Por Redacción Marcha / Fotos por Facundo Nívolo
El lunes pasado comenzó el juicio por torturas contra el ex policía Julio Diego Torales en el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de La Matanza. Se trata de la detención ilegal que sufriera Luciano Arruga el 22 de septiembre de 2008 en el destacamento de Lomas del Mirador, durante casi diez horas, y que fuera la previa a su desaparición definitiva. Hoy es el turno de que declaren diez testigos de la defensa, entre los que se encuentran seis policías del destacamento (tres de los cuales, según denunciaron el CELS y la familia están implicados en la desaparición de Luciano).
Ya lo dijo Rodolfo Walsh: cada historia está condenada a empezar de nuevo. Los muertos de este lado, los invisibles, los silenciados, no tienen historia ni huella anterior. Deberán recomenzar sus búsquedas y luchas mientras el poder visibiliza las suyas; las triunfadoras. En ese marco, Luciano Arruga, la lucha incansable de su hermana Vanesa, de su mamá, Mónica, nos muestran que se puede tejer otra donde la Justicia ya no pueda mirar para otro lado. Y así Luciano, el torturado, el desaparecido, vuelve a aparecer y a recordarnos que no será tan fácil callarlas / callarnos.
Aquel 22 de septiembre de 2008 lo detuvieron ilegalmente. Era menor. Tenía 16 años y había decidido que no robaría para la policía. Su condición de joven y villero no le allanaría el camino a la Bonarense. Después de diez horas de detención el destacamento de Lomas del Mirador (una vivienda sin calabozos), esposado a una cocina y golpeado; Luciano pudo salir y contarle a su familia, sus lesiones fueron constatadas en el Policlínico de San Justo, y la denuncia fue radicada.
“El juicio se logró caratular como ‘torturas’. Hay muy pocos en violencia institucional y la importancia es que el ‘exceso’, como son las otras figuras que se plantean para este tipo de casos, de los policías nunca puede ser tomado como que ‘se les fue la mano’ o ‘se pasaron de rosca’ porque que a un policía o que a cualquier oficial de las fuerzas de seguridad se les pase la mano implica una tortura y hasta una posible muerte, como terminó sucediendo con el pasar de los meses con el caso de Luciano”, contó Matías, integrante de la organización “Familiares y Amigos de Luciano Arruga”.
“Vane, sacame de acá que me están matando a golpes”. Así le gritó Luciano a su hermana Vanesa, cuando se habían acercado con Mónica hasta el destacamento. Él no había vuelto a casa y la policía ya lo estaba hostigando. En la declaración de Orieta, durante la segunda jornada del juicio, se puso de relieve el terror que su hermano sentía por la policía, y la presencia de Torrales que trató de “chorrito” a Luciano.
En la audiencia de hoy declararán diez testigos de la defensa, seis de ellos, los propios policías del destacamento de Lomas del Mirador (Néstor Guillermo Díaz, Miguel Ángel Olmos, Damián Marcelo Sotelo, Miguel Osvaldo Soraire, Mónica Viviana Chapero y Sergio Oscar Fékter). Tres de ellos están involucrados en la posterior desaparición de Arruga, el 31 de enero de 2009.
Luego de la aparición de su cuerpo en octubre del año pasado y de que la causa radicada en La Matanza sea derivada a la justicia nacional por “Desaparición forzada de persona”, este juicio representa uno de los caminos que debe recorrer la familia en la búsqeuda de la justicia definitiva por Luciano. Así lo contó Matías, otra vez: “Es un juicio en el que entendemos que no hay mucho para celebarar: es un paso más en la búsqueda de la verdad, en la búsqueda de justicia para su familia y sobre todo, como dicen Mónica y Vanesa, para que esto no le suceda a ningún pibe más”.