2007, cuando se produjeron 9.500 millones de litros. Existe una capacidad instalada para 15.000 millones de litros.
Macri le soltó la mano
En el gobierno dicen que Macri ordenó cortar el salvataje financiero de Sancor –que incluyó desembolsos y refinanciamiento de deuda por unos 250 millones de pesos– luego de que la firma acordara paritarias con un alza del 40%. Los delegados desmienten esa cifra. Aseguran que en 2016 se acordó un 23 %, más 13% adicionales por ajuste inflacionario, pero que ese tramo nunca se pagó.
Luego de frenar la ayuda financiera, el gobierno puso a Sancor en venta. El propio Francisco Cabrera, Ministro de la Producción, acercó compradores, como las multinacionales Coca- Cola y Lactalis, y las locales Adecoagro y Vicentín. También se menciona a la canadiense Saputo (Molfino).
De hecho, la intervención de Cabrera fue clave para que Vicentín comprara, en noviembre pasado, la lucrativa línea de yogures y postres de Sancor.
La cerealera santafesina pagó unos 15 millones de dólares por la “crema” del negocio de la firma láctea. En una asamblea de socios, los directivos sugirieron que el gobierno los forzó a vender. “Nos dijeron que si vendíamos una parte vendría el salvataje. Ahora nos piden que vendamos todo”, admitió un directivo que participó de las negociaciones con Cabrera. Con un detalle: en esas reuniones el gobierno habría sugerido que está dispuesto a ayudar con el pago de indemnizaciones para despedir trabajadores y volver más “apetecible” a la empresa.
Paremos la extorsión
No se debe aceptar ningún despido. Los trabajadores no sobran, teniendo en cuenta las necesidades populares, que deberían ir de la mano de la reactivación de la producción a fin de satisfacer el consumo de los productos lácteos que son prioritarios. En 2015 se consumían en promedio 28,97 litros al año. En la actualidad se consumen 23,12 litros, de acuerdo al mencionado informe de la Undav.
El problema no es el costo laboral sino la gestión que viene enfrentando problemas desde hace 10 años. Al atraso tecnológico en muchas líneas de producción, se suman decisiones estratégicas como haber puesto muchas fichas a la cadena de la leche en polvo y, a pesar de ser líder en quesos, no haber armado una sólida red con el suero, uno de los subproductos lucrativos del queso, entre otras.
Los trabajadores de Sancor deben tener acceso a toda la información sobre la situación de la cooperativa y de las negociaciones en curso y no ser convidados de piedra, para lo cual deberán elegir una comisión en asamblea general de los 4.000 trabajadores de la empresa para llevar adelante esas funciones.