Por Natalia Israeloff*
El último día del año, los despidos en educación estuvieron a la orden del día. En la Carrera de Medicina de la Universidad de la Matanza fueron quince docentes. La mayoría pertenecientes al sindicato SIDUNLAM, se trata de una clara persecución gremial y una idea de generar miedo.
En la última hora del último día hábil de 2016 casi quince docentes de la Carrera de Medicina de la Universidad de La Matanza recibían un correo electrónico que anunciaba su despido: “Le comunicamos a Ud. que dentro del marco de la planificación de la oferta académica no está considerada su participación para el primer cuatrimestre 2017. En los próximos días recibirá la comunicación de forma a través de la dirección de Recursos Humanos”.
De estas y estos docentes, la gran mayoría es parte de la comisión directiva de SIDUNLAM, que mediante este acto administrativo, ha quedado prácticamente vaciada. A su vez se trata de profesores/as que estaban en una situación de precariedad laboral: hace años eran “contratados”, porque la UnLaM no abrió los concursos que hubiesen sido reglamentarios.
Este modus operandi no sorprende a quienes vienen padeciendo la violencia institucional que reina en esta Universidad: listas negras, amenazas, prepotencia, hostigamiento tanto a docentes como a estudiantes. Sin embargo, lejos de naturalizarlo como un asunto cotidiano que parece ser la ley no escrita que rige en la UNLaM, el estado de alerta y la movilización colectiva está siendo la respuesta a estas afrentas y vulneración de derechos.
Un medicina integral que rompe las estructuras
La Carrera de Medicina tiene apenas cinco años en la Universidad de la Matanza, por lo tanto recién este año egresaría la primera camada de inscriptos. Desde el inicio, se propuso como una currícula innovada, con un enfoque marcadamente social, pensando en un perfil de médico sensible y comprometido con las necesidades de la gente. Este plan ha sido aprobado por la CONEAU y se ha constituido en un modelo para la formación de otras carreras de medicina en el país.
Sin embargo, duró poco el sueño de contar con una medicina más humana, pensada como parte de la salud integral, que contemplase la formación de profesionales para los cuales caminar los barrios, dialogar con la población, construir conocimiento en el territorio fuesen tareas cotidianas y no parte del trabajo “extra muros”, o el aspecto práctico de una teoría ya inventada en otra parte.
En abril de 2015 comenzó lo que hoy podemos caracterizar claramente como una intervención de la carrera, con bajas de designaciones, corrimientos, jubilaciones compulsivas a profesores que aportaron desde el inicio a la formación de esta currícula y a los que en su momento se las contrató ya siendo “jubilables”, justamente por su experiencia y trayectoria en el ámbito de la formación en salud. A varias y varios docentes se les declaró implícita o explícitamente que eran incompatibles sus cargos o funciones con su participación gremial en SIDUNLAM, Sindicato de Docentes e Investigadores de la UNLAM.
El sindicato se construyó a la luz de estos conflictos y actualmente forma parte de CONADU, siendo el único sindicato opositor en la UNLAM. El otro sindicato presente en la Universidad es ADUNLAM, que al día de hoy no se ha expresado frente al despido y la persecución de los colegas docentes. Esta situación resulta alarmante desde múltiples aristas. En lo más inmediato aparece la flagrante persecución política y un claro atentado a las libertades democráticas y de asociación gremial; a su vez la pérdida del trabajo no es un asunto menor en épocas de ajuste generalizado. Pero junto con las y los docentes también están las y los estudiantes, quienes se ven directamente afectados ante estos “cambios” que van en absoluto desmedro de la calidad académica que están recibiendo. Sin olvidar que gran parte de quienes estudian en esta Universidad son primera generación de universitarios en sus familias, esta propuesta de innovación y excelencia con la que ingresaron, se va transformando, de apoco y no tanto, en una formación mediocre sin garantías de calidad.
En última y en primera instancia estamos hablando de la salud de la población, por lo tanto toda la comunidad debería estar en pie de alerta, ¿Qué clase de médicos y médicas está formando hoy la Universidad? ¿Qué clase de atención de su salud va a tener la población?
Por eso cuando hay que encontrar responsables, se señala como principal al Rector de la Universidad de La Matanza, Daniel Martínez, quien opera en conjunto con el Secretario Académico Gustavo Duek, el decano del Departamento de Ciencias de la Salud, el Dr. Alberto Chiapella, y la Coordinadora de la Carrera de Medicina, la Dra Gabriela Lourteau. El rector de la Universidad fue menemista, luego sciolista y hoy coquetea con las filas del PRO. SIDUNLAM ha declarado el estado de alerta y movilización: se accionará por la vía judicial y se realizaran todas las acciones necesarias para lograr la reincorporación de todas y todos los docentes despedidos.
El pasado lunes 2 de Enero se realizó una asamblea en la que se hicieron presentes numerosas organizaciones gremiales, políticas y estudiantiles, para solidarizarse, expresar su repudio a estos hechos, y construir un plan de lucha escalonado, pero con medidas contundentes… el objetivo es hacerles entender a las autoridades de la UNLAM que “si ellxs adoctrinan con el miedo, nosotrxs adoctrinaremos con la lucha y la organización”.
*Ex -Coordinadora del Escenario Campo de la Carrera de Medicina. Responsable de Secretaría de Género de SIDUNLAM