Por Laura Salomé Canteros – @laurasalome / Fotos: Colectivo fotográfico RABIA
Desde diciembre que las y los trabajadores del diario Tiempo Argentino no cobran sus sueldos pero su preocupación va más allá y desde el viernes 5 de febrero realizan una “permanencia pacífica” en el edificio para garantizar los puestos laborales y la continuidad del medio. En este contexto de lucha, Marcha visitó la redacción, llevó solidaridad y realizó esta crónica fotográfica.
Llegamos a la hora pactada de una tarde de lunes gris y feriado que se ensañaba en amenazar lluvia. Nos recibió un colega que justo salía a la puerta a fumar un ansioso cigarrillo, “¿a quién buscan?”, nos dice, respondemos, y sin más accedemos a los interiores del edificio de Amenábar 23, en Colegiales, no sin antes anunciarnos ante la amorosa recepcionista que nos cuenta de la cantidad de solidaridades que están recibiendo por estos días. Subimos las escaleras, “siéntanse como en sus casas”, nos dice nuestro ´contacto´ en Tiempo y allí estuvimos, donde (casi) todo se cocina, respirando el clima de una de las resistencias más grandes que se lleva adelante por estos días.
En medio de maniobras de vaciamiento empresarial y la indiferencia del funcionariado que otrora supo estar presente, organizar la lucha obrera por la permanencia de un diario ícono de una forma de comunicar que supo transcender las simpatías o antipatías políticas. Dignidad. Resistencia de las y los que luchan a cada rincón. Particularidades puestas para la fuerza colectiva. Fotos y más fotos de colegas que llegan con presentes a solidarizarse en una tarde casi lluviosa en que desde deportes hasta fotografía preparaban lo que sería desde la noche el “Festival por la permanencia de Tiempo”.
Abrazos que se cristalizan en eternos apoyos en las redes sociales desde donde las y los trabajadores de prensa difunden sus actividades. Algunos ponen música, otros ceban mates a las invitadas, un delegado se encarga de entablar la conversación incómoda con el comisario de la dependencia policial más cercana para avisar que por la noche ´va a haber candombe´. Las cronistas, a estas alturas, ya participábamos de la organización del festival. Queda a las claras que somos ´populares´ y que la acción directa apasiona la sangre. Aun en momentos en que lo importante es resguardar los puestos de trabajo.
“Tiempo ha producido un cambio cultural positivo”
Banderas, boletines y afiches sobrevuelan, trascienden y adornan fachadas, pasillos y paredes. Soportes gráficos y digitales. La creatividad está por doquier, y al servicio de las demandas. “No al vaciamiento del Grupo 23”, “Las tres caras del mismo vaciamiento” y “Paguen los sueldos”. En Tiempo Argentino, al igual que en Radio América, sus trabajadores y trabajadoras llevan más de sesenta días sin cobrar sus salarios. Sus ex dueños, Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, decidieron vender estos dos medios, parte del Grupo 23, porque eran “deficitarios”, a pesar de que se afirma que el conglomerado recibió entre julio de 2009 y junio de 2015 la suma de más de 800 millones de pesos en pauta oficial del Estado Nacional.
Las y los laburantes repudian las maniobras empresariales, denuncian el vaciamiento de la empresa periodística y reclaman el pago de los sueldos y aguinaldos adeudados al nuevo dueño del grupo, Mariano Martínez Rojas, un empresario joven de alto perfil y quien adquirió estos dos medios el 22 de enero pasado. Y corren con ventaja en relación a la verdad. En una entrevista otorgada a Perfil, Martínez Rojas, dijo que va a “limpiar y sanear” el diario ya que “se terminó el plan trabajar”; a la vez que admitió haberse reunido con una de las autoridades decretadas para la AFSCA, Miguel Godoy, quien le prometió la renovación de la pauta estatal.
