Luego de los estudios médicos realizados en la Fundación Favaloro el día sábado, los médicos le ordenaron a la presidenta Cristina Fernández un mes de reposo, al diagnosticarle “colección subdural crónica”. La continuidad en el ejercicio del poder y el rol de los medios de comunicación.
Tras todas las dudas sembradas a lo largo del día sábado, por los diferentes medios de comunicación, finalmente esa noche la presidenta, Cristina Fernández, salió de la Fundación Favaloro, a donde había concurrido para realizarse unos estudios médicos, y se trasladó a la residencia de Olivos. Casi en simultaneo mientras esto ocurría, el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, leyó un comunicado oficial, en el cual se detallaba tanto los estudios que se realizó la presidenta como el reposo que se le había recomendando para los próximos días.
El comunicado decía: “la Presidenta se realizó un estudio cardiovascular en la Fundación Favaloro y debido a que presentó un cuadro de cefalea, se realizaron estudios neurológicos con un diagnóstico de colección subdural crónica y se le indicó reposo de un mes”. El cuadro de cefalea que presenta Cristina Fernández, es producto de un golpe sufrido el 12 de agosto de este año, que le provocó traumatismo de cráneo. En aquel entonces la presidenta se había realizado estudios en el Sanatorio Otamendi, que resultaron normales.
Sin embargo al concurrir ayer “a la Fundación Favaloro para realizarse un estudio cardiovascular por una arritmia en estudio, y debido a que presentó un cuadro de cefalea, se solicitó su evaluación neurológica al Instituto de Neurociencias de la mencionada fundación, a cargo del Dr. Facundo Manes”, señalaba el comunicado. El estudio realizado arribó al diagnóstico de “colección subdural crónica”, y por eso se le indicó reposo de un mes.
Este episodio vivido por la titular del ejecutivo nacional, viene a sumarse al cuadro de hipotensión arterial crónica, que la ha llevado en reiteradas ocasiones desde el 2011 a la fecha, a cancelar la agenda, reuniones, y giras diplomáticas. En enero del año pasado, Cristina Fernández debió también someterse a una cirugía que llevo a extirparle la glándula tiroides, ante el riesgo de que se encontraran allí células cancerígenas. Estudios posteriores revelaron que dicho diagnostico había sido erróneo.
Mientras esto ocurría, Amado Boudou, que se encontraba en Brasil, regresó rápidamente a la Argentina, mientras se especulaba si se haría cargo o no finalmente de la presidencia. Sin embargo, más allá del mes de reposo, Cristina no está obligada a dejar en funciones a Amado Boudou, quien le sigue en la línea de sucesión, y podría reducir sus funciones al mínimo, entre ellas la participación en la campaña electoral en curso, pero continuar siendo la titular de ejecutivo nacional.
Daniel Scioli al ser consultado sobre la salud de la presienta afirmaba que “se van a ir tomando las decisiones que tengan que ver con preventivamente cuidar la salud de la Presidenta, y no exponerla a ningún tipo de riesgo mayor al que naturalmente ella tiene por la exigencia de ese trabajo, y obviamente en todo momento cuidando a nuestro país y seguir adelante con todo el trabajo y la agenda de gestión”. Junto a lo referido por Scioli, también distintos mandatarios de la región enviaron sus saludos a Fernández, entre ellos el presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
La salud de Cristina Fernández, fue durante todo el día sábado máximo foco de atención por parte de los medios de comunicación, quienes libraron todo tipo de especulaciones. Tanto sobre los estudios realizados, como la duración de la internación. En una relación siempre muy tensa, con los principales representantes del poder mediático, estos últimos no han dudado en recurrir a cierta “medicalización” de la política. El rol que algunos periodistas han tenido este último tiempo da cuenta de este fenómeno. El mismo va desde especulaciones sobre la gravedad de tal o cual cuadro médico, hasta la aparición de supuestas enfermedades del poder, como el llamado “el síndrome de Hubris”.