Por Manuel Pérez Berro. Dialogamos con Pablo Pimentel, miembro de la APDH de La Matanza, quien analizó la implicancia de la aparición del cuerpo de Luciano Arruga el viernes pasado. Aseguró que hay que saber la verdad sobre lo que pasó.
El programa radial La Revancha dialogó con Pablo Pimentel, miembro de la Asociación Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza sobre las implicancias de la aparición del cuerpo de Luciano Arruga el viernes pasado: las irregularidades en la versión policial y la necesidad de la verdad.
-Mónica, la madre de Luciano fue al Hospital Santojanni pocas horas de la desaparición de su hijo. Allí le dijeron que no hay ningún registro de que Luciano haya pasado por ese hospital. A cinco años y ocho meses, nos enteramos que lo que dice la versión oficial, es que pasó por ese lugar. ¿Qué crees que pudo haber pasado para que se tarde cinco años y ocho meses en encontrar el cuerpo de Luciano?
-La verdad es que estamos muy sorprendidos. Por un lado Vanesa (hermana de Luciano) me decía que está la sensación de descompresión y de descarga de esa mochila tan pesada que es tener durante tanto tiempo la incertidumbre de qué pudo haber pasado con un ser querido. Eso un poco los alivianó. Por otro lado, se abren una cantidad de incógnitas, dudas e hipótesis. Habíamos planteado en estos días que se acompañe y se respete a la familia en su intimidad y en su comienzo del duelo. Y sí, es como decís vos. Al día siguiente empezaron a recorrer todos los hospitales, y a uno de los que fueron por cercanía, fue el Hospital Santojanni.
-No es el único episodio de gatillo fácil que acompaña la APDH. Estos casos tienen características muy parecidas de hostigamiento, de discriminación y de maltrato hacia los jóvenes. Es algo que marcó Horacio Verbitsky en la conferencia del día viernes. La idea no es sacar conjeturas en este momento en el que hay que darle espacio a la familia y no acelerarse en los tiempos. Pero sí se pueden decir cosas de la otra causa que se ha venido investigando y que arrojó datos positivos que marcan un amedrentamiento de la Bonaerense a Luciano.
-Cuando yo hablé de interrogantes y de dudas es porque hay toda una etapa de investigación primaria que arrojaron resultados positivos. Se hicieron pericias con perros que dieron positivo, es decir que Luciano pasó por un patrullero, un destacamento y un descampado. Por supuesto que ahora la pregunta que habría que hacer, y el juez verá a quién, es qué pasó desde que a Luciano lo suben a un patrullero, hasta que aparece accidentado a las 3:20 de la madrugada el primero de febrero. Eso es lo que los abogados de la APDH y del Centro de EStudios Legales y Sociales (CELS), a partir de mañana van a empezar a plantearle al juez Salas para que empiece a tomar medidas. A todos estos actores que teníamos desde hace cinco años y ocho meses, se le suman también el SAME, la Policía Federal, personal del Hospital Santojanni. Se les tiene que preguntar cómo fue todo, a quién recibieron, si es que han podido hablar. Según dice este expediente, Luciano llegó con vida al hospital. No se imaginan la cantidad de elucubraciones que se viene haciendo la familia a la que nosotros estamos acompañando. Esto va a ser materia de esta nueva etapa. Por un lado terminó la incertidumbre, si es que se confirma con la exhumación del cadáver y la prueba del cotejo de ADN, y ya se cierra una etapa de la búsqueda del cuerpo. Ahora hay que saber la verdad sobre lo que pasó.
-Es bueno recordar, sobre todo cuando se lee los diarios que tienen esa celeridad por cerrar el caso pronto, que el destacamento donde estuvo detenido Luciano varias veces, fue creado por pedidos de mayor seguridad. La sociedad sigue pidiendo más seguridad y la policía sigue operando de la misma forma. Vos que trabajás en el territorio y que no sólo sos cercano al caso de Luciano, sino al de muchos otros chicos, ¿qué descripción podés hacer del modus operandi que tiene la policía en connivencia con la Justicia y cómo se relaciona esto con el pedido de mayor seguridad de la sociedad?
-Eso es algo sistémico y cultural que viene sucediendo hace muchos años. Con Luciano no se paró nada. Ha seguido ese reclutamiento, ese convocar que hacen algunos policías a jóvenes pobres para que roben para ellos. Eso continúa. Ahí se produce una gran contradicción, un acto hipócrita de parte de policías que son llevados a un determinado barrio porque los vecinos piden más seguridad. La policía que es llevada para que haya más seguridad libera zonas y pone en riesgo a los ciudadanos y a los jóvenes que reclutan e invitan a robar para ellos. Eso es lo que vivió Luciano hace seis años, y por eso hay una causa por la cual va a ir a juicio oral un policía en marzo del 2015. Esto no es sólo lo de Luciano, esto le ha pasado a una cantidad de jóvenes que también venimos acompañando. En el caso de Gabriel Blanco, el joven se negó a ser reclutado para robar y le hicieron la vida imposible, hasta que lo mataron adentro de una comisaría. Estas son situaciones sistemáticas. La APDH plantea hace mucho tiempo que esto es un entramado que lo conforma parte de la Justicia, parte de la política y parte de la policía. Cuando digo parte de la política, lo digo porque no hay ni compromiso ni control sobre las fuerzas policiales. Lo hubo cuando estaba el León Arslanián como ministro de seguridad. Él hizo esfuerzos para mejorar varias cuestiones de fondo y lo había logrado. El problema fue que no sólo no hubo continuidad, sino que hubo una aplicación totalmente distinta de seguir adelante con esos cambios. Sacaron a la autoridad política que venía coordinando y controlando el accionar policial y pusieron a un policía como jefe policial. Ese control ciudadano que había tratado de implementar, también lo sacaron. Todo eso llevó a que mataran a Gabriel Blanco en una comisaría, a que desapareciera Luciano con todos los malos tratos que había recibido previamente.
Ahora el gran interrogante es que alguien explique qué pasó en esas tres horas desde que se vio a Luciano Arruga por última vez subir a un patrullero. Ese patrullero es el que dio positivo en las pericias. Claro que lo relacionamos, claro que esta etapa viene vinculada con todo esto que se ha hecho al principio. Algunos medios quieren hacer que quede como un accidente. Si realmente queda así, eso habla de una sociedad que discrimina, que realmente no le importa la vida de los demás y de los pobres. Habla muy mal de las instituciones que tienen que garantizar que funcione todo un sistema de seguridad y cuidado. Lo que le pasó a Luciano es inseguridad. Que suceda un accidente en medio de un lugar muy transitado y que después nunca nadie haya relacionado eso con todo el escrache y la movilización pública que hubo durante cinco años y ocho meses, es inconcebible. La verdad nos deja muy sorprendidos y nos abre una cantidad de dudas. Ahora llega el momento en que se les exigirá a quienes tengan que investigar la verdad. Primero como un resarcimiento a la familia, y después para que sea un antes y un después en donde se modifiquen una cantidad de procederes y una actitud discriminatoria de parte de funcionarios en casos similares.