Por Laura Cabrera @LauCab
En pocas páginas, la escritora María Eugenia Miqueo caracteriza la relación entre dos mujeres de distintos tiempos pero cómplices entre sí, aún en las distancias. El libro editado por “Escritor de la lengua” ofrece pasajes que van saltando en el tiempo en forma de recuerdos y detalles de los lugares en donde cada acción tuvo lugar. Amar, temer, partir y dejar partir, de eso podría tratarse esta historia.
La historia es actual, aunque data de otra época. Ema es una joven de poco más de treinta años. Una de las personas más importantes de su vida es Isabela Valverde, su abuela, una escritora nacida en 1930 cuya carrera como tal se inició en los ’50, en años en los que la literatura aun parecía un lugar negado para las mujeres. Quizá sea esa característica de mujer revolucionaria, sumada a su condición de abuela, lo que lleva a Ema página tras página a revivir recuerdos de su infancia y adolescencia, a recordar enseñanzas y momentos incómodos, a sentir aromas, recordar colores y detalles de aquella casa de Tigre en donde creció de la mano de su abuela.
Y es esa relación de admiración la que lleva a quien lee a conocer una historia que va más allá de un vínculo familiar entre una nieta y su abuela, ya que detrás de esas anécdotas se suma el tránsito de Isabela por sus últimos días de vida, entonces la pregunta que surge también podría ser ¿qué dejamos ir cuando alguien se va? o ¿con qué nos quedamos cuando alguien se va? El relato de Ema podría ser el de cualquier persona en cualquier momento de su vida y ante cualquier relación de afecto, vínculo que en oportunidades ubica a las personas en una posición egoísta, de no dejar ir por miedo a perder. Ahí está Ema, recordando, almacenando lo mejor, lo que alguna vez le dio felicidad, lo que le dará felicidad cada vez que ella desee recordar. Ahí está, buscando la manera de que el dolor se transforme o duela menos.
Y como toda historia tiene un contexto, el de “Querida Isabela” guarda bastante de lo personal. “La novela surge de una necesidad mía como lectora. Estaba cursando en la facultad materias muy pesadas y tenía ganas de leer algo reconfortante. A partir de esa necesidad comencé a planear la escritura. Tuve abuelas muy distintas entre sí, pero las dos muy fuertes y muy presentes. Con un rasgo de cada una de ellas y otros que no tuvo ninguna de las dos, surgió el personaje de Isabela”, expresó la escritora María Eugenia Miqueo al referirse a esta obra que de alguna manera la convierte un poco en la misma Ema.
Más allá de la historia, uno de los desafíos con los que se encuentra quien está en la búsqueda de editar un libro es encontrar un sello que quiera hacerlo posible. “Cuando terminé de escribir la novela, y ante la dificultad de que las editoriales lean el manuscrito, abrí una cuenta de Instagram para la novela”, relató Miqueo, quien además explicó que mediante esa cuenta (@Isabelaquerida) dio vida a Ema, nieta de Isabela Valverde, con quien los usuarios y usuarias pudieron interactuar, conocer sus gustos, leer sus recomendaciones y ver fotografías del interés de la protagonista y otras vinculadas a su vida y su relación con Isabela, lo cual sin lugar a dudas dio cuerpo al ya pensado para la novela misma. A este vínculo con lectores y lectoras se sumó un falso documental en donde Ema se hizo presente también en cuerpo, hablando de su abuela y en ese patio que quizá sea el mismo en donde algunas situaciones sucedieron.
“Querida Isabela” es una novela cálida y de rápida lectura, un texto que se acerca bastante a aquello que le sucede a cualquier persona. Sin lugar a dudas, este libro es una excusa para repensarse, para buscar de manera interna todo eso que alguna vez hizo feliz a quien lee la obra (o esta nota). Buscar pequeños instantes de felicidad y guardarlos. De eso se trata.
Para contactar a la escritora:
Instagram: @eugemiqueo