El encuentro pasó y miles de relatos quedaron para multiplicarse en el cotidiano trelewense. Las voces de las y los vecinos de Trelew al finalizar el 33 Encuentro de Mujeres del pasado fin de semana.
Es miércoles. La ciudad de Trelew recupera su ritmo habitual luego de que más de 50 mil mujeres la poblaran en el 33 Encuentro (Pluri)Nacional de Mujeres que se realizó el fin de semana pasado.
Salimos a recorrer la Plaza Centenario y sus alrededores para preguntar qué quedó del Encuentro. Cuál es la mirada de las y los habitantes de Trelew. Cuánto de lo que dijeron las corporaciones mediáticas había llegado a quienes vivieron el Encuentro desde tan cerca.
Recibimos sólo palabras de afecto y alegría; lágrimas de emoción y la idea de un futuro en construcción donde el feminismo se sintió de cerca y dejó caminos para seguir desandando. Y también se percibe la sensación de que el paso de tantas mujeres no fue sólo eso: quedan ecos de palabras, talleres, abrazos y canciones para seguir haciendo en la ciudad y en la región en un futuro cercano.
Pasen y vean: estas son las voces de las personas que viven acá y que, dicen, nada será igual después del mar de mujeres.
Claudia pertenece al Movimiento 28 de Agosto. Es promotora ambiental y la cruzamos en las inmediaciones de la plaza realizando su trabajo diario de recolección de residuos. “El domingo estuvimos en la marcha. Me encantó. Alguna gente dice que ensuciaron todo, pero para mí eso de rayar las paredes es un derecho: la única forma de que nos escuchen es esa. Antes de que vengan algunas nos quejábamos porque no sabíamos bien de qué se trataba. Y vimos que todo esto era por los derechos de las mujeres, contra la violencia de género… Y ahora varias mujeres del movimiento cambiamos de opinión y ya queremos ir el año que viene a La Plata. A muchas les hizo ver la cosas de otra manera”.
Belén es docente de primaria de 3er grado en una escuela de chacra. Está con otras compañeras en la plaza. Mientras las niñas y los niños juegan, nos dio su mirada: “Quedamos muy conmovidas en el sentido de poder compartir, de haber vivido el primer Encuentro para nosotras que no estábamos tan interiorizadas. Fue una experiencia importante porque hice participar a toda mi familia tengo tres hijos y mi marido: todos vinimos a recorrer la feria, a ver de qué se trata. Una no puede tener un prejuicio si no vive el momento y las situaciones y se interioriza.
Fue hermoso lo que se vivió en los encuentros, en la escuela, cómo se organizaron, porque en nuestra escuela también se quedaron bastantes mujeres, más de 150. Y la encontramos en condiciones a pesar de los prejuicios. Se vivió una fiesta. El sábado un par de compañeras se mandaron mensajes para poder venir juntas a compartir… Y marcha del domingo, los talleres yo la vi de costado, pero fue impresionante la cantidad, y también ver y escuchar sus cánticos. Me impactaron también muchas fotos de señoras de bastante edad en las salidas de sus casas observando y luchando por cuestiones que antes era todo tabú, los derechos eran un tema que no salía tanto a luz.
Como trabajo posterior nuestro queda la charla desde el aula con nuestros alumnos, el futuro de la sociedad, de nuestro país. Somos un grupo que, ante todo, genera el respeto para poder charlar, para poder relacionarnos. Tenemos chicos con otras culturas muy arraigadas en lo que es la marca de roles y trabajamos con el intercambio de roles, el nivel de igualdad y los derechos.
Quedó algo importante con todo esto que pasó y lo vivimos como algo único”.
Mercedes y Gabriel son madre e hijo. Llevan adelante la rotisería familiar “El tío”, en la esquina de la plaza Centenario. Estuvo abierta durante los tres días y estaba siempre llena porque las comidas eran caseras y accesibles. Con las góndolas llenándose de a poco y trabajando para el mediodía, se tomaron un tiempito para darnos sus impresiones.
Gabriel: “Antes de que empezara el Encuentro habían sembrado miedo y entonces muchos optaron por cerrar sus negocios, pero nosotros no. Abrimos los tres días, no hemos tenido ni visto ningún inconveniente, hemos trabajado y nos hemos preparado diez días antes para estos días. Tratamos de satisfacer a todo el mundo: hicimos comidas incluso vegetarianas y veganas. No podemos más que agradecer, incluso sería buenísimo que vinieran todos los meses!.
No pudimos medir la recaudación aún porque acá hay muchas deudas, acá una luz viene arriba de los 20 mil pesos, así que nos sirvió para tapar agujeros”.
Teresa: “Sólo cerramos para la marcha. Cuando yo estaba cerrando la puerta con llave, una chica se me acercó y me preguntó si tenía miedo. Yo le dije que no, que en realidad salía porque no sé si alguna vez lo voy a vivir de nuevo. Fue increíble”.