Por Andrea Sosa Alfonzo. Rizomante es la apuesta musical de Juan Martin de Imaz, artista rioplatense que desde hace diez años apuesta a la multiculturalidad musical. “Travesía por las venas” su último disco, invita a un recorrido de colores, sonidos e historias de nuestramérica.
Juan Martin de Imaz es Rizomante. Si uno pudiera trazar de modo caprichoso su recorrido musical, que también fue atravesado por distintos viajes por América Latina y por los músicos con los que trabajó, sería el de un espiral en movimiento permanente. Su música representa y refleja las impresiones de todos aquellos que lo ven y lo escuchan.
El proyecto musical que nació como una experiencia solista a fines de 2003, tuvo diversos momentos. En 2004 viajó por México y Centroamérica presentando el primer disco de estudio, “Cuentos que son historia”, coproducido por Juan Martín y Agustín Ronconi, con la participación de Andrés Fariña, Charly Pacini, Cintia Colazo, entre otros. Luego entre 2005 y 2007, formó un trío electroacústico junto a Mariano Moreyra, en bajo y Guido de Ambrosi, en batería. Hacia finales de 2007 y hasta 2010, el trabajo junto a Juan Patricio Sánchez en batería y percusión, daría como resultado un dúo acústico que antecedería el trabajo solista que lo trajo hasta estos días.
“Travesía por las venas”, su último disco de estudio lanzado en noviembre de 2013, nace como resultado de la experiencia de esos viajes musicales y de un traje de turista prestado que buscaba raíces de lo propio nuestroamericano. Desde lo individual hasta lo colectivo, Rizomante ha logrado condensar y recuperar en este disco, ritmos populares y contemporáneos en torno a una nueva síntesis musical donde están presentes el huayno, el reggae, el festejo peruano, la murga rioplatense, el rock, la cumbia, la canción urbana y la milonga.
“Travesía por las venas” según el mismo artista propone una apuesta donde “las canciones aparecen como episodios o capítulos de un viaje en el que el mismo contexto geográfico da pie al género musical que enmarca el relato”.
En diálogo exclusivo con Marcha y previo a la presentación que estará realizando el próximo 28 de noviembre en el teatro capitalino 35 MM, Juan Rizomante como se hizo llamar a sí mismo, habló sobre la geografía de la música, los viajes y el sentido de la multiculturalidad.
– Efectivamente tu último disco, “Travesía por las venas”, invita a un recorrido cuando uno lo escucha. ¿Qué significó para vos el proceso de ese recorrido?
-Fue la reconstrucción de un viaje, fue una forma de condensar y reformular una sucesión de historias y lugares en distintas regiones de Latinoamérica, pero a la vez, fue compuesto sin la pretensión de hacer descripciones exactas ni referencias muy explícitas de los lugares. Sino más bien, aludir a ciertos temas, con sus tragedias y comedias. Como dicen en los talleres de dramaturgia, “hay grandes temas universales que se encuentran recurrentemente a lo largo de la historia. Me refiero a la muerte, al amor y al poder; al menos uno de esos tres temas está siempre presente en todas las narraciones”. Bueno, también lo están en este disco/relato.
– Si bien Rizomante hoy consiste en un proyecto solista hay algo de lo colectivo que fue y está presente en tu historia como músico. ¿Cómo dialogar con esas diversidades que se convierten en una nueva síntesis?
-La diversidad es parte de la esencia misma de Rizomante, tanto en sus múltiples formaciones posibles como en la heterogeneidad de los géneros abordados. Tanto en la diversidad de las formaciones instrumentales como en la diversidad de géneros. Es una manera de comunicar que hay distintas formas posibles de transmitir una idea, distintas intensidades y colores. Entonces lo considero como una potencia más que una debilidad. Esto mismo nos permite transitar por espacios musicales aparentemente lejanos entre sí y aun así, seguir siendo Rizomante.
– ¿Crees que este disco aporta a pensar la multiculturalidad, esa complejidad identitaria que habla de nuestraamérica como un territorio donde los límites geográficos son meras construcciones sociales de un otro espacio?
-Si aporta o no, creo que mejor dejarlo a criterio de cada oyente, pero al menos ése es uno de los principales objetivos. Es decir, con este nuevo disco se busca resaltar nuestra identidad esencialmente mestiza, donde pueden converger tradiciones originarias con otras de origen europeo o africano. Por un lado, cargamos una especie de “tara social histórica” por la creencia de que una cultura de origen europeo debía prevalecer para negar o desterrar las otras. Sin embargo, una vez más este disco busca destacar la multiculturalidad como fuente de riquezas.
– ¿En qué contribuye Rizomante al universo musical de nuestro país y América Latina?
-Tal vez pueda continuar la línea en la que ya están inmersas varias bandas y es el de “desarmar los guettos”, ir de a poco reconciliando espacios y géneros musicales que anteriormente se ignoraban o incluso se rechazaban entre sí.
– Creo que en todo proceso humano lo pasional y transformador se juega enormemente en cualquier etapa de nuestras vidas. ¿Cuánto de esto se ha jugado en estos años de carrera musical?
-Sucede desde el momento en que creo en la música como una herramienta de cambio, tal vez no como cambio de estructuras materiales, pero sí como espacio de resignificación de subjetividades, de revalorización de identidades complejas por el sincretismo entre diversas raíces culturales. Al final, sin quererlo, estamos siempre hablando de lo mismo. Rizomante es parte de esa pasión transformadora.
Rizomante estará cerrando el año y presentando “Travesía por las venas” el próximo 28 de noviembre desde las 21 hs en el Teatro 35 MM, Jorge Newbery 3519, esquina Av. Córdoba.