Por Laura Salomé Canteros @laurasalome / Foto: Sebastian Hacher
Eva Analía de Jesús está privada de su libertad desde octubre de 2016 acusada de “homicidio simple” tras defenderse de un ataque, episodio en que murió un varón violento. Fue amenazada antes y durante la agresión: “Me dijeron que me iban a violar”, declaró.
Conocer y relatar la historia de Eva Analía de Jesús, “Higui”, es volver a distanciarse del concepto de “justicia”. Más cuando en nuestras genealogías de liberación feminista aun llevamos la potencia de la irreverente lucha contra las discriminaciones y la crueldad de las instituciones del poder machista sobre las pobres en los cuerpos y las subjetividades de Ailén y Marina Jara, Yanina González y Reina Maraz.
“Higui” es una torta del conurbano profundo, tiene 42 años y está privada de su libertad desde el 16 de octubre de 2016, noche en que se atrevió a defender su integridad del ataque de un grupo de varones violentos que la abordaron en su barrio con fines disciplinadores de su orientación sexual. Una agresión en contexto de amenazas que podría haber sido mortal y por la que fue imputada de forma inmediata por herir de muerte a Cristian Espósito.
Eva es otra víctima de la violencia machista que padece en el encierro la revictimización de las instituciones que debieron protegerla. Parece cumplir una condena sin sentencia en el destacamento policial de San Martín,en el noroeste bonaerense, tras ser acusada por “homicidio simple” sin que se le crea y ni se tenga en cuenta el contexto de desigualdad, lesbo- odio y violencias biográficas y sociales cotidianas que acompañaron la agresión que padeció.
En su historia, no casualmente, los varones que atentaron contra su integridad en impune abuso de poder no están señalados, investigados, detenidos ni imputados, ni por “lesiones graves”, ni por “abuso sexual. Y al menos uno de ellos se da el lujo de amedrentar vía redes a “Higui” y a quienes luchan por su libertad y absolución.
Toda una provocación para los feminismos populares que en Buenos Aires y Nuestra América no tardaron en salir a las calles a visibilizar las violencias sobre las lesbianas en los barrios y a luchar por ella, sintiendo y entendiendo que, en la deslegitimación de su relato como víctima y la falta de acceso a la justicia de “Higui”, nos vuelven a atacar a todas.
Presa por (ser libre y) estar viva
“Sabelo que sí” es uno de sus latiguillos y ex jugadora de fútbol, es fan del arquero colombiano René Higuita de quien toma su apodo, “Higui”. Así nos lo cuenta Azucena Díaz, una de sus siete hermanxs en la visita que realizamos desde Marcha a su domicilio en William Morris. “Higui” es una busca changas: corta el pasto, hace arreglos, es cartonera. Todas descripciones que siguen la lógica de la dignidad, la autonomía y la libertad.
“Algo me quisieron hacer”, le contó “Higui” a su hermana cuando la visitó después del hecho y la detención, “el pantalón y el boxer los tenía rotos”, le contó, y recordó, “me dijeron que me iban a violar y yo me defendí hermana”. No era la primera vez que la atacaban y los hostigamientos eran cotidianos. Días de detenida llevaba “Higui” cuando su hermana le preguntó si la había visto un médico que constatara las heridas que tenía del ataque de los machos. La respuesta fue negativa, apenas si le habían sacado una foto.
No hay causa por las amenazas y la agresión machista de la que se defendió Eva. Sin embargo ella está siendo investigada por “homicidio simple”, etapa que está por cerrar en la fiscalía 25 descentralizada del departamento judicial de Malvinas Argentinas, a cargo de German Muñoz Weigel, que depende del Juzgado Nº 6 de Garantías de San Martín, a cargo de Elena Persechini, instancia que determinará si resulta excarcelada o si hay delito y definirá si será juzgada en un Tribunal Oral en lo Criminal.
Las instituciones no se están preguntando qué hicieron ellos sino qué hizo ella. Una investigación que, según su familia y allegadas, sigue el hecho aislado dejando de lado el necesario enfoque de violencias por su orientación sexual y deslegitimando su voz como víctima de una agresión sexual. Una vulneración de derechos que se debe desterrar de una vez y por todas en el poder judicial: que una sobreviviente diga “nadie me va a creer”.
“A Higui le tomaron declaración sin antes haberla atendido y garantizar que está en condiciones”, nos dijo su hermana Azucena, a eso se debe sumar la vergüenza de la repentina exposición y el dolor -físico y psíquico- del ataque machista.
De la necesidad de contar con políticas públicas que permitan dar cuenta de la interseccionalidad de género y disidencia sexual en el acceso a la justicia, de mal desempeño por el desconocimiento del contexto de exclusión, discriminación y violencias y de capacitación y mecanismos especializados de respuesta nadie habla. Y una vez más, es el feminismo el que organiza su rabia y empuja los límites de acción de los poderes.
Arriba las tortas de barrio
Desde afuera y en todos los territorios posibles, familiares, activistas lgbtt, integrantes de organizaciones sociales y feministas exigen la excarcelación y libertad de Eva tras lo injusto de su imputación, señalando las múltiples irregularidades en su causa, exponiendo las violencias que conlleva el encierro y rechazando la judicialización a quienes responden las agresiones contra la integridad haciendo uso de la legítima defensa de cuerpos territorios.
Hablan de ella como si la conocieran, con la certeza de que así lo haría “Higui” si fuera una más de las que se organiza dentro de la Comisión por su libertad, una articulación política de aproximadamente 50 activistas y referentes de organizaciones, en general, lesbianas del conurbano del tercer cordón. Muchas se conocen de activar la lucha feminista en las calles. Y lo hacen a sabiendas de que si a otra le llega a pasar, la reacción colectiva no tardará en llegar. Y para eso, realizan colectas, murales y recitales solidarios, le envían fotos de actividades y cartas de apoyo que le llegan como insumo vital cada semana cuando su hermana Azucena la visita en su encierro. Otra que no está sola, sino acompañada de las amigas de “Higuita” y otrxs hermanxs en lucha: Sasha Sacayán y Carolina Abregú.
El miércoles 26 de abril de 9 a 13 horas la Comisión por la libertad y absolución para Higui convoca frente a la fiscalía 25 de Malvinas Argentinas, en Rivadavia al 100 e/ Ruta 8 y Dante Alighieri. Porque a pesar de la justicia que apaña a los violentos y los sabuesos uniformados que ejecutan las órdenes del poder machista, las tortas, lxs trans y las travas de barrio, los putos compañeros y las feministas populares no vamos a dejar de protagonizar, irreversibles, un camino común. Historias para la liberación de todas.