Por Mariano Bruno
Scioli 33 puntos, Macri 30 y Massa 28. No son porcentajes de encuestas, son los números que marcó cada uno en su paso por el programa de Marcelo Tinelli. Al parecer, los únicos números que les importan en este momento a los candidatos presidenciables.
Marce arrancó su ShowMatch en canal 13 con los tres invitados de los que, según consideró: “saldrá el próximo Presidente”. El rating explotó y, como la política está más cerca del espectáculo según anuncian algunos asesores de imagen, la tinelización no se hizo esperar. Y nadie quería perderse la oportunidad de bailar, cantar y reír forzadamente junto a su imitador en el programa más visto de la televisión argentina.
En esa línea, Margarita Stolbizer, otra precandidata al sillón de Rivadavia, le reclamó al empresario nacido en Bolívar no haber recibido un llamado para participar del show. Mientras, en el mismo horario, al parecer elegido minuciosamente, el ministro del interior y transporte, Florencio Randazzo, supervisaba las pruebas de los nuevos trenes de la línea Roca. Quien, al parecer, se negó a participar, también parecía haber tenido preparada las palabras para criticar a sus contrincantes: “Los candidatos de los medios trabajan para los medios. Nosotros, con la Presidenta, para transformar la vida de la gente”, escribió en Twitter Randazzo, el otro aspirante a la interna del FPV en las paso de octubre.
Aunque el año pasado Tinelli había manifestado que no quería ni haría política en su programa –luego del affaire con quien era el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, para quedarse con la televisación del fútbol– ahora parece haber cambiado de opinión. Hoy aspira más alto: a la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Respaldado por sus invitados de lujo, aunque la antigüedad como dirigente no se lo permita, todo parece indicar que la impunidad y el poder todo lo pueden.
Mi amigo desde hace más de 30 años
El gobernador de la provincia de Buenos Aires junto a su mujer, Karina Rabolini, fue el primero en salir a la cancha. “Scioli es mi amigo desde hace 30 años”, repitió el conductor más de una vez. “Nos conocemos desde el programa Badía y compañía. He ido más de una vez a comer a su casa”, afirmó.
Por su lado, el motonauta aprovechó para avalar la decisión de Marcelo de ser presidente de la AFA: “Quien diría hace 30 años que vos ibas a aspirar a la presidencia de AFA y yo a la de la Nación”, comentó, entre amigos.
El conductor, realizó las mismas tres preguntas a sus invitados, las leves: “¿Cómo ves el país?”, “¿qué esperas en el futuro?” y “¿cómo ingresaste a la política”; y una dirigida a sus esposas: “¿Cómo es en la intimidad?”.
“Mis lanchas se llamaban ‘La Argentina’, ‘La Nueva Argentina’, y ‘La Gran Argentina’ es lo que se viene. Los deportistas tenemos eso del esfuerzo, la disciplina y el trabajo en equipo. Hay que comprometerse, no te podés quejar de afuera si no tomás parte. Nada fue fácil, al principio me subestimaban, pero acá estoy”, recordó Scioli a la hora de explicar sus inicios en la política.
Daniel comparó su preparación política con su condición anterior como deportista, y no fue algo casual. Tras un pequeño intercambio de palabras, su imitador, Freddy Villarreal, salió a escena junto a los jugadores de Villa La Ñata, el equipo de futsal del gobernador. Después de risas y bailes con Karina, Scioli se enfrentó con Villarreal en un duelo de hacer el nudo de la corbata con una sola mano, donde salió victorioso. “Te quiero mucho”, le dijo Tinelli para despedirlo. “Yo también”, concluyó el gobernador.
Bossi le ganó la pulseada a Macri
Mauricio Macri fue el segundo en presentarse frente a las cámaras. Canchero, relajado, de Jean, zapatillas y camisa afuera, se rindió en elogios para Marcelo. “Otro amigo”, lo presentó el conductor. Las mismas preguntas, las mismas sonrisas. “Scioli es un amigo, yo lo quiero mucho aunque tiene una visión que no comparto”, dijo el jefe de gobierno sobre el Gobernador de la provincia de Buenos Aires.
