El equipo de Pizzi empató sin goles ante Vélez en el Amalfitani y, gracias a la igualdad en Rosario entre Newell’s y Lanús, se consagró como el ganador con menos puntos de la historia de los torneos cortos.
Desde hace unos cuantos años –el inicio podría ubicarse en 2006, cuando Estudiantes le ganó la final a Boca y le impidió el tricampeonato- diversos equipos de los denominados chicos lograron consagrarse campeones. La discusión desde entonces y hasta ahora surgía a partir de esta pregunta: ¿se emparejó para abajo el fútbol argentino? Hubo diversas respuestas, pero el recién finalizado Torneo Inicial parece darle la razón a ellos que consideran que sí.
San Lorenzo se lo quedó en una definición infartante en la última fecha, pero la estadística deja datos que pueden ayudar a entender este argumento. Por primera vez en la historia, un equipo se consagra sin ganar ninguno de los últimos tres partidos –el Ciclón los empató todos-; además, solamente sumó 33 puntos, la cosecha más baja desde que se computan tres unidades por partido ganado. El anterior, el Newell’s del Tolo Gallego, había conseguido 36 en el Apertura 2004.
Las últimas fechas dieron la sensación de que ninguno quería quedarse con el título. Había siete candidatos, de los cuales cuatro llegaron con chances a la fecha definitiva (Boca, Arsenal y Atlético Rafaela se quedaron en el camino antes): Newell’s, último campeón y gran dominador de la primera mitad del torneo, que no ganó en las últimas ocho jornadas; Vélez, que parecía no tener oportunidad pero, con una buena racha en la parte final, se encontró con esta posibilidad; Lanús, que el miércoles ganó la Copa Sudamericana, y soñaba con ser el primer argentino en conseguir el doblete; y por último, San Lorenzo, que si bien había sido dominante desde que superó a Newell’s, nunca logró cortarse.
Y la jornada 19 no fue diferente a las anteriores. Había que ganar. Newell’s-Lanús en Rosario, y Vélez-San Lorenzo en Liniers. Nadie lo hizo. En el Coloso Marcelo Bielsa, un primer tiempo en el cual no pasó nada contrastó con una segunda etapa muy emotiva, de ida y vuelta, donde el local se puso dos veces en ventaja pero el Granate igualó con rapidez. El equipo de los mellizos Barros Schelotto tuvo oportunidades y se pudo haber quedado con la victoria, pero fue 2-2, resultado que dejaba automáticamente sin chances a ambos.
De esta manera, aquel que ganara en el Amalfitani se consagraba, aunque a San Lorenzo le bastaba con el empate. Y el equipo de Pizzi pareció apostar a eso: mostró una actitud pasiva, entregándole la pelota al local durante buena parte del encuentro. Vélez, por su parte, se pareció mucho al del comienzo de la temporada, sin ideas, apretando y mostrando la buena calidad de sus jugadores, pero sin capacidad para encontrar el arco rival hasta los últimos minutos, en los que convirtió a Sebastián Torrico en figura. Terminó sin goles y el Cuervo festejó.
A pesar de todo lo dicho, hay varias virtudes destacables en el campeón: la propuesta de su entrenador –que no se vio, por cierto, en el último partido- fue siempre ofensiva, apostando a la pelota al suelo y a los jugadores de buen pie, algo que, por cierto, también se puede decir de los tres subcampeones. Después de sufrir la lesión de su delantero figura, Martín Cauteruccio, no apostó a traer un refuerzo sino que se conformó con los pibes, y cuando el que había ocupado el lugar del uruguayo, Gonzalo Verón, también quedó afuera, no cambió. Poquitos méritos para quien ganó un torneo mediocre, porque alguien tenía que hacerlo.
Partidos en duda y dos muertos en Rosario
El fútbol argentino al palo. La definición estuvo en duda hasta una hora antes del comienzo. El estadio de Vélez no había sido habilitado el sábado porque todavía no se había acomodado todo después del recital de Stevie Wonder del jueves. En la mañana del domingo, una inspección encontró pirotecnia y bebidas alcohólicas debajo de la tribuna local. Finalmente, después de reuniones entre una jueza y los dirigentes de Vélez, se decidió que el partido se juegue solamente con socios fortineros, y que se prohíba el ingreso a aquellos con entradas “de protocolo”.
Después del partido, en Rosario, barras de Central emboscaron a una combi que llevaba a integrantes de una filial de Newell’s. Ocurrió a cuarenta cuadras del Parque Independencia, sobre el Bulevar Oroño. El saldo fue de dos personas fallecidas, y otras dos heridas.