Una de nosotras se queda charlando animadamente con un colega de Policiales. No es delegado ni tiene un cargo jerárquico. Aprendió las herramientas de la palabra primero en el encierro y luego en las calles y sus compañeros le dedicaron una nota de vida y resurrección que afortunadamente continúa en la web. Relata lo que más valora del diario, el trabajo periodístico de reconstrucción y la importancia de la publicación (y denuncia) de las historias en que pibes y pibas son asesinados producto de los ejecutores de la violencia institucional y machista. “En nuestro diario se escucha la voz de quienes no son escuchados”, dice, “somos útiles y necesarios” en y para la sociedad porque “Tiempo ha producido un cambio cultural positivo” en la forma de comunicar, sostiene.
“Suspendieron los pagos en Radio América”, grita indignado uno que recién llega. Mientras, otro grupo se ríe del zócalo del informe de la TV Pública en que el nombre de uno de ellos está equivocado, “te pusieron Villalonga”, lo cargan. No hay excusas para ignorar que las y los trabajadores son quienes sostienen los medios a pesar de las decisiones del empresariado y en épocas de crisis esto no se vuelve excepción y es regla y motivo de potencia para el sostenimiento de Tiempo Argentino. Hay niños y una pelota. Periodistas al teléfono desplegando mil y una estrategias para las actividades que le siguen al festival que incluyen una ´mateada´ y una marcha al Ministerio de Trabajo.
“Necesitamos el apoyo de todos”, dice el colega de Policiales a raíz del grito del compañero, pero enseguida retorna a la descripción del trabajo silencioso que (se) realiza desde el diario. “Es que en la construcción simbólica del diario estamos los trabajadores”, dice, y relata que su editor en jefe es su maestro en el día a día y un compañero más en la lucha, “Tiempo tiene que seguir”, arenga, por la importancia en la continuidad del trabajo que realizan “al lado de las víctimas y sus familias”, para denunciar avasallamientos a los Derechos Humanos y desarrollar nuevas formas de coberturas.
“La ley de medios no se toca”, dice una remera celeste y blanca. El cierre de Tiempo no sólo podría significar personas y familias en las calles, implicaría también un retroceso en la calidad de las noticias que circulan a través de los medios estatales y/o las empresas periodísticas, que otrora paradigma oficialistas, hoy se reconfiguran opositoras a un gobierno, el de Mauricio Macri, que no tardó en demostrar la irrelevancia que le significa el derecho a la información.
De festivales populares
Poca existencia le queda a un medio si no genera comunidad con quienes lo leen, con quienes son la otra cara del esfuerzo, amor y dedicación de las y los trabajadores. En Tiempo Argentino lo saben y al juzgar por los dos festivales que realizaron, sus lectores/as también. El primero fue el 31 de enero y convocó a miles de personas en el Parque Centenario y el segundo anteanoche, en las puertas del diario, que reunió a decenas para ´bancar´ la resistencia y bailar al ritmo de la música combativa en la calle bajo la lluvia.
“Bienvenidos al festival de la permanencia”, recitó a vivo micrófono otro de los delegados. Cruzarse con colegas de otros medios, estatales y comerciales, que en los últimos tiempos se encuentran en lucha se vuelve efímera rutina en la cortada calle e improvisado escenario. Mientras se escuchan los acordes de las y los artistas, es preguntarles solidariamente cómo está la situación en sus ámbitos laborales. Lidia Borda comenzó la fiesta; antes Tambores no Callan, amigxs de este portal, hicieron vibrar a las y los presentes en previa de profundos movimientos y sonidos de la pacha.Luego le siguieron Matias Cruz, Paula Maffía, Laura la duquesa y “el Cabra” de las Manos de Filippi.
Los choris y las birras comenzaban a circular y la fiesta se extendió hasta que el cansancio ganó la calle empedrada y quienes se están quedando a dormir se relajaron en alguna que otra oficina. Hoy se cumplen cinco días de presencia pacífica en defensa del diario resuelta por la asamblea gremial interna. Y hay marcha porque el objetivo es romper con la indiferencia. Y allí estarán las y los trabajadores de Tiempo Argentino. Una vez más, de pie, en lucha, porque a veces es la única forma en la que sabemos vivir.
Podes seguir todas las novedades de la lucha de las y los trabajadores de Tiempo Argentino en: http://pormastiempo.com/