Por Lucas Abbruzzese
Los recientes Juegos Panamericanos dejaron para la delegación argentina un cúmulo de medallas casi idénticos a Guadalajara 2011 y a varios atletas clasificados para los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El 27 de noviembre del 2009 se le dio media sanción en la Cámara de Diputados, cinco días después, el Senado la aprobó y así quedó establecido, por ley, que en Argentina iba a empezar a funcionar el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). El dinero recaudado es a través del uno por ciento que se cobra de las facturas telefónicas y sirve para becas, ayudas económicas a deportistas cuyas federaciones no logran sustentar gastos y para promover el deporte.
Toronto 2015 fue la primera experiencia de este organismo con un ciclo largo de preparación. Los que debutaron con el ENARD ya funcionando fueron los Juegos Panamericanos del 2011, en Guadalajara, pero apenas había poco más de un año trabajando. Aquella vez se lograron 75 medallas: 21 de oro, 19 de plata y 35 de bronce. Casi la misma cantidad se cosecharon en la edición que finalizó este 26 de julio: 74. Hubo seis menos de oro, diez más del segundo puesto y cinco menos de bronce. No fueron la misma cantidad que hace cuatro años porque a la luchadora Luz Vázquez se le quitó su bronce como consecuencia del doping que le dio positivo. “Es trampa y debemos tener tolerancia cero con estos casos”, sentenció Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino (COA).
Se esperaba un salto cuantitativo en el medallero desde algunos dirigentes argentinos. Tanto en Guadalajara como en Toronto se repitió el séptimo puesto. No siempre apoyo económico es causa de medallas y logros. El deporte es mucho más amplio e intervienen cuestiones de calidad, confianza, espontaneidad y, muchas veces, rivales mejores.
Argentina formó una delegación con 482 deportistas, de los cuales más de la mitad eran debutantes panamericanos. Una de las grandes alegrías la dio el handball femenino, conjunto que se clasificó por primera vez a un Juego Olímpico. Cayeron en la final 25-20 ante Brasil, pero viajarán a Río porque las brasileras ya tenían asegurado un lugar en la cita del 2016 por la localía. El mismo deporte, pero en versión masculina, ratificó su gran momento, el cual lleva varios años. Tras el histórico oro en Guadalajara 2011 y sus primeros olímpicos en Londres 2012, serán nuevamente parte de la delegación nacional en el 2016 en la ciudad del Cristo Redentor. Allí están como consecuencia de haber llegado a la cita decisiva ante Brasil, contra quien cayeron por dos puntos.
Juventud divino tesoro, se suele escuchar por los pasillos de la esperanza. De apenas 15 años, la tiradora Fernanda Russo se colgó la medalla de plata en los 100 metros rifle de aire. Santiago Grassi, santafesino de 18 años, no fue oro por algunas milésimas pero sí plata y Marca A en los 100 metros mariposa. Ambos se aseguraron un pasaje para los trigésimos primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, esos que comenzaron en 1896.
La equitación nacional se volvió a dar un gusto. En los últimos Juegos Panamericanos logró clasificarse a Río, ya que obtuvo la plata, un logro conseguido por última vez en San Pablo 1963. Luis Birabén, Ramiro Quintana, Matías Albarracín y José María Larocca fueron los que se subieron al podio en el deporte ecuestre en la prueba de salto por equipos.
También, el hockey masculino ratificó momento. Tras acceder a los Juegos Olímpicos por ser segundos en la Liga Mundial, fueron oro en Toronto tras vencer en la final al local por 3-0. Las chicas del beach vóley, menos favoritas que Brasil y Cuba, ambos contrincantes que fueron derrotados en la semi y en la final, lograron un oro imprevisto. Sin embargo, aún no se aseguraron un lugar en los olímpicos porque están lejos en el ranking.
El básquet, sin nombres rutilantes, no pasó del quinto puesto en los panamericanos. Buscará estar en Río de Janeiro 2016 en el preolímpico que se jugará en el Distrito Federal mexicano desde el 31 de agosto al 12 de septiembre. Allí sí dirán presentes Luis Scola y el Chapu Nocioni, pero no Carlos Delfino. La Generación Dorada, o lo que quedó de ella, está en su momento de la historia en el que, de clasificarse, los Juegos Olímpicos del año que viene serán su última performance.
Julio Velasco regresó a Argentina para enaltecer al deporte nacional. No sólo por una cuestión de resultados, sino de sapiencia, valores y gestión de grupos. Fue el hombre clave, desde su dirección técnica, para el oro en el vóley, primer gran logro para una generación que promete. En los primeros meses del 2016 buscarán su pasaje a Río.