Por Sebastián Alonso*/ Arte por Repo
Para activar la memoria a 40 años del Golpe de Estado cívico- militar- eclesiástico y visibilizar la verdad acallada de las disidencias sexuales a pesar de las resistencias, entrevistamos a Cristian Prieto, licenciado en Comunicación Social y trabajador estatal dentro de la Comisión Provincial por la Memoria. “Montoneros o ERP eran machistas autoritarias”, sostiene.
Según organizaciones de Derechos Humanos son 400 las personas LGBTI desaparecidas durante la última dictadura, sin embargo este avasallamiento es materia de muy pocas investigaciones, consta en escasos informes oficiales y hay resistencias de parte de organizaciones de izquierda y hasta organismos de Derechos Humanos en integrar la demanda LGTB a la de las y los 30.000 detenidxs- desaparecidxs.
Aun hoy, en democracia, los asesinatos de odio y la represión, torturas y amenazas a putos, tortas y travestis, son continuidades que lastiman al cuerpo social y siguen sin entenderse como cuestiones políticas.
Es por eso que, como parte de la importancia de activar la memoria a 40 años del Golpe de Estado cívico- militar- eclesiástico y como herramienta de lucha, dialogamos con Cristian Prieto, licenciado en Comunicación Social y trabajador estatal dentro de la Comisión Provincial por la Memoria.
–¿Hace cuánto estás en la Comisión y cómo surge la idea de profundizar la investigación y el abordaje desde las sexualidades?
Trabajo en un Programa de Investigación dentro de la Comisión Provincial por la Memoria, que administra el ex archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DPPBA). La DIPPBA funcionó desde el ´56 que la crearon hasta su cierre en 1998. En el 2000 se hizo entrega y se creó la Comisión Provincial por la Memoria. Cualquier persona que quiera información puede acercarse, existiendo restricción en cuanto al nombre de las personas, pero la información está desclasificada.
En la Comisión comencé a trabajar en 2010, pero es en 2011 cuando empiezo a trabajar en un Programa en relación a la justicia, aportando desde los archivos información para los juicios de Lesa Humanidad. Es en ese momento, que me pregunté si alguna vez se habían encontrado en los archivos con marcas en relación a la sexualidad. Nunca se había mirado desde ese lugar, desde la sexualidad o la identidad de género.
Ahí empecé a profundizar, a buscar en la Comisión y a los referentes que conocía del Frente de Liberación Homosexual (FLH) y de Nuestro Mundo. A priori no encontré nada pero empecé a encontrar en los archivos las palabras del sentido común: puto, amanerado, maricón, lesbiana, travesti; a encontrar las primeras catalogaciones de la heteronorma.
-¿Con qué te encontraste en tu trabajo de investigación?
Este fue el tema para mi licenciatura en Comunicación Social, que derivó en libro de crónicas a la persecución de las disidencias sexuales. En primera instancia pensé hacerlo sólo en periodo de dictadura como primer recorte, pero como fui encontrando información importante antes y después, me salí de esa fecha. Esto dio la pauta de la continuidad histórica de la catalogación y persecución a las sexualidades disidentes.
En momento de dictadura hay información, pero previo a esa dictadura y las otras hay información importante. Desde los ´60 ya encontramos legajos y documentos, que hacían referencias a las personas como los “amorales sexuales”. A partir de eso se encuentra la palabra “homosexual, travesti”. Por ejemplo, hay legajos en la ciudad de La Plata de un local de noche que se llama ´La Beba´ en los que se registró que se realizan “actos travestis”. Con esto damos cuenta que la policía miraba eso y por lo menos lo escribía en sus documentos de inteligencia.
Al principio nos dábamos cuenta que se lxs perseguía por estar organizados: estudiantes, en gremios, cualquier cosa que altere el “orden público”. Pero después también registraban que cuando había una persona espiada también miraban que tenía “caminar amanerado”: las características que imaginaban que tenían esas personas. Todo esto forma parte de los informes: primero una persecución política y después características de las personas. También había legajos que no se abrían solo por la participación política sino porque les llamaba la atención, por ejemplo, un profesor de Bellas Artes con un “problema sexual” que solo consta es demasiado liberal, que tenía ideas democráticas, que siempre se encontraba acompañado de jóvenes menores y no se lo veía con mujeres. Para la Dippba la sexualidad era importante.
-¿Qué dificultades encontraste para acceder a la información y profundizar tu investigación?
Para acceder a la información no tuve problema, ya que en 2012 esto se presentaba institucionalmente y en 2014 se hace una convocatoria fotográfica para ver la disidencia sexual de las personas. Esto se puso en exposición como también la información. De esta manera, la cuestión toma estado público.
La DIPPBA produce información donde se miraba, se seguía, se investigaba, se preguntaba en el barrio sobre su vida, su moralidad, que para ellos es importantísimo. Pero una dificultad es que no tenemos registros del accionar de las comisarias, no hay información, porque cada comisaría tiene sus propios archivos. De ahí es que reclamamos que ellos entreguen archivos de las comisarias, de las brigadas, que donde registran cuando entró alguien y cuándo se lo detuvo.
