Por Juan Ignacio Pisano y Gustavo Torreiro
En otro aniversario de su muerte, desde el Grupo de Investigación del Heavy Metal Argentino celebramos la vida, en su vigencia, de una obra que marcó para siempre el devenir de la música argentina. ¡Que sea rock!
Producir es la actividad humana por excelencia. Significa transformar, intervenir, modificar algo y es, en última instancia, trabajar pero entendiendo el trabajo como una forma de manifestar la libertad. Ahora bien, en las sociedades industriales el trabajador deja de controlar el producto de su trabajo, y Marx ya se ha encargado de explicarnos el por qué.
Pappo, por la condición de figura pública que su trabajo le impuso, participó de diversos hechos mediáticos destacables, pero el que guarda mayor valor para lo que aquí intentamos mostrar es el que tuvo con DJ Dero en Sábado Bus, allá por el 2000 -momento histórico en el que, por otra parte, el trabajo y la vida de los argentinos pendían de un hilo. El Carpo, allí, hace un llamamiento, ya posterior al debate: “Yo brindo para que la música en vivo, tocada por seres humanos, triunfe”. Desde el pensamiento de Pappo solo puede haber producción, en este caso artística, cuando intervienen seres humanos creando a través de instrumentos algo nuevo: cuando no hay extracción de plusvalía, podríamos decir, por parte del sujeto capitalista (DJ Deró sería casi un usurero de la realidad musical, bajo esta lógica).
No es casualidad que una de las frases más resonantes en esa discusión sea “conseguite un trabajo honesto”: es decir, trabajar, pero entendiendo al trabajo en la materialidad de una libertad (y, en este sentido, DJ Deró sería, además, un esclavo: llamativa contradicción, un esclavo que lucra). Honestidad y música quedan aquí enlazados. Ese mismo valor humano deberá plasmarse en la música. La diferencia entre uno y otro, así, se plantea entre hacer y reproducir. Pappo fue, en ese sentido, un sujeto de la acción. Basta revisar su carrera, desde la primera formación de Los Abuelos de la Nada, hasta su último disco solista, pasando por sus performances junto a Valeria Lynch, Sandro, Iorio, La Renga y B. B. King. Pappo hizo. Trabajó mucho.
También fue el fundador de una de las dos bandas iniciáticas, e históricamente indispensables, del heavy metal argentino: Riff. El primero de sus discos es Ruedas de metal. Allí se encuentra una canción que se llama “Necesitamos más acción”, que dice: “Hay dos mil trescientas cuarenta y tres / formas de leer en esta pared”, y luego remata, en un contexto de pasividad impuesta por la dictadura más feroz de la historia argentina, “Necesito acción”. Otra canción, del mismo disco, señala que hay “Mucho por hacer”.
Sin dudas, a Pappo le quedaron cosas por hacer, pero las que hizo para la música argentina tienen la impronta de algo que excede incluso la honestidad que le reclamaba a DJ Dero (quien, podemos agregar, solo reproduce interpretaciones, lee discos en voz alta): son cosas que presentan la materialidad de lo vivo. En ese exceso que desborda toda escala y toda melodía y que tanto, tanto nos gusta, allí reconocemos una vida dotada, arltianamente, de una prepotencia brutal de trabajo.