Por Laura Cabrera. El dibujante, docente y referente de la cultura del rock lanzó recientemente Rocambole. Arte, diseño y contracultura, libro que recorre toda su obra, acompañada por textos de otras figuras del arte contemporáneo.
Ricardo Cohen prefiere dejar el lugar de “artista” para reconocerse a sí mismo como “dibujante” o como “realizador visual”, en esa línea acaba de lanzar Rocambole. Arte, diseño y contracultura, libro que a lo largo de 200 páginas combina distintas temáticas y estéticas en sintonía con diversas épocas. La Cofradía de la flor solar, su obra vinculada al fenómeno ricotero, su experiencia docente y material inédito se entremezclan entre textos propios, pinturas, bocetos, aerografías, ilustraciones, dibujos, gráfica y fotografías.
El universo de Rocambole sintetizado en esta obra también cuenta con la participación de invitados como Skay Beilinson, Poli, Miguel Grinberg, REP, Miguel Cantilo, Horacio Fiebelkorn, Diego Boris, Natalia Famiuchi, Carlos Mammini y Oscar Jalil, quienes aportan su punto de vista sobre esta serie de imágenes y lo que guardan consigo.
Rocambole dialogó con Marcha sobre el arte, los artistas y el lanzamiento de este proyecto mediante Panal de Ideas.
-Teniendo en cuenta que Rocambole. Arte, diseño y contracultura es un resumen de todo su arte ¿Cómo realizó la selección de las obras que componen el libro?
La selección no fue por la calidad de las obras sino que en general se trata de trabajos de diversos periodos, no sólo obras que fueron presentadas, conocidas, también hay muchos bocetos. Sobre esto último lo que quería era un poco mostrar la cocina de ciertos procesos de diseño. Hay obras de veintitantos años atrás y obras actuales, algún que otro trabajo representativo de obras que fueron reconocidas y difundidas por artistas del ámbito musical como Los Redondos.
-Usted siempre se mantuvo fuera del circuito de lo comercial y esta publicación no fue la excepción, ya que tuvo un pre lanzamiento mediante Panal de Ideas…
-Yo siempre estuve involucrado en trabajos de autogestión. Trabajé con músicos desde siempre, no recurrí nunca a sellos ni empresas. A este trabajo no quería hacerlo desde una editorial, quería hacerlo por mi cuenta pero se me hacía un poco imposible porque es caro por su calidad de papel y resolución. Entonces la única forma de hacerlo era a través de la venta previa. La idea no era lucrar con el libro sino poder publicar gracias a la preventa, con el dinero de los activistas. Ese dinero finalmente se utilizó completamente para la impresión del libro, porque no se trata de algo que fue hecho para negociar. En principio se hicieron mil ejemplares y a la mitad del mes de lanzada la campaña ya teníamos el cien por ciento del objetivo cumplido; al finalizar el plazo estimado por Panal de Ideas llegamos al 170 por ciento. Con ese excedente vamos a volver a imprimir.
-En lo personal, ¿qué impresión le dejó esta obra que ya circula en las calles?
Estoy emocionado porque este proyecto fue avalado por mucha gente y en muy poco tiempo. Por lo demás, estoy satisfecho con la realización de libro que, obviamente no lo hice yo solo sino con un equipo de amigos vinculados al diseño gráfico, el equipo de Troupe Comunicación, donde estuvo trabajando mucho Flavio Mammini, que es un experto en tecnología gráfica y Lucas Lombardía, que ya tenía cierta experiencia en la publicación de revistas. Ellos trabajaron el diseño, que como resultado final creo que ha quedado algo impecable.
-Usted hace una distinción entre el artista plástico y el artista. ¿Cómo se considera a sí mismo?
En general no me considero artista, yo prefiero ser llamado dibujante o en todo caso realizador visual. Para mí un artista es alguien que rompe los esquemas. Yo no me considero en el lugar del artista.