Hemos visto un legajo que da cuenta de lo que pasó. En el ´80 desaparecen en Ezeiza a un hombre de 45 años. Su familia se empieza a preocupar y en plena dictadura militar sacan un artículo en el diario buscándolo, donde aclaran que no tienen ninguna relación con ninguna organización política y se abre un legajo dentro de la Dippba donde se lo busca y lo que contestan es que recientemente fue levantado de la vía pública por infracción por ser homosexual.
Esto da cuenta que se detenía por ser “infractor”, basándose en las Contravenciones y Edictos que empezaron en el ´73, en el que estaba “prohibido ofrecer sexo en la vía pública”, “vestirse con ropas del sexo opuesto” y cualquier situación sospechosa de un mayor a un menor de edad, simplemente por sospecha relacionada a la sexualidad.
-Las disidencias sexuales, ¿de qué manera eran abordadas desde las organizaciones?
Las organizaciones más conocidas como Montoneros o ERP eran machistas autoritarias. Recordemos que en el ´60 o ´70 teníamos en miras la Revolución cubana que decía “no necesitamos de peluqueros”, hablando de los homosexuales como “los pájaros” de la isla, con sus escuelas de reeducación, ya que no podía haber homosexuales porque era una “desviación burguesa”. En Montoneros había distintas maneras de abordar a un homosexual: una era que se juntara con una compañera, y otra opción era que se lo expulsara. En relación a esto, hay pocos testimonios. Todavía hoy hay mucho miedo de contar lo que pasaba hacia adentro de las organizaciones.
Desde la Dippba podemos dar cuenta estas cosas por el material que secuestraban de la vía pública, como volantes de las organizaciones. Uno fue el de la Unión Ferroviaria donde estaban haciendo campaña para las elecciones del gremio y en el volante mencionan a una persona que le querían hacer mala fama: “el gremio de los Ferroviarios es un gremio de hombres y ningún homosexual puede llevar adelante la Unión Ferroviaria”. Ese era el trato de las organizaciones a las sexualidades disidentes.
-¿Cómo ves la situación de los colectivos LGTBI en la actualidad en relación a los DDHH y a la demanda histórica de su situación?
Encontré relatos donde todavía hoy en las organizaciones de DDHH hay resistencias en tomar a la persecución de las disidencias sexuales en las demandas de aparición de los 30.000 desaparecidos. Por ejemplo, en una reunión de una organización fue una travesti a pedir la ayuda de algún abogado por los maltratos que recibió y la respuesta que le dieron es que es que ellas no son presas políticas. Hay resistencias en integrar la demanda LGTB a la de los 30.000 compañeros. No hay que dejar de ver que el machismo sigue impregnando en muchas de estas organizaciones. Históricamente fue así.
-Hablamos de aproximadamente 400 personas LGBT desaparecidas, ¿dónde están los putos, las travas desaparecidas?
La colectiva Lohana Berkins y la Coordinadora Antirrepresiva LGTB de La Plata marcan un antes y un después en esta demanda donde se empieza a dar visibilidad a los cuerpos disidentes que fueron perseguidos antes, durante y después de la dictadura. Seguimos encontrando legajos de los ´80 y ´90 de travestis detenidas por ejercer la prostitución. Por ejemplo, el espionaje que se hace en Mar del Plata porque ellas están organizadas a partir del asesinato de una travesti. En los legajos figuran los nombres y alias, “nombres de fantasía” como le dicen ellos. Espían las acciones de las personas, es muy patente la persecución.
Esto demuestra fehacientemente la continuidad. En el ´98 se hizo entrega de los archivos, pero esto da cuenta que hoy por hoy el hostigamiento sigue estando.
La irrupción de la Colectiva en la marcha del 24 de febrero (de este año) ante el gobierno de derecha de (Mauricio) Macri, donde van al primer paro estatal donde se reclama TRABAJO con “V”, marca un antes y un después en las organizaciones. Ya no puede haber marginalidad dentro de los movimientos sociales, nos tenemos que hacer cargo en esa tensión, si es que todavía existe, con las organizaciones de diversidad sexual, que siempre parecemos estar dentro de otras demandas.
La Coordinadora Antirrepresiva LGBT, hace dos años que existe. El planteo de estar con las travas en situación de prostitución en la calle es muy importante, porque las quieren mandar a todas al bosque de la ciudad de La Plata, que sería mandarlas a tierra de nadie, donde la policía está haciendo un trabajo cotidiano de hostigamiento. Se plantea visibilidad de esa problemática, denunciarla y estar con ellas.
Haciendo una relación con el pasado reciente, se levanta la consigna de lxs 400 desaparecidxs LGTB a los 40 años. Es importante esta revisión. Estaba buscando información para hacer una nota y recién después de 40 años de la revolución cubana, los revolucionarios pidieron perdón a los homosexuales. En el 2008, hubo un mea culpa del Estado alemán por la persecución a homosexuales. Pasan muchos años hasta que el Estado toma las responsabilidades y manifiesta un mea culpa.
Lo más reciente, en Miramar hubo una detención y tortura de un joven por ser activista en un secundario, un puto salido del closet. Son alertas de lo que el Estado está haciendo con la comunidad LGBT por medio de las “fuerzas de seguridad”. Debemos estar alerta para que esto no siga sucediendo.
*Integrante de Sembrando Rebeldías
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