Por Mario Hernández Foto: Cosecha Roja
Una nueva tragedia en un taller textil clandestino se cobró la vida de una niña de 11 años. Necesidad, explotación laboral y desamparo una política de estado.
Crimen social
El domingo pasado una niña de 11 años murió en el incendio de un taller textil en la Ciudad de Buenos Aires. La casa se incendió con varias personas adentro, por una falla presuntamente eléctrica. La madre intentó rescatar a sus hijos e hijas, pero la voracidad del fuego no la dejó.
En la Ciudad de Buenos Aires, gobernada por Horacio Rodríguez Larreta, siguen funcionando talleres textiles precarios. Algunos familiares, otros “cooperativos” y otros directamente dependientes de las grandes marcas. La mayoría de esas familias son migrantes y realizan trabajo clandestino para conocidas marcas, como el caso de Cheeky, la cadena de indumentaria infantil propiedad de Juliana Awada, esposa del presidente Mauricio Macri.
Entre los hechos mas resonantes está el incendio de la calle Luis Viale, donde murieron cinco niños y una joven embarazada en 2006. En 2015 le siguió otro incendio en Flores, donde murieron Rodrigo y Rolando, dos nenes de 7 y 10 años. Ante el impacto de esos hechos, y el reclamo de distintas organizaciones, se han reducido en la Ciudad la cantidad de talleres clandestinos. Sin embargo el trabajo y la explotación clandestina de trabajadoras y trabajadores migrantes continúa. Una parte se ha trasladado a la Provincia de Buenos Aires, mientras otra “oculta” en la gran Ciudad.
Estas condiciones de trabajo migrante y clandestino creció en el gobierno anterior y hoy siguen siendo las mismas, con responsabilidad de las y los empresarios y del Estado.
Se trata de otro crimen social del capitalismo: las brutales condiciones en que viven y trabajan millones de familias trabajadoras las condena a morir en tragedias como esta.
“Basta de asesinatos laborales” presentará su informe anual sobre asesinatos laborales en Argentina 2018. La cita será el próximo viernes 14 de diciembre, desde las 18:00, en Ademys, Solís 823, CABA.
Se despidió Triaca
El ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca, escribió una carta de despedida al personal de la cartera laboral, recordó sus orígenes como funcionario menemista y destacó los “hitos” de su gestión. Aunque será recordado por el trabajo en negro, el nepotismo, la modificación del sistema de ART y el ataque al salario.
En su carta, Triaca asegura que “al inicio de la gestión, el presidente nos encomendó la responsabilidad de ser parte de la generación de un cambio que deje una huella y mejore la vida de los argentinos”. Sin embargo, la huella de sus tres años está marcada por marcharse con un desempleo del 9,1 %, las paritarias a la baja, denuncias por tener empleadas sin registrar, fraudes millonarios a través del desvío de fondos de organizaciones sindicales intervenidas por su cartera como el SOMU o Vigiladores privados. También quedará su huella de nepotismo y transparencia cero, después de trascender la lista de familiares ubicados en cargos públicos entre los que se encuentra su esposa, sus dos hermanas y su cuñado.
También será recordado por ser un orgulloso impulsor y defensor de las modificaciones al Sistema de Riesgos del Trabajo, la ley 27.348 a la cual también hace una destacada referencia en su carta de despedida. Gracias a esas modificaciones se ufana de haber dotado al sistema de “mayor estabilidad” y de “disminuir la litigiosidad”, lo que no es otra cosa que un mayor beneficio para los empresarios a costa de la salud y muerte de los trabajadores.
Paro y movilización por Lucía
El miércoles, 5 de diciembre, se llevó a cabo un paro nacional de mujeres con movilización para reclamar justicia por Lucía Pérez y todas las víctimas de femicidios. El reclamo está puesto sobre la justicia patriarcal que en un fallo sin perspectiva de género absolvió a los acusados por el femicidio de Lucía (encontrándolos culpables por venta de drogas).
En todas las ciudades del país, el movimiento feminista, de mujeres, lesbianas, gays, travestis, trans, se movilizó reclamando justicia. En la Ciudad de Buenos Aires, de Tribunales a Plaza de Mayo, miles engrosaron la columna encabezada por el colectivo “Ni Una Menos”.
Siguiendo los datos relevados por el Observatorio “Ahora sí que nos ven” durante la gestión de Mauricio Macri, desde diciembre del 2015 a noviembre del 2018, se registró un total de 895 femicidios. En lo que va del año se registraron 260 femicidios.
Los datos reflejan una realidad que el gobierno no está dispuesto a afrontar, muy por el contrario, continúa recortando presupuesto para campañas, subsidios y planes para las víctimas de violencia de género. Los fondos que se destinan para erradicar la violencia son mínimos y las consecuencias son letales: una mujer es asesinada cada 30 horas.