El Jefe porteño se mostró con el mismo discurso de siempre, con sabor a nada: “Aquí nos ven de todo el País. Todo el mundo me ha dicho lo mismo, que podemos más, que damos para más. Tenemos miedo amplio, podemos aspirar a más como país”. Y su cliché: “Somos el cambio que se viene”.
Mauricio controló la cancha hasta la salida de Martín Bossi a escena. El imitador de Mauri entró con el baile de Macri en el bunker, rodeado de bicicletas amarillas y globos de colores. El jefe de gobierno no se quedó atrás y lo acompañó. Pero todo cambió cuando Bossi comenzó a hablar. “Estamos fuera del mapa, nos tenemos que ir a vivir a Miami”, propuso el falso Macri, mientras el verdadero forzaba una sonrisa. Macri se rindió, y cuando estaba besando la lona, Bossi remató: “Sabés que voy a hacer ahora Marce, me voy a comer un chori de parado”.
Poco y nada
Con el menor rating y casi a la una de la madrugada, le tocó a Sergio Massa. “Otro amigo más pero de no tantos años”, lo presentó Marcelo entre abrazos y sonrisas. El candidato con menos chances se rió con el tajai. En lo que parece ser una coincidencia –o no– lo imitó el mismo humorista que a Macri.
“Veo gente que sufre, pobre, y el país da para mucho más”. “Vivimos en un país inseguro”. “Tenemos que sumar y no dividir”. “Vemos un país que se pelea, que está fracturado”, repetía Sergio, como viene haciendo desde que comenzó su campaña.
Y siguió con promesas sin programas que las sustenten: “Bajaría los impuestos”. “El país tiene que ser mucho más federal”. Y el recurso de acudir a lo que quiere “la gente”, asegurando que está harta de que la vida en la Argentina valga “un par de zapatillas”.
Mientras, su imitador entró con un dron de seguridad, tirándole el centro para que Massa hiciera el gol: “Con 3000 drones ganaríamos la batalla contra el narcotráfico en las fronteras”, planteó el candidato real.
Por último, Massa le pidió al oriundo de Bolívar que, además de candidatearse a presidente de la AFA, auspiciara un debate entre todos los candidatos y periodistas de diversas cadenas. Además, aseguró la continuidad de Fútbol para Todos si fuera presidente; algo que –saben los candidatos–sería difícil de erradicar, pero para darle un tinte negativo a la medida actual, indicó que lo haría “sin tanta propaganda política”.
En el caso de un dirigente que es poco conocido, la presencia en un programa como ShowMatch puede cambiar por completo su realidad en un mundo irreal.
Los candidatos en época de campaña se exponen sin límites y se prestan a que se rían de ellos, a que su imitador lo tome de oligarca o se mofe de sus spots. Todos bailaron y se rieron de los chistes. Importa ser graciosos, mostrarse cálidos, casuales y humanos. Sabemos que en estos momentos, los políticos se rinden a los pies del dueño de los medios.
El problema, en definitiva, no es que vayan a la televisión, sino para qué van. Los tres se presentaron con sus esposas. Los tres se mostraron como padres de familia. Los tres bromearon con su imitador y se prestaron a sus chicanas ligth. Lo cierto es que, en definitiva, se pone en evidencia que la política no está sobre la cultura de masas, y que los políticos no van a ganar o perder una elección por ir o no a Tinelli a bromear. Puede que ganen visibilidad y empatía, pero el hecho de que se expongan con una sonrisa a la relación ficticia que se construye con el humorista y que no debatan en serio sobre sus programas políticos (y cómo llevarlos adelante), hace que el gran (y único) triunfador termine siendo el empresario bolivarense.