Por Vivian Palmbaum
Hace pocas horas el barrio de La Boca y los militantes de la Organización Social y Política Los Pibes se vieron sorprendidos por la noticia: el asesino de Martín “Oso” Cisneros está suelto. Liberado tras cumplir una parte de su condena, se instaló muy cerquita de donde había cometido el acto criminal.
El 25 de junio de 2004 Juan Carlos Duarte, alias Colchón, puso fin a la vida de Martín “Oso” Cisneros con varios disparos a quemarropa. Hace pocos días se conmemoró un nuevo aniversario de ese hecho; casualmente sucedió en vísperas del segundo aniversario del asesinato de los jóvenes militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán (el 26 de junio de 2012) a manos de las fuerzas represivas del Estado. El crimen de Cisneros produjo una gran conmoción en el barrio, que sabía de la connivencia del asesino con la Comisaría 24, por lo que produjo una revuelta que culminó con la toma de la Comisaría y obligó al procesamiento del criminal. Duarte tiene un oficio conocido en el barrio, y también en la justicia: violador, vendedor de drogas, ladrón y asesino.
La liberación del asesino, y su lugar de residencia, generaron rápidas repercusiones entre las organizaciones sociales, y sobre todo en el barrio que amaneció con una pegatina de afiches que decían: “Juan Carlos Duarte, alias Colchón, violador de menores y asesino del militante popular Martín Oso Cisneros está libre y viviendo en el barrio. Está en Pedro de Mendoza 1447, Zanchetti, perjudicando y poniendo en peligro a todas las familias que viven ahí. Cuidá a tus hijos. Esta lacra que tanto daño nos hace, que afecta la seguridad de nuestros hijos y familias se tiene que ir ya del barrio. ¡Fuera del barrio!”.
Tal como relatan en el lugar, identificaron el lugar de residencia de Duarte, a 20 metros de los emprendimientos productivos: Cooperativa de Vivienda Los Pibes y Paseo de la economía popular Martín “Oso” Cisneros. Este lugar, además, fue la primera sede de la organización que nació como merendero infantil hace 20 años. Martín Cisneros fue uno de sus fundadores, un luchador y referente en la organización que todos los años celebra su natalicio como ejemplo de los valores de la militancia.
Para tener mayores precisiones sobre la situación actual en el barrio, entrevistamos a Lito Borello, coordinador nacional de la Organización Social y Política Los Pibes.
–¿Qué significa la presencia de Juan Carlos Duarte en el barrio?
El barrio se ha expresado con gran preocupación y, por iniciativa de algunos vecinos, esta mañana circularon afiches con la información. Creemos que esto es una preocupación para todos y una provocación para la organización en medio de un tiempo confuso que estamos viviendo.
-¿En qué lugar del barrio se aloja Duarte?
El lugar donde está viviendo no era su vivienda. Se aloja en un lugar que está apenas a 200 mts. de donde mató al Oso, a 20 mts. de una herramienta de esta organización como el mercado popular, a 100 mts. de un edificio de cuatro pisos donde viven 33 familias, en un emprendimiento que se hizo por autogestión. Esto constituye un hecho grave, que tiene preocupadas a las familias de la organización y también a las familias del barrio porque además tiene una causa por violación a pocos metros de ahí, en el Puente Nicolás Avellaneda.
-¿Parece una provocación que esté viviendo ahí?
Sin duda es una provocación y mi miedo, nuestro miedo, es que agreda a alguna persona de las familias que viven tan cerca, de manera artera o con algún encubrimiento, como supo ser; contra alguna familia, algún joven o un niño.
-¿Por qué creen que salió antes?
Nosotros, nuestra organización, no somos querellantes, no nos permitieron eso en la causa. En principio Duarte tenía una condena por 18 años, se cumplieron dos tercios de la causa, seguramente le hicieron gozar de algún beneficio para reducir. No es ilegal que esté libre. Lo llamativo es que se haya venido a instalar a 200 mts. de donde asesinó a Martín.
-¿Este hecho puede tener alguna relación con el clima de persecución política que se vive?
Se va poniendo cada vez más raro el clima. Estamos muy preocupados de que vengan a golpear a una organización política con 20 años de trayectoria. Es imposible no sacar conjeturas del tiempo que estamos viviendo, el encarcelamiento de dirigentes populares, de tiros en locales políticos, de un enrarecimiento de la situación política donde golpear a dirigentes, a militantes, a organizaciones populares parece el signo de la época. Por eso estamos alertados… Imaginar que vino acá de casualidad es una ingenuidad, más bien parece una provocación.
-¿Cree que tiene alguna relación con otros hechos de violencia?
En este tiempo aún tenemos fresco cuando en la sede de la Comuna 4 unos malandras agredieron a dos militantes sociales con cuchillos y eso todavía sigue impune. Estamos viviendo una situación de mayor presión sobre los pibes y jóvenes de los barrios, no sólo en La Boca; la situación en los barrios es conocida, nuevamente empiezan a aparecer situaciones de gatillo fácil, jóvenes que son encarcelados y golpeados.
-¿Cuáles son los próximos pasos a seguir?
Estamos escuchando a nuestros vecinos y organizaciones amigas que se acercaron a pedirnos hacer un escrache, una marcha.
Como parte de la CTEP, en los próximos días estaremos pidiendo una audiencia al Ministerio del Interior y nos apersonaremos en alguna agencia institucional para que garantice la seguridad de los compañeros y compañeras, las familias de la organización con los muchos jóvenes y niños que viven en las cercanías así como para todo el barrio que ve con gran preocupación la situación.
-¿Cómo evalúa las inmediatas repercusiones del hecho?
Organizaciones de diverso signo político coincidieron en acercarnos sus expresiones de solidaridad y su disposición frente a cualquier necesidad o contingencia. También distintos medios de comunicación se acercaron a darle repercusión mediática a un hecho que una vez más es silenciado por los grandes medios, que solo repiten a coro los libretos del poder de turno.
Hoy una organización de La Boca vuelve a ser amenazada por la presencia del asesino de uno de sus referentes, que en otros tiempos actuó con la complicidad del poder del Estado. Hechos de violencia política se vienen sucediendo con la persecución política y encarcelamiento de dirigentes sociales, sin sustento legal. Hace pocos días recordamos un nuevo aniversario de los asesinatos de los militantes populares Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, donde aún se adeuda el esclarecimiento de las responsabilidades políticas en el hecho. Sin embargo, en cada situación la organización, la resistencia y la lucha popular se encargan de hacerse presentes para no permitir que estos hechos caigan en el silenciamiento y el olvido.