Por Karen Saya. El pasado sábado 15 se realizó una nueva marcha del orgullo LGTBIQ bajo el lema principal: “Por más igualdad real: Ley antidiscriminatoria y Estado Laico”. Analizamos las consignas de la movilización y el estado actual del movimiento.
El desfile de Plaza de Mayo a Congreso, que ya tiene 23 años de historia, fue acompañado por una multitud con diversas demandas y un amplio espectro político. El programa radial La Revancha entrevistó a una integrante de la colectiva feminista diversa y antipatriarcal “Desde el Fuego”, Sandra Aguilar.
– ¿Cuál es el significado de las siglas LGTBIQ?
Cada letra representa a una identidad sexogenerizada y es importante además nombrarla porque es la primera consigna que tenemos como movimiento, la de la visibilidad. Entonces si solamente decimos que es la “marcha del orgullo gay”, si bien se conoce de esa forma, estamos invisibilizando a las demás. Entonces LGTBIQ es lesbianas, gays, transgéneros, transexuales, travestis, intersex y queer. Hoy se vienen incorporando todas estas identidades, hay más todavía pero no forman parte oficialmente de la convocatoria.
– La marcha fue convocada a través de una consigna además de actividades y talleres. ¿Cómo llegan al lema “Por más igualdad real: Ley Antidiscriminatoria y Estado laico”?
La comisión organizadora está integrada principalmente por organizaciones históricas del movimiento: la Federación Argentina LGBT, ahí están por ejemplo “Las Fulanas”, también la CHA y después están participando partidos como el PRO, está participando también el MST, el Partido Socialista, el Frente Para la Victoria. O sea, es un espacio bastante amplio, plural si se quiere. Bueno nosotros no formamos parte de esa comisión organizadora, ahí la izquierda no está apostando a participar. Y bueno al acuerdo que han llegado como consigna principal es, algo que ya viene embanderando la Federación, la modificación del artículo de la Ley Antidiscriminatoria para que también incluya como agravante los actos de violencia por ser lesbianas, gays, travestis. Hay muchas situaciones en las cuales se ha asesinado a personas de nuestra comunidad como a la Pepa Gaitán. Los crímenes de odio se siguen sucediendo y tiene que ver con eso esta demanda, pero al mismo tiempo hay algo que para mí tendríamos que tener una alerta, porque ¿en qué contexto estamos pidiendo esta reforma de la ley antidiscriminatoria? Como para complejizar, yo no me podría manifestar absolutamente en contra de eso pero me parece que no podemos desconocer que están avanzando muchos discursos conservadores de derecha en el país, no solamente a nivel nacional sino también internacional y entonces no podemos perder de vista eso. En qué contexto estamos demandando esta reforma, donde estamos criminalizando, cuando es lo que se viene escuchando en general como discurso. Cuando vemos cuáles son los candidatos presidenciales que tienen más posibilidad de salir elegidos, como que se enmarca en ese tipo de discurso. Entonces llama la atención que cierto sector de la comunidad esté yendo por ese mismo carril.
– Hubo avances en materia legal tales como matrimonio igualitario, identidad de género, educación sexual integral, fertilización asistida pero ¿cuántas de estas cosas tienen una implementación real en lo cotidiano?
También uno puede decir ¿de qué manera vamos a combatir la discriminación, modificando solamente un artículo? Porque ahí uno le hace una demanda al Estado, que está bien hacerle demandas al Estado siempre, pero también tenemos que pensar que necesitamos cambios a nivel social y cultural. Por ejemplo, nosotros lo propusimos dentro de las consignas de Desde el Fuego en su propia declaración, que es la inclusión de contenidos antidiscriminatorios dentro de la Ley de educación sexual integral, que eso no forma parte porque tiene otros objetivos la ley que tienen que ver con acabar con la desigualdad entre varones y mujeres, con promover la educación y promoción de la salud y prevención de enfermedades pero lo que tiene que ver más a nuestra comunidad no forma parte de esa ley y de sus contenidos mínimos que fueron los que se propusieron después a través del Consejo Federal de Educación. Entonces, preguntémonos: en los hechos, ¿se está implementando efectivamente? Bueno hay una cosa bien compleja que es cómo está organizado el sistema educativo argentino, las políticas que hubo de descentralización en los ‘80 y ‘90 que hace que se complique, por más que uno sancione una ley a nivel nacional después cada provincia hace lo que puede, lo que quere. Y ahí empiezan a haber todas las disputas políticas en cada una de las jurisdicciones y vamos viendo los diferentes pesos de las corporaciones, llámese iglesias católicas u otras y se va complejizando un poco más. No podemos desconocer que existen programas de educación sexual integral tanto a nivel de Ministerio de Educación de la Nación como también en el Ministerio de Salud de la Nación. Pero el tema es ver cómo el Poder Ejecutivo presiona y negocia para que se sancione y aplique bien esta ley.
Después también podemos pedir que no nos discriminen exigiendo la implementación de la ley de identidad de género y sacar adelante la reglamentación de esta normativa. La discriminación es en muchos sentidos, no solamente es que no nos maten, no nos asesinen, no nos griten lesbiana en la calle, mejor dicho tortillera, o sea con una connotación bien peyorativa. Sino también con una efectiva reglamentación para que cuando una persona trans vaya y sea atendida en el sistema de salud pública pueda llevar adelante los tratamientos que ya sean hormonales o intervenciones quirúrgicas y poder garantizar efectivamente eso por un lado, y el respeto por la autopercepción de la identidad, por más que tengamos una ley de identidad de género. Por ejemplo hubo que organizarse y hacer toda una movida de organizaciones, acompañando a la madre de Lulú que es la niña trans de 5 años quien fue la primera que le modifican el sexo en el documento, que siendo menor de edad y a pesar de que la Ley lo contempla, tuvo que hacerse una movilización política, una intervención de otro estilo. Entonces hay un montón de cosas que uno puede ir viendo en lo micro, en lo cotidiano que no está garantizado, tenemos que hacerle demandas al Estado por un lado, y por otro cambios que tenemos que ir haciendo con la sociedad todos los días.
– ¿Cuáles son los objetivos que todavía no son leyes y que el movimiento trata de impulsar a través de las marchas?
Existe una discusión al respecto. Hay quienes piensan que todo tiene que estar encauzado dentro de lo que es el marco legal, por ejemplo esto que yo pensaba: ¿esta es la única forma de trabajar la antidiscriminación, con la modificación de este artículo? Supongamos que nosotros consiguiéramos esta reforma del artículo primero de la ley antidiscriminatoria pero nada te garantiza que después las fuerzas de seguridad también te lo respeten, porque ellos también reproducen esa discriminación. Entonces no podemos sancionar nada por decreto para modificar las prácticas reales. Con esto no quiero decir que no tengamos que demandarle y exigirle al Estado un montón de política pública pero me parece que tenemos que poder pensar en todas las variables que hay en juego.
– La primera marcha fue en el año 1991, esta fue la XXIII marcha: ¿cómo ves y evaluás al movimiento LGTBIQ hoy? En la marcha había situaciones raras como la figura del Papa con los colores representativos del orgullo, pero una de las consignas es “Estado laico”, entonces pensaba ¿qué madurez ha adquirido el movimiento en todo este tiempo?
A mí me parece que tenemos una historia muy rica de organización como movimiento y como comunidad LGTB. Lo que sucede es que cuando me traés las diferentes escenas, que son muchas las perlitas de la marcha, como la imagen del Papa Francisco con los colores del orgullo detrás, son parte de las contradicciones, y seguramente responde esa imagen a las declaraciones de Bergoglio tratando de aceptar y de conciliar con la comunidad. Hay algunos que no tenemos ningún interés ni vocación en reconciliarnos con una institución que la verdad sistemáticamente ha intentado borrarnos de la existencia, de normalizarnos. Por lo pronto hay muchos que estamos muy en desacuerdo y que no nos interesa esa conciliación. En relación a la marcha, me parece que hubo menos gente en relación a años anteriores. Las leyes se sancionaron hace unos cuantos años, ahora estamos pidiendo que se implementen efectivamente o ahora con esta propuesta que tiene que ver con la ley antidiscriminatoria pero últimamente las banderas han sido todas a través de leyes, en vez de también pensar otras cosas que se pueden hacer sin necesidad de pensar un marco jurídico específico pero que también hacen a reivindicaciones del movimiento.
Eso por un lado, y después como cosas más positivas un espacio de articulación a través de una asamblea de sexualidades disidentes que estamos impulsando con algunos compañeros del arco de la izquierda en general, militantes del Frente Popular Darío Santillán, de Autodeterminación y Libertad, del Movimiento Popular La Dignidad, 1969-Partido Obrero y nosotros Desde el Fuego también estamos participando. Desde la izquierda está la idea de volver a tomar la iniciativa, que es un espacio que durante todos estos años se ha descuidado, muchos de nosotros pensando y evaluando eso, pensando los puentes que podríamos establecer entre proyectos políticos anticapitalistas y las reinvindicaciones específicas de nuestra comunidad. Tratar de encontrarnos, articular y pensar que desde ahí las demandas del movimiento pueden tener que ver con vivienda digna, educación, salud, y todo un montón de cosas que nos atraviesan además de lo específico.