Por Manuel Soifer. Con el eje central de las canciones de Lolita, su segundo disco de estudio, Los Tabaleros se presentan los días martes 6 y 20 de agosto en el Teatro Ciego (Zelaya 3006, C.A.B.A) con una propuesta diferente.
Completamente a oscuras, Tabaleros invita al espectador de Lolita al desnudo, a meterse en el subconciente femenino de su protagonista (Julia Garriz), y sus amigas que en una noche desnudan las miserias y virtudes de su género.
“Tabaleros es una banda que siempre busca sorprender, especialmente desde lo performático”, asegura el cantante y guitarrista Roberto Martínez, fundador junto a su hermano José María del grupo que completan Pedro Berreta, Federico Ricciardi y Félix Mateos, en una formación de tres guitarristas-cantantes, un bombista y un percusionista.
“En la oscuridad la gente se comporta un poco adolescente, juega. Lo que hace el Teatro Ciego es resaltar el mensaje de las letras, porque cualquier estímulo se transforma en imagen”, asegura Martínez. El guión de la obra fue escrito junto con una de las actrices, María Emilia Ladogana, que asegura que para esta ocasión plasmaron en papel buena parte de sus propias experiencias, aunque aclara que lo hicieron “sin llegar al punto de la autobiografía”.
“El desafío es transmitir lo mismo que si te estuvieran viendo. Después a cada uno le disparará cosas y lo interpretará de manera personal”, declara Ladogana, que forma parte del elenco junto a Nadyn Sandrone, Dominique Maucci, Rocío Domínguez y Ramiro Bailiarini, todos debutantes en la actuación a ciegas.
La experiencia incluye, a modo de previa, una instalación fotográfica a cargo de Belinda Chávez, en la que Lolita, esta vez personificada por seguidoras de la banda, se presenta en tres escenarios diferentes, contextualizándola un poco más a modo de guía para el espectador.
“Con Lolita queremos mostrar lo que puede pasar en una noche, cómo se manejan las mujeres en manada; las que lideran, las que se dejan manejar, las que dicen una cosa y hacen otra… hay una complicidad en el planteo más que un ataque”, afirma Martínez, quien asegura que los shows de la banda, planteados generalmente en capítulos, buscan generar diferentes climas “para no aburrir a la gente”.
Tabaleros editó en 2009 su primer disco, Carmesí, después de haber lanzado tres EP’s con una selección de canciones populares hechas por grandes artistas como Jaime Dávalos, Ariel Petrocelli o Eduardo Falú, planteando un mensaje diferente, alejándose un poco del discurso tradicional.
Cerca de la fecha en que preparaban su segundo LP la intervención de Ricardo Iorio, líder de ALMAFUERTE, jugó un rol fundamental, ya que fue él quien los puso en contacto con el ingeniero de sonido Álvaro Villagra para que graben en los estudios Del Abasto al Pasto.
“Lo escuchamos en televisión [se refiere a la entrevista con Beto Casella, viralizada hasta el hartazgo en las redes sociales] diciendo que lo tenían cansado los folkloristas clásicos, que nadie le cantaba a [Martín] Güemes, y justo en Carmesí nosotros tenemos una canción sobre él. Así que nos acercamos a su casa en Coronel Suárez y le llevamos el disco. Le gustó y nos hizo el contacto con Villagra para que grabemos con él Lolita”
Para Tabaleros la performance teatral a ciegas no es algo que les sea completamente ajeno. En este mismo escenario presentaron además “El Circo del Doctor Kurnicopia”, y también han montado, siempre desde la autogestión de su productora EleTe, otras presentaciones que exceden lo estrictamente musical como “El inconsciente de Lolita”, antesala de lo que sería su segundo disco y “Muerte en la Catedral del Tango”
En Lolita al desnudo la banda adelanta algunas canciones de su próximo disco, e incluso presentan por primera vez versiones instrumentales que acompañan los diálogo,s y disparan algunas de las situaciones sin transformarse en una comedia musical, donde los protagonistas cantan los diálogos.
El espectáculo que estrenan el martes 6 a las 21.30 y tendrá otra función el martes 20, se enmarca en el ciclo “Todos Sonidos” del que también participan el grupo de percusión No Chilla y Peru Gira -un tributo a Serú Girán- y promete sumergir al espectador en una experiencia sensorial en la que la imagen es lo menos